TENIS

Un viaje con escalas de Calera a París

Gustavo Tavernini El  relato de una vida vinculada al tenis, que arrancó de niño en la Villa Von Bernard y tuvo como punto culminante la presencia en Roland Garros, como coach de Federico Delbonis. En primera persona su carrera, el Circuito, Nadal, los grandes, y el futuro.

Daniel Lovano /elpopular.com.ar

Fotos: Carlos Ramírez

Hay lugares idealizados a los que unos pocos privilegiados pueden llegar en vuelos directos. En la mayoría de los casos el camino de los sueños y las realizaciones profesionales suelen tener su punto culminante dentro una vida de trabajo, capacitación, superación, mentalidad, obstinación, compromiso y otras escalas indispensables.

El tenis, como todos casi los deportes, estuvo presente en la vida de Gustavo Tavernini desde su nacimiento en aquella Villa Von Bernard, donde los pibes contaban con instalaciones para jugar a lo que se les dieran las ganas. El tenis, lo vio hace una par de semanas en París, como coach de azuleño Federico Delbonis.

"Ahí en Calera hacíamos de todo, éramos polideportivos, y yo empecé jugando al tenis en la cancha que estaba atrás del club, de lo que queda del restaurant, y después había otra al lado del chalet de Von Bernard" recordó Gustavo.

Este domingo le permitió un lujo casi, dentro del apretado calendario de la ATP: venir a Loma Negra y compartir un asado familiar con la "excusa" del "Día del Padre" en la casa de su hermano Carlitos, aquel temperamental volante calerense de comienzos de los ?80.

Hasta los 18 años, Gustavo compartía la raqueta con la Nº 5, como defensor central en Loma Negra. "A esa edad tomé al tenis como un trabajo, primero con Sandor Szecheny y en grupo de chicos en Racing; después me fui a Pringles por el ?85; estuve muchos años en Newbery de Laprida; con José (Armendano) alquilamos Los Barrancos y a partir del ?91 me instalé en Azul, primero en Set Point y desde el ?93 en Club de Remo, donde trabajé hasta el año pasado, que me enfoqué en la carrera de Fede (Delbonis)" relató.

"Arrancamos con lo elemental, siendo ayudante de algún profe" rememoró, pero enseguida contó que hizo "una gran inversión en capacitación hasta el año 2000. Quería saber todo de este deporte, qué hacía falta para lograr acá lo que se ponía en práctica en otro lado. En esto se aprende todos los días; acá no uno nunca sabe cuánto sabe. Es necesario está pendientes de la información, sacar pequeños detalles y un montón de lados. Hoy, por ejemplo, la información más importante que busco es la psicológica, porque es lo que va a ayudar a Federico llegar al ranking deseado. Intercambiamos ideas y opiniones con la psicóloga del grupo de trabajo, y a partir de ahí uno se va nutriendo de un montón de detalles que al comienzo de veían de otra forma".

En la comodidad del amplio living de la casa de su hermano, Gustavo se refirió a Federico Delbonis, el azuleño que pugna por llegar un poco más alto entre los grandes del tenis actual. "Fede nunca fue de los mejores entre los chicos. Siempre estuvo doce o trece en el ranking, pero me parecía que reunía ciertas características en cuanto a potencia, fuerza y contextura ideales, si lograba consumar una formación tenística lógica, sin demasiados vicios. También viene de una familia que el papá jugó fútbol y sabe de qué se trata hacer deporte, y en la alta competencia. Muchas veces el chico con condiciones sale de hogares donde nunca hicieron deportes y no se entienden algunos renunciamientos que implica el ser deportista de elite. Por eso digo que un deportista necesita de una apuesta general, empezando por la familia" consideró.

"En Azul o en otros clubes había chicos que podrían haber hecho lo mismo que Federico, lo que pasa es que la decisión familiar influye después en el resultado. Hay que ver el compromiso general, de parte del club, del profesional a cargo? a Veces, el tenis de alto rendimiento, no va de la mano de la parte económica. Más de una vez hay que ser bohemio, soñador, apostar a un chico. Hoy, como está el tenis en la Argentina, con canchas en todos lados, jugadores se pueden desarrollar en cualquier lado. El tema está en la persona que transmite, y con qué ganas lo transmite ese formador".

Precisó el momento en que la apuesta se hizo efectiva: "Un grupo de amigos de Azul, que iba al gimnasio, un día me preguntaron ?che, qué podemos hacer por Federico? y les dije ?y? juntar plata?. Aparecieron los sponsors financieros y así se fue dando una cosa y la otra. También hay una parte del jugador, que nunca quiso cambiar el coach y por eso hoy estoy acá. El dice que la confianza la deposita en mí, como yo la deposité en él".

El mismo tenis hace un par de semanas vio a Gustavo como entrenador del azuleño Federico Delbonis en Roland Garros. La meca, el mundial sobre el polvo de ladrillo, donde Federico fue el primer argentino en lograr una victoria, para quedar eliminado con una apretada derrota en la segunda ronda. "Hoy por hoy apuntamos a afirmarlo en el ranking. Eso permite una tranquilidad y una solvencia que va de la mano con la parte económica. En el mundo competitivo que vivimos llegar a las definiciones de los torneos implica otra escala de premios, bonus muy importantes de las empresas de ropa, raquetas, zapatillas. Lo que da la tranquilidad es el ranking y nosotros queremos proyectarlo para este segundo semestre dentro de los cien del ranking, porque estamos convencidos de que está preparado para eso. No hay que ir ni apurado, ni lento, pero si es más cerca del cincuenta mejor" sostuvo.

Tenía que salir alguna mención sobre el Circuito ATP: "Es muy duro, no sólo en el aspecto competitivo, por lo que implica jugar y recuperarse para volver a jugar al otro día. Los aeropuertos cansan mucho; hoy un vuelo se atrasa 10? y parece una eternidad. Los jugadores son muy selectivos en sus amistades, hay una gran dosis de envidia, pero esta camada de chicos argentinos tiene una amistad muy grande, y así es más llevadera la vida ahí adentro. Gracias a Dios tenemos diálogo con todos".

Salió la pregunta acerca de los fuera de serie, y en ese sentido subrayó que "Nadal es una excelente persona, viene a hablar con nosotros y es uno más del grupo, lo hace saber en el vestuario. Con los otros está la traba de la barrera idiomática; Federer es más reservado, Djokovic está en sus cosas, y los del este europeo tiene poco diálogo, son callados. Con los españoles, jugadores y entrenadores, es un trato muy lindo; con Corretja, Dudú Duarte, gente que ha hecho mucho por el tenis y que es un privilegio tener su reconocimiento. Con Nadal se puede estar en una sobremesa, tomar un café con él, compartir un vestuario, la fisioterapia. El fútbol siempre está en las charlas, las gastadas, la play. Así se va pasando el tiempo, los jugadores con sus códigos, y los entrenadores con los nuestros".

Gustavo tiene cuatro hijos, tres estudian en La Plata, Francesco vive en Olavarría. "Cuando uno está 7 meses al año fuera de país trata de que cuando viene juntarse como sea con la familia. Se da la vuelta al mundo, pero no se conoce tanto como parece, ni se puede disfrutar de los lugares magníficos por los que pasamos, porque no hay tiempo. Los domingos son días como cualquier otro, los sábados lo mismo. A veces que sabemos la fecha, pero no tenemos idea del día de la semana que es" apuntó.

Cerró con el contraste del pibe que salió de una aldea con unas pocas manzanas y llegar a las luces de París: "Girar un dar vueltas alrededor del mundo permite abrir la cabeza a otras ideas, a otras manera de pensar. Es hermoso salir de un pueblo chico y si existiera Calera, volvería siempre a Calera cuando llego a la Argentina, pero cuando uno está a estos lugares no puede tener la cabeza pensando como en el pueblo chico, porque ahí sí se complicaría poder progresar".

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