Luciano Vázquez Después de Racing se fue a Flandria, saltó al Ñuñorco, donde resultó goleador del campeonato chileno. Esto significó una catapulta hacia a Al Shahaniya de Qatar, donde firmó con contrato fabuloso, y vive como un jeque.
En dos años la carrera de Luciano Vázquez ha dado un giro sorprendente; copernicano dirían los analistas políticos. Terminó 2011 en conflicto con Cipolletti; se vino en el primer semestre de 2012 a Olavarría y atravesó los recurrentes problemas económicos y logísticos de los chairas (que tan mal no elegían, según la continuidad de esta historia y de tantas otras).
Para Vázquez, aquella obscena eliminación en Tandil significó el final de su corto y recordado paso por Racing; siguió en Flandria, como una manera de estar cerca de su casa en San Miguel del Monto, pero tuvo un año tan bueno que debió empezar trámites en migraciones.
Ñuñorco de Chile, con 24 goles en la temporada 13/14 lo proyectó al lujo, los dólares, los autos inverosímiles y las mansiones cinematográficas. Todo eso en algo más de 700 días. "La verdad es que el fútbol a veces es tan dinámico que no da tiempo a disfrutar los momentos. En Flandria tuve una gran temporada, un representante chileno se fijo en mí y me llevó a Ñublense. Eso marcó un antes y un después en mi carrera" recordó "Lucho" desde Qatar, donde es figura en el Al-Shahania, equipo de la Qatar Stars League, que pertenece a uno de los tantos familiares del monarca gobernante.
"Mi recuerdo del ascenso es muy grande. Y lo defino siempre así: me enseñó a valorar todo lo que hoy me toca vivir" confesó el muchacho de San Miguel del Monte. Para meterse en contexto, ¿qué es Qatar?: una pequeña saliente en el este de la península arábiga, de superficie similar a las de Azul y Olavarría juntos, pero sentada sobre la tercera reserva de gas del mundo, lo que le da la mayor renta per cápita del mundo.
"Llegué a Al Shahaniya porque tuve la suerte de ser el máximo goleador del fútbol chileno, y entre tantas ofertas (una fue la Universidad de Chile, y en pleno Muendial se llegó a mencionar a Boca) sólo apunté a lo económico. Mi vida en el ascenso fue muy dura y era hora de cosechar lo sembrado" se sinceró.
Aunque siempre es desprolijo hablar de cifras, Lucho tiene un salario mensual que -tal vez- no tengan algunas de las principales figuras de Boca o River y cuando llegó le dieron a elegir una llave, entre el último "chiche" de BMW o de Mercedes Benz, por citar algo. "En verdad, aquí me tratan como un rey y disfruto de lo que siempre soñé, pero no olvido de donde vengo y adónde quiero llegar. Mi sacrificio y mi humildad me trajo adonde muchos quieren estar. Por eso no dejaré de seguir luchando" contó.
Para un hombre que vivió entre la llanura pampeana, la aridez patagónica y el aire puro de la costa atlántica, trasladarse al Golfo Pérsico es todo un tema. "Aquí la vida es distinta; el idioma es muy difícil, así que estoy aprendiendo ingles para comunicarme. Tuve la suerte de que hay un argentino y un español, y eso me ayudó mucho con el idioma. Hay que respetar mucho su religión y sus tiempos, pero el país es hermoso y lo disfruto mucho".
El arranque adentro de la cancha ayuda a la transición entre dos culturas: "Llevamos cuatro partidos e hice tres goles; eso me da confianza para adaptarme. El clima también es complicado, hace mucho calor: 45grados casi siempre, aunque ahora está bajando. El club me dio una casa lujosa donde nada hace falta. Estoy esperando a mi familia; en pocos días llega mi señora con mi perro y con ellos todo será más fácil".
El diálogo con los millonarios que hoy sostienen a los grandes del fúbol español, inglés y francés es permanente. "Tenemos contactos con ellos siempre. Qatar es una liga que viene convocando a muchos jugadores conocidos, que crece día a día" dijo.
Con las dificultades para el disparador de temas y la imposibilidad de la repreguntar que supone el diálogo a través de soportes electrónicos, Luciano volvió a los contrastes entre el presente y el pasado no tan lejano.
"Confieso que pasan muchas cosas por mi cabeza! (así puso en el chat). Siempre soñé con este momento, y no me sorprende, porque lo deseaba tanto. He luchado mucho para estar acá; por eso cada vez que escucho quejarse a un compañero de puro lleno sólo sonrío y le pregunto qué sabe él de lo que realmente es el sacrificio. Yo vivo de momentos y así lo haré siempre" reflexionó.
Para Racing quedaron las palabras finales, desde tan lejos del Parque Olavarría, donde siempre se recordarán como las máximas expresiones de su paso aquel golazo inolvidable a San Martín de Tucumán y la avivada genial ante Racing de Córdoba (¡¡pavada de rivales!!): "Racing es un hermoso recuerdo. Tuve la suerte de hacer goles y de sentir el cariño de su gente; Olavarría es una ciudad hermosa, a la que me gustaría volver. Ese club es grande por su gente".