FUTBOL

Una familia con problemas visuales

Jorge y Mauro Vigliano El protagonista central del superclásico del pasado domingo está conectado de algún modo al fútbol olavarriense. Su padre fue el cuestionado árbitro de uno de los mayores escándalos en la historia de los torneos locales.

Daniel Lovano / elpopular.com.ar

Mauro Vigliano conforma una lista demasiado extensa de colegiados en el fútbol profesional argentino cuyo principal mérito ha sido ser hijos de reconocidas figuras arbitrales de las décadas del 80 y del 90.

Así como Patricio Loustau (del recordado 15 de mayo de 2011 en "La Bombonera", cuando omitió media docena de penales para River en un superclásico que terminó 1 a 1) no muestra mayores argumentos que ser el hijo de Juan Carlos para haber llegado a la categoría de internacional, bajo la misma lupa estarán dentro de no mucho tiempo Nicolás Lamolina (hijo de Francisco) y Hernán Mastrángelo (hijo de Juan Carlos).

Otro actor de esta zaga es Ariel Scime, hijo del Director Nacional de Formación Arbitral, Miguel Scime, aunque se desempeña como árbitro asistente en Primera División.

¿Quien es Mauro Vigliano, el árbitro del último River - Boca? Hijo de Jorge, un calvo, corpulento y mediocre árbitro platense que la tarde del 10 de octubre de 1982 mostró al igual que su hijo algunos inconvenientes visuales en uno de los mayores escándalos que recuerde la historia del fútbol olavarriense.

Así como Mauro observó algo que no sucedió nunca (la mano de Gago en el penal otorgado a River) y no vio algunas cosas que prefirió no ver (el planchazo de Mercado a Insúa, un par de duras entradas de Erbes, por caso), a don Jorge se le escaparon incidencias del escándalo que cerró el más caliente de todos los Loma Negra - Estudiantes de aquel tiempo.

Se jugaba el torneo Mayor; el bata había ganado en la primera rueda como local y multimillonario equipo celeste debía ganar en las revanchas para seguir con chances de adjudicarse el torneo (hasta allí, en los dos años previos, nunca había podido hacerlo en el tiempo regular), y con ello la clasificación para el Regional Centro, que terminaría en su segunda y última participación en los campeonatos Nacionales de la década del 80.

En una disputa cada vez más enrarecida entre dos instituciones que un lustro antes se habían unido para recibir a los equipos grandes en el Parque Carlos Guerrero, y se sospechaba que la cosa podía terminar mal.

Uno porque era el nuevo poderoso del fútbol doméstico y no aceptaba nada que se interpusiera en su "destino de grandeza", el otro porque no quería perder la hegemonía de más de medio siglo. Todo parecía lícito, de un lado y del otro, con tal de ganar.

Loma Negra nunca había sido bien recibido en el Parque y Estudiantes tampoco la pasaba bien en la Villa. Para muestra un botón.

Según informó EL POPULAR "como elemento coadyudante al enrarecimiento del ambiente jugó el ingreso de un hinchada financiada en el traslado e ingreso a la cancha. Una despersonalización que obró más como antagonismo hacia los albinegros, que como hinchismo para los celestes"

Fue 0 a 0 en el primer tiempo. Volvía a complicarse la cosa para los de la Villa (como siempre frente a Estudiantes), pero el Bicho Longhini (enorme figura en aquellos duelos) se equivocó frente a Orte y en el inicio de segundo tiempo parecía despejarle el camino a los locales: 1-0 Loma Negra.

Pero empató Carlitos Herrera con un zurdazo a la altura de la tribuna que da hacia las sierras. Ese empate virtualmente le hubiese dado el título a los del Parque Carlos Guerrero. Y se lo estaba dando hasta el final, cuando el rosarino Gaitán con dos apariciones selló el 3 a 1 definitivo.

Se jugó casi siempre al límite del punto de ebullición. Edberto Artero, el marplatense que dirigía a Estudiantes (soldado de mil batallas) se metió en la cancha tras el partido, agredió a un asistente de Loma Negra e intentó hacer lo propio con algunos jugadores celestes.

Según cuenta EL POPULAR el enojo de Artero fue "por la actitud pasiva del juez de línea que no sancionó la posición adelantada de Félix Orte" en el tercero de Loma Negra, y lo terminaron de encender los huevazos recibidos desde la tribuna local.

"Muchos minutos tardó la policía en serenar los ánimos, por cuanto el desborde agresivo tuvo varios protagonistas" contaban las crónicas del Diario. Entre ellos Norberto D''Angelo, un rudo defensor que después fue figura en los mejores equipos del Deportivo Español, lo recibió con una trompada que le rompió la boca y le aflojó varios dientes.

"Yo no agredí a nadie; si lo hubiese hecho estaría detenido, porque estuve siempre entre policías y perros, pero no puedo aceptar que se me señale como victimario, cuando en realidad D''Angelo, a quien nadie ha mencionado, me destrozó la boca de un golpe. Yo quiero hablar con cualquiera que me sindique como agresor, e incluyo a los mismos jugadores de Loma Negra" declaraba Artero dos días después en EL POPULAR.

Video de los incidentes no había. Aún faltaba un año y 20 días para la primera emisión de TV por cable en Olavarría.

De todo este escándalo, Jorge Vigliano no puso nada en el informe del partido, lo que encendió los ánimos de la prensa contemporánea y, por supuesto, la gente de Estudiantes.

Las autoridades de la Liga de Fútbol de Olavarría (que conducía el doctor Blas González) debieron viajar varias veces hacia Buenos Aires con recortes periodísticos para poner en autos a las autoridades del Consejo Federal e intentar que Jorge Vigliano coloque sobre un papel el informe más fidedigno posible acerca de lo ocurrido sobre el terreno de juego, aquella tarde del 10 de octubre de 1982 en la cancha de Loma Negra.

Padre e''tigre don Jorge.

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