BASQUET

"A veces uno no es profeta en su tierra"

BASQUETBOL. El director técnico sierrabayense Marcos Beltramella se consagró campeón en Chile

Luis Ahumada

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Marcos Beltramella nació en Sierras Bayas el 13 de julio de 1966 (44 años) y es el mayor de una dinastía de basquetbolistas nacidos en la localidad serrana.

Primo hermano de Mariano y de Mauricio, en los años 1983 y 1984 compartieron los equipos de San Martín de Sierras Bayas en los torneos locales y en la vieja Liga "C": Marcos de base, Mauricio de escolta y Mariano de alero, para que el viejo y glorioso León Serrano genere respeto en cualquier cancha de la ciudad y de la Provincia.

Pero una vez alejado de San Martín, Marcos también supo militar en otros clubes: Estudiantes y Racing. "Me acuerdo que cuando jugaba en Racing estaba en el equipo Edgard Merchant y vivíamos juntos en un hotel que ya ni me acuerdo el nombre.

El negrito era un fenómeno. Salía a entrenar con un chaleco de 10 kilos de peso y al final de cada práctica jugábamos un uno contra uno a cien puntos. En esa época era muy difícil jugar, ya que en la base estaba el Vasco Salías, pero me acuerdo que Merchant le dijo al entrenador que quería jugar conmigo porque nos entendíamos muy bien. Fue una muy linda experiencia", comenzó contando Marcos Beltramella.

"Luego comencé a trabajar como director técnico. Estuve en San Martín de Sierras Bayas, Independiente de Pigüé, en Ferro Carril Sud 3 años y después 9 más en Racing, antes de irme a Chile en 2006", siguió narrando el actual entrenador de Valdivia, que en diciembre pasado se coronó campeón de la Dimayor, el certamen con más tradición del baloncesto trasandino.

Casado con Daniela Bacigaluppi, Beltramella vive en la actualidad a pocas cuadras del centro de Valdivia, una hermosa ciudad turística de casi 140 mil habitantes.

De paso por Olavarría para pasar las fiestas de fin de año, Marcos se apresta a tomar hoy su vehículo, hacer los 1.200 kilómetros que lo separan de Valdivia y retomar su abultada agenda de trabajo al otro lado de la Cordillera de Los Andes, pero antes se hizo un espacio para contar su fantástica experiencia en el país hermano.

-¿Cómo se dio la chance de ir a trabajar a Chile?

-Yo quería dar un salto de calidad en mi carrera y como estaba trabajando en Chile un amigo como Fernando Otaviano pensé en la oportunidad de ir para allá. Y las cosas a veces no se dan por casualidad, ya que me fui de viaje de bodas a Monte Hermoso y me encontré con Marcelo Allende, el hermano de Daniel que estaba trabajando en Chile.

Así que le dejé mi dirección, me contacté y me invitó a dar una clínica para que exponga el trabajo que yo había hecho en Racing en divisiones inferiores. Así que al mes Daniel me convocó para ser su asistente en la Selección de Chile en el año 2006.

-¿Y cómo siguió tu carrera?

-En ese tiempo Ancud se quedó sin entrenador por motivos económicos y fui a trabajar ahí como asistente y preparador físico. Ese club hacía 17 años que no salía campeón de nada y pudimos salir campeones de la Libsur, que se juega en la primera mitad del año.

Recuerdo que cuando volvimos desde Castro, la sede del torneo, hasta Ancud, a varios kilómetros de la ciudad ya había gente esperándonos y cuando llegamos había como cinco mil personas en la calle para recibirnos, fue algo que yo no me hubiera imaginado nunca.

-Después ya quedaste como entrenador jefe en Ancud . . .

-En Ancud se fue el entrenador y ahí quedé yo al frente del equipo, en lo que fue mi comienzo como director técnico en Chile. Volvimos a ganar la Libsur y pudimos reorganizar en 2007 las divisiones inferiores como lo había hecho en Racing.

Así que ganamos en adultos y también en las tres divisiones formativas, algo inédito en la historia del club. Y ese año en la Dimayor, el torneo más tradicional y añejo del básquetbol chileno, terminamos sextos entre 12 equipos, que es la cantidad que habitualmente juegan.

-Después te convocaron de Santiago, ¿cómo fue eso?

-Por la buena campaña hecha en Ancud me llamaron de Puente Alto de Santiago de Chile, un equipo bastante nuevo que nunca había logrado nada. Ahí llegamos a las finales de lo que sería la Libsur que ganamos en Ancud y perdimos ante Liceo Mixto, que fue el equipo que ganó todo en Chile tres años seguidos.

Hicimos una buena campaña. En la Dimayor salimos quintos, cuando el club nunca había salido más que octavo o noveno. Pero todo se terminó porque la Municipalidad de Santiago dejó de poner dinero y se acabaron los recursos. Entonces ahí me llamaron de la selección de Chile como asistente y preparador físico de Héctor "Tito" Vera.

Pero yo no estaba muy convencido de ir porque mi idea era dirigir y no ser más asistente. Por eso pedí un dinero como para que me digan que no y me dijeron que sí. La experiencia de ese año fue linda porque tomé contacto con mucha gente del medio.

Además, trabajé con las mujeres y le ganamos un partido en Sub 17 a las chicas de la Argentina y fuimos subcampeones en el Sudamericano, algo histórico, dirigiendo junto con Cristian Santander, el hermano de Silvio.

-¿Y cómo se dio la llegada a Valdivia?

-Mi idea era dirigir un equipo y se dio un enroque, ya que el técnico de Valdivia pasó a la Selección y yo fui a dirigir a Valdivia. A lo mejor en lo económico había otras cosas mejores, pero me interesaba el proyecto porque había varios jugadores jóvenes.

Y no me equivoqué porque me fue muy bien, ya que a fin del año pasado pudimos ganar el cuadrangular final de la Dimayor con Valdivia. Siempre mi carrera en Chile fue en ascenso y el hecho de haber estado en dos clubes que llevan mucha gente como Ancud y Valdivia significa una experiencia muy importante para mí.

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