LAMADRID

Saquearon un comercio de venta de prendas de vestir del microcentro

Se llevaron ropa por un valor de 50.000 pesos Se cree que eran al menos tres delincuentes que llegaron en una camioneta. Rompieron la reja y la puerta y cargaron una gran cantidad de prendas. Se fueron cuando un transeúnte alcanzó a verlos. Hay indignación y reclamos por los robos en el microcentro.

Delincuentes rompieron la entrada de un comercio céntrico durante la madrugada y, después de elegir y cargar una gran cantidad de prendas de vestir, huyeron aparentemente en uno o dos vehículos. Se presume que la intervención de un testigo aceleró la fuga, siendo que tendrían previsto acumular más pertenencias de las que alcanzaron a llevarse.

El caso ocurrió ayer en la zona comercial de la ciudad, que últimamente ha sido escenario de varios robos a comercios durante la madrugada. Lo novedoso de este caso es que habría un trabajo de inteligencia previo, una preparación para vulnerar el local, y un mínimo de logística para obtener el botín y huir.

Ocurrió entre las 4.30 y las 5.30 en el comercio "Cemento", ubicado en Necochea entre Lamadrid y España, dedicado a la venta de prendas de vestir y calzado, propiedad de José Scipioni. Al hombre le avisaron a las 6 y cuando llegó a su comercio pudo comprobar el formidable daño que le provocó el ataque delictivo. Las estanterías y las perchas vacías eran el reflejo cruel del saqueo irreparable, de la impotencia, de la bronca por la forma, el lugar, y el resultado.

Si bien fue durante la madrugada, ese sector exhibe siempre tránsito de vehículos y peatones. En un remís y un hotel cercano hay movimiento, igual que en una panadería. Aún con ese panorama y la posibilidad cierta de ser descubiertos, los ladrones se las ingeniaron para entrar a robar.

Se supone que llegaron al menos tres personas, y que tenían una barreta u otro elemento contundente para forzar la reja que protege la entrada y la vidriera. Una vez que rompieron el hierro protector forzaron la puerta de blindex, y así entraron al local.

Los intrusos ya traían una gran cantidad de bolsas de consorcio para llevarse toda la ropa que pudieran. Como si supieran de indumentaria y temporadas, eligieron toda la ropa de verano que el comerciante acababa de poner en venta. Rápidamente vaciaron toda una estantería, una larga fila de percheros, e incluso eligieron las prendas de la misma temporada que había en el depósito.

Mientras los delincuentes estaban acumulando prendas en las bolsas, aparentemente un hombre que deambulaba por ese sector habría observado movimientos extraños en el comercio. Ante ese panorama sospechoso decidió acercarse para saber de qué se trataba. En tanto, se presume que alguno de los delincuentes observó la presencia de ese hombre y entonces se precipitó la fuga. La desesperación por escapar fue tal que dejaron varias bolsas vacías en el local.

Ese hombre habría alcanzado a advertir que los ladrones serían al menos tres, que cargaron varios bultos en un vehículo utilitario color blanco, presumiblemente Renault Kangoo o similar, y que incluso habría tenido otro automóvil de apoyo estacionado en las inmediaciones, de color oscuro. Incluso habría alcanzado a advertir los números de la chapa patente, aunque no las letras que se notaban deliberadamente tapadas.

Las autoridades policiales ya trabajan sobre los datos reunidos y una serie de testimonios aportados a la causa, aunque hasta anoche no habían surgido novedades alentadoras.

Duro golpe

Scipioni debió hacer el triste recuento de las pérdidas, que calculó en 50.000 pesos. Unos 200 jeans, 150 remeras, bermudas, camisas, camperas de gabardina, suéter, buzos, boxer, medias. Entre las marcas de las prendas se cuentan Iñaky, Moctezuma, Tierra Sur, Moha, Morfina, Bad Gay, Pío Baroja, Alphis, entre otras.

El comerciante no tiene consuelo porque no sólo se quedó sin artículos a ofrecer para la temporada de verano, sino que todavía no terminó de pagarlos. Y si pretende reponer la mercadería deberá desembolsar otros 50.000 pesos, que ahora está lejos de alcanzar. Esto le provoca un hondo desajuste comercial, pero su rabia pasa principalmente por la violación de su local y la inseguridad que debe afrontar justo en este sector de la ciudad.

El hombre reconoce que los delincuentes estudiaron detalladamente el plan del robo, y que ahora probablemente intenten revender esa mercadería en un mercado ilegal, en nuestra ciudad o en otra.

Varios comerciantes vecinos e incluso clientes del comercio compartieron la bronca del hombre por lo sufrido, y todos coinciden en que la situación de inseguridad en la ciudad es alarmante. Ahora será trabajo de la fiscalía de turno y de los investigadores policiales ubicar las prendas y detener a los delincuentes. Por estas horas se espera que a partir de los números de la patente del vehículo sospechoso se puedan orientar las pesquisas.

Con todo, un nuevo caso bien planeado y con una mínima organización tiene como víctima a un local de venta de ropa del microcentro. Un nuevo desafío para los detectives, que junto con la justicia deben sustentar al mismo tiempo la furia creciente de las víctimas de los delitos.

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