LAMADRID

"Sirve para que los niños tengan confianza en sí mismos y libres"

Matronatación en La Madrid

Rosana Pintos y Mariana Serris realizaron la primera vez la experiencia y sacaron sus conclusiones.

"Es una experiencia distinta, enriquecedora. Genera vínculos". De esa forma definen Rosana Pintos y Mariana Serris las clases de matronatación o comúnmente conocidas como natación para bebés. El balance de esta primera experiencia "es muy positiva", concuerdan las profesoras y destacan el apoyo de las familias para que se cristalice el sueño que alguna vez tuvieron.


Lo primero que llama la atención en las clases -que se brindaron en la pileta climatizada del Hostal La Plaza- es que en todo momento hay canciones.


En esta oportunidad sólo Anna tiene toda la atención. La pequeña, con apenas 8 meses de vida, se divierte y va de brazo en brazo: los de su madre y los de las profesoras son el cobijo ideal para el juego. Gatea sobre una colchoneta que flota, juega con distintos elementos, se "tira de cabeza" y se sumerge. Es sorprendente.


Antes de desarrollar la práctica, Mariana y Rosana se perfeccionaron en la ciudad de La Plata. "Lo que se trata de establecer es un vínculo afectivo entre la mamá y su hijo. Los nenes no aprenden a nadar, ese es un paso posterior, cuando son más grandes. Nosotros trabajamos con peques desde los 3 meses", detallan las profesoras.


"Todo es aprendizaje pero no se busca un objetivo inmediato sino a largo plazo, que también le servirá para defenderse en un medio que no es el común ni para ellos, que son muy pequeños y recién están ''descubriendo'' lo que sucede a su alrededor, ni para nosotros, que somos grandes y ya tenemos experiencia", completan.


Bolas de distintos colores, tamaños y texturas flotan por la pileta. El ambiente es cálido, ideal para que la bebé se sienta a gusto; también los adultos. "Antón pirulero", "el chorrito" y otras tantas canciones infantiles son los cantos preferidos mientras Anna dibuja círculos en el agua, junto a su madre y a las profesoras, y bien custodiada por su papá, que observa desde el borde.


"Primero se hace una ambientación para que el nene y la madre tomen confianza del medio. Nosotros tuvimos bebés desde los 5-6 meses pero incluso aún siendo más pequeños ya están preparados para poder sumergirse sin inconvenientes".


La glotis es la porción más estrecha de la luz laríngea. Desde temprana edad los bebés tienen control glótico; esto permite que puedan comenzar con la práctica sin temor a que accidentalmente traguen agua durante las inmersiones. A ello se suma que innatamente el pequeño mueve sus pies, lo que genera aún más sorpresa al que por primera vez asiste a una clase. "Inclusive hemos puesto a los nenes agarrándose a una tablita y por reflejo comienzan a patalear en el agua", mencionan las profesionales.


Rosana explica que "el miedo aparece a partir de los 2 años. Se trabaja muy bien con los bebés porque ellos no le tienen miedo a nada". Y en cuanto a los temores de los padres, Mariana cuenta que "se trabaja con ellos dándoles confianza y de a poco se van soltando hasta quedar sorprendidos de la capacidad que tienen sus hijos".


El juego


Desde el primer momento se sorprendieron porque no se imaginaban lo que es la clase donde no sólo es estar en el agua sino que también se juega mucho y se cantan canciones que los hacen retroceder a su propia infancia.


"La metodología es a través de canciones y todos se quedaron contentos. Se generó un vínculo en el agua que "aflojó" a los que estaban más tensos. Para ellos (los bebés) es un medio distinto de aprendizaje y en la capacitación siempre nos marcaron que es el único deporte que pueden realizar y encima generan un vínculo afectivo", subrayan.


Todos los movimientos son lentos y progresivos, inclusive con Anna que ya parece una experta nadadora. Los minutos transcurren y la mamá se anima a que la pequeña se sumerja completamente.


"Se respetan los tiempos de madurez de cada nene. Había mamás que estaban muy ansiosas y querían que los nenes aprendan a nadar pero después le fueron encontrando la vuelta y vieron como sus hijos disfrutaban", señalan Mariana y Rosana como otro de los puntos importantes que les dejó esta experiencia.


La matronatación "es una primera manera de conocer y socializar", sintetizan las profesoras. "La mamá conoce aún más a su hijo pero además ellos toman contacto con otros nenes y pueden reconocer que hay otros como ellos", cuentan.


En un momento de la clase Rosana rocía con un chorrito de agua a Anna. "No es para que pierda el miedo sino para refractivamente realicen una "pausa respiratoria" y vayan preparándose para, más adelante, realizar la inmersión. Siempre se realiza desde la nuca hacia la frente y es bueno para los bebés, inclusive cuando las madres los bañan", sintetizan.


Ahora la pequeña, ayudada por las profesoras, gatea por una colchoneta que flota. Al llegar al extremo, sin dudarlo se lanza al agua donde la espera su mamá. "Sirve como estímulo físico y para lograr el equilibrio", explican.


¿Cómo logran la estimulación para que los nenes realicen las diferentes actividades? "Los nenes reconocen el entorno a través del olfato, el tacto y la vista. Otra manera de estimularlos es a través de las canciones, utilizar elementos con distintos colores y texturas. También las repeticiones son muy importantes. Ellos actúan por repetición. Con el correr de las clases saben cómo son los ejercicios y sólo cierran los ojos cuando llega el momento del chorrito de agua o se zambullen".


Las profesoras cuentan que lo que más les sorprendió es "la actitud de las familias. Ahora que nosotros ya tenemos la práctica y sabemos qué pueden dar los bebés nos acostumbramos pero los padres quedan sorprendidos cuando ven a sus hijos desenvolverse con naturalidad en el agua".


Además, "también toman conciencia de que sus hijos tienen más autonomía. Además se crea un vínculo mayor y les da autoestima porque el agua es un medio diferente. Los padres se sacan muchos miedos. Inclusive sirve para que se acelere el proceso cuando los bañan; al principio cuando preguntábamos cómo lo hacían contaban que era en una bañera y sentados y ahora muchos reconocen que los meten bajo la ducha. Están muy agradecidos porque se brindó una posibilidad distinta de compartir un momento hermoso, en un momento diferente". 

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