FUTBOL

Esta historia empezó en Colombia

EL POPULAR en Brasil

Fue el 15 de noviembre de 2011, cuando la selección llegó deshilachada a enfrentar a Colombia en Barranquilla. Ese partido y aquella victoria 2-1 marcaron un antes y un después. 

RIO DE JANEIRO / Enrique Cruz (*), especial para EL POPULAR Medios

"El fútbol para la Argentina se ha transformado en una enfermedad. Ser técnico de la Selección me obliga a vivir en estado de alerta permanente. Estoy tranquilo y asumo la responsabilidad que tengo. También reconozco que tenemos unos meses, hasta el próximo partido en junio, donde el humor será diferente a que si hubiésemos perdido este partido", declaraba Alejandro Sabella luego de aquel triunfo 2-1 sobre Colombia.

No venía bien la cosa. En ese momento, la Argentina estaba tercera, con un partido ganado, uno empatado y otro perdido. Venía de igualar con Bolivia, encima nuestro estaban los colombianos y los uruguayos. Recuerdo perfectamente aquel partido con Bolivia en el Monumental, que se empató tras un error de Demichelis (justo él, que acomodó paradójicamente las cosas en esa defensa tan criticada) y una actuación que dio lugar a muchos silbidos.

"Los partidos también se ganan en los entretiempos", fue el título de El Litoral tras la victoria en aquella tórrida tarde-noche colombiana. "Inflaron el pecho y lo calentaron más que la alta temperatura de Barranquilla. Fue una victoria clara que cerró la depresión post Bolivia que afectó a todo el plantel. Por eso se festejó más de la cuenta", fue la bajada de aquel comentario y el arranque del mismo intentó describir el momento que se vivía.

"Se jugaban por entero todos. Los jugadores, porque está muy claro que hay rechazo del hincha argentino hacia esta Selección; y Sabella, porque en el armado del equipo saca imprevistamente a uno de los mejores jugadores ante Bolivia: Fernando Gago. Para colmo de males, Colombia se puso arriba en el marcador frente a una Argentina extremadamente leve y sin profundidad en el primer tiempo, casi dedicándose de lleno a hacer circular la pelota como si enfrente hubiese un rival pero sin arcos. Sin embargo, la Selección sacó a relucir inteligencia, talento, despliegue físico inconmensurable, dio vuelta el resultado y jugó un segundo tiempo que seguramente quedará en el recuerdo de muchos y por mucho tiempo...".

No fueron pocos los jugadores que en este proceso ya mundialista, aquí en Brasil, hablaron de aquel partido en Barranquilla. Messi estaba cuestionado porque no jugaba igual que en el Barcelona y porque "no cantaba el himno"; el técnico, ni hablar; de los jugadores, no se salvaba casi nadie, o apenas algunos pocos.

En ese partido se rompió los ligamentos cruzados Burdisso y le tocó entrar a Desábato. La figura ante Bolivia había sido Clemente Rodríguez, Agüero era suplente, Di María no estaba y el "Principito" Sosa terminó siendo uno de los mejores en ese partido. La Argentina perdía y cada vez que Messi recibía la pelota, lo silbaban casi tan estruendosamente como lo silbaron los brasileños en este Mundial.

Sin embargo, se puso el equipo al hombro y terminó yéndose de la cancha tan aplaudido como podría ser el mismísimo Falcao García. El público colombiano, tan hostil en un principio, entendió el mensaje futbolero de excepción por más que, en este caso, haya sido en contra de sus propios intereses.

Fue el principio de una recuperación absoluta. La Argentina, a partir de allí, fue una tromba. Llegaron partidos de un muy buen nivel, como algunas goleadas (ante Ecuador, por ejemplo) y muy buenas actuaciones (frente a Chile o Uruguay), que le dieron sello y brillo a una clasificación que se produjo sin despeinarse.

(*) Jefe de deportes de diario El Litoral de Santa Fe, enviado especial a aquel partido.


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