Roberto Tucker En el Caracas era caudillo, uno de los jugadores más queridos por la gente, pero el estado de ebullición que vive la sociedad venezolana, la escasez de cosas básicas y la inseguridad lo llevó a pegar a vuelta.
El estado de convulsión social que vive Venezuela, asfixiado por una suba descontrolada del dólar y de la inflación, más una atomósfera de inseguridad no le permitían ir a entrenarse tranquilo con su mujer y su hijo en casa, sin derecho a cosas simples, como salir a pasear a un parque o a una plaza.
"Si por mi fuese me hubiese quedado a vivir en el Caracas y en el Venezuela, pero tengo que pensar primero en ellos" dijo Roberto, al pie de un arbolito traído desde el norte del continente que es la envidia de las vecinas del Barrio ACUPO.
"La gente me tiene mucho aprecio, en lo futbolístico fue bueno. Tuve la posibilidad de jugar Libertadores, Sudamericana, el club es de otra categoría, pero la otra cuestión nos obligó a dejarlo. Me hubiese gustado ganar algún título más, más allá de la Copa Venezuela, que nos permitió jugar la Copa Sudamericana de este año" comentó.
"La cosa está fea allá; hay mucha escasez de productos básicos. No hay alimentos, no hay pañales para nenes, ni para adultos. Cuando hay, son tres o cuatro horas para entrar al supermercado y otras dos en la caja para pagarlas. Cuando hay se consigue barato, y sino se puede acceder con algún contacto, pero hay que pagarlos seis o siete veces más caro y no toda la gente tiene la posibilidad de pagarlo" relató.
"No es vida tener que vivir encerrado, porque también la inseguridad es muchísima y para estar viviendo en un lugar donde uno no se siente cómodo, lo mejor es venirse. Yo entreno, viajo, juego, pero mi familia tenía que estar encerrada en el departamento y eso tampoco es vida" acotó.
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