Argentino A
Hombre mesurado, siempre sereno, Ramiro Jorge salió de la cancha con una crisis y denunció al árbitro del partido Miguel Mazón, de pésimo trabajo en el partido de este domingo en Tandil.
Daniel Lovano / enviado especial a Tandil de EL POPULAR Medios
Foto: Claudio Martínez
Un año de trato con los protagonistas ayuda a tener cierto perfil. En casi 40 partidos de la temporada Ramiro Jorge nunca levantó la voz, jamás hizo una declaración estruendosa, nunca buscó excusas. Nunca.
Este domingo fue el primero en aparecer en la puerta del vestuario visitante del "General San Martín", vestido apenas con un toallón y el tatuaje de un rosario sobre su pecho. "Todo se vio en la cancha, desde el primer minuto" dijo el pergaminense nacido en México.
"Lo que pasó en San Luis no es casualidad. Por algo le hicieron lo que le hicieron (fue agredido por dirigentes de Juventud). En el primer minuto nos lesionaron a Gonzalo (Abán); era penal, roja y liquidábamos el partido. Después, los líneas para un lado levantaron y para el otro no. Son tres sinvergüenzas" disparó.
"Cuando se lesionó Abán, se nos reía en la cara. En el tercer gol Strada estaba dos metros adelantados, y en el primer tiempo levantó en todas las finitas. Sabes por qué dio el tercer gol, porque sabía que si les descontábamos, se lo empatábamos. Contra esto no se puede" afirmó.
"Qué casualidad que pusieron a Mazón; la gente del cuerpo técnico de Santamarina es allegada a Córdoba, a este tipo lo sufrió Juventud de San Luis. Fíjense si no cierra todo" señaló ya acotó: "Estoy orgulloso de este plantel, por lo que hicimos y hasta donde llegamos. Necesitaron tres árbitros y poner plata para sacarnos del camino".
"Gracias a Dios no nos expulsó a nadie. Los que estábamos dentro de la cancha lo tendríamos que haber matado a trompadas. Por algo le pegaron en San Luis; no son casualidad las cosas que pasan en el fútbol. Me han robado muchas veces, pero como hoy..." dijo.
"Estos tipos le hacen mal al fútbol, y hasta que no maten a uno nada va a cambiar. Hoy se salvó, porque acá no vino gente. Imagínense la cabecera con mil personas de Olavarría, y con el penal que no dio en ese arco; se arma un kilombo bárbaro. Porque cobran lo que se le cantan " cerró.