LAPRIDA

"Cada mil personas nace un loco que se hace bombero voluntario"

Marcelo R. Beltrán/ Agencia

Suelen volver de madrugada en invierno mojados hasta la cabeza, o envueltos en sudor luego de "pelear" el fuego bajo el sol del enero más desafiante. Esto es lo mínimo para reflejar de los Bomberos Voluntarios que hoy celebran su día.

Se enfrentan a todo: a una garrafa a punto de estallar, a un galpón en llamas, a la muerte, a la desesperación, al humo, en contener al suicida, a buscar vidas entre los hierros retorcidos de un accidente en noches de silencios que "hacen ruido".

Quedan expuestos y son blanco de aquellos que manos en los bolsillos de curiosos sin aportar nada, suelen decir con un desconocimiento y total liviandad "siempre llegan tarde".

Son mecánicos, electricistas, albañiles, oficinistas, empleados, peluqueros y amigos. Son nuestros bomberos, esos locos que uno ve que dejan todo y envueltos de adrenalina "vuelan" por llegar rápido al cuartel en bicicleta, moto, auto o corriendo sin aliento, porque en esa sirena que suena y suena puede haber vidas en riesgo, bienes, hijos de amigos o seres en peligro.

Son esos que dejan armada sobre el pie de la cama la ropa para vestirse en un minuto, para descansar con un oído en la almohada y el otro en el cuartel y estar prestos a salir a cualquier hora, dejando fiestas, esposas, novias e hijos pequeños despiertos con ese "adónde habrá ido papá". Es cierto. Nadie los obliga, porque son voluntarios, pero son seres diferentes que llevan por dentro una pasión inexplicable, que es servir al prójimo en el más amplio sentido del concepto sin esperar nada a cambio.

Sólo basta con pasar por el cuartel y conocer de qué se trata ser bombero y con escuchar sus relatos alcanza para comprender lo que sienten y llevan por dentro.

El tiempo ha pasado de aquel 2 de junio de 1884 que se fundó la "Sociedad Pompieri Voluntari Della Boca" y más aún de aquel primer servicio en un incendio de la fábrica de velas de Barracas en noviembre de 1885.

A 129 años de aquel día, ya no es suficiente hoy calzarse un casco y un chaleco y subir a una autobomba a apagar un fuego para ser bombero voluntario. Exige apostar a crecer en lo individual en capacitaciones que significa recorrer muchos kilómetros en fines de semana.

Es incorporar nuevas técnicas y actualizar conceptos en manejos de productos químicos y saber cómo contrarrestar en casos de siniestros, es abordar lo psicológico en situaciones límites, es inmovilizar quebraduras, ejecutar maniobras de reanimación (RCP), enfermería, traumas y VIDA. Es manejar el viento en el fuego de un trigal, un auto, una casa, es saber cada día más y actualizarse en todo....

Y aún así suelen ser criticados, porque al cabo de 25 años sirviendo sin percibir sueldo alguno, algunos bomberos del país, no todos, han logrado como conquista percibir una jubilación.

Alguien dijo que "cada mil personas nace un loco que se hace bombero" y es fantástico que eso ocurra, de lo contrario no sabríamos a quién recurrir en ayuda.

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