TC PISTA MOURAS. Nicolás Romero debutó el domingo pasado como piloto del RCV Competición
Javier Torres
El apellido Romero volvió a sonar el domingo pasado a nivel nacional. Nicolás, el sucesor del "Chueco" José María, debutó en la Plata con un sexto puesto en la segunda competencia del TC Pista Mouras justamente con el Ford que su padre ganó dos competencias en el Turismo Carretera y con el cual cumplió 200 carreras en La Máxima.
El empresario Roberto Vidal apostó por el heredero del último ídolo del automovilismo doméstico y cumplió con lo pautado en el lanzamiento del RCV Competición, cuando anticipó que Nicolás iba a debutar en la segunda prueba puntuable.
"Son pocas las personas que hoy arriesgan por un piloto y Vidal lo hizo: puso las fichas en mí y ese gesto no lo voy a olvidar nunca. Tampoco las palabras que usó para calmarme antes de largar la final en La Plata", contó.
La última presencia de Romero como piloto había ocurrido el domingo 7 de diciembre de 2008, en el circuito "La Bota" durante el Premio "Coronación" de la Monomarca 1100. Llegó quinto y se consagró subcampeón bajo la estructura de Cassou Motorsport.
"Los últimos dos meses estuve dedicado al armado del Ford para alquilarlo porque ya no sería más piloto, ni en una categoría zonal. Pero apareció la propuesta de Roberto (Vidal) y modificó todo. Sin pensarlo se cumplió mi sueño de estar en una categoría nacional".
Según Romero aprobó el primer examen en el TC Pista Mouras que era debutar y llegar. "El jueves pasado en Olavarría recién conocí el estado del auto con un buen resultado. La confianza ya era mayor y al circuito de La Plata lo empecé a conocer el viernes. Y nos sorprendió a todos el cuarto puesto en la clasificación, aunque tendría que haber sido quinto si no rompía Agustín (Herrera)".
Luego se refirió a las 12 vueltas o sus primeros 25 minutos en el TC Pista Mouras. "Todo pasó rápido, no pude pensar nada. Me sirvió mucho la comunicación con Fabián Cos por radio y me dediqué a descontar vuelta tras vuelta con los punteros, pero me encontré con el inconveniente de tener 500 vueltas menos porque el sábado el corte del motor estaba en 8,2 y el domingo en 7,7, entonces los autos me superaban fácilmente en la recta, pero descontaba en lo trabado. Después tuve un toque en carrera con Rodrigo Rueda cuando intenté llegar al tercer lugar".
La incertidumbre en la previa y el temor de fallar se reemplazó por un inolvidable sexto puesto en La Plata. "El plantel del RCV Competición me guió tan bien que estuve seguro siempre. Ni hablar de Cos y Vidal que me tranquilizaron siempre".
Ahora Nicolás prefiere descansar, disfrutar de haber cumplido el sueño de llegar y recién dentro de unos días volver a pensar en el compromiso del tercer capítulo. "Lo fundamental es reforzar el presupuesto para seguir carrera a carrera. El primer paso ya está dado, ahora tengo que mantenerme".
El segundo piloto del RCV Competición se siente orgullo por los mensajes de texto que recibió a su celular de apoyo, así como llamadas de aliento de su círculo más íntimo, "ni hablar de saber que un montón de gente madrugó para ver la carrera como ocurría antes con mi viejo en el TC".