EL POPULAR en Brasil
El arquero argentino analizó el recorrido en el Mundial, habló de las críticas por su inactividad en el Mónaco y se refirió a la fase que inicia la selección en San Pablo frente a Suiza.
BELO HORIZONTE / enviado especial
Sergio Romero es misionero, y la presencia de un periodista de la tierra colorada en el equipo de trabajo allanó el camino. El arquero que con sus tapadas frente a Bosnia, y sobre todo ante Irán, acalló todos los murmullos, se abrió en un mano a mano sobre esta realidad argentina en la Copa del Mundo, desde la concentración de "Cidade do Galo".
En la media hora en la cual el fútbol ocupó el centro de atención, también hubo tiempo para hablar de cómo le repercuten las críticas del periodismo. Antes de sentarse en una mesa para dar sus opiniones, Romero se juntó con sus hermanos, tomó "mil mates", según contó antes de iniciar la charla. Después sí hubo tiempo para asumir los compromisos con la prensa.
"Chiquito", que nació en Bernardo de Irigoyen el 22 de febrero de 1987 y se mudó al sur del país a los dos años por cuestiones del trabajo paterno, fue de los más cuestionados antes de la lista de 23 jugadores que entregó Sabella. Dos partidos fueron suficientes para que las críticas disminuyan. El arquero respondió con un sobresaliente ante Irán, selección que sorprendió, pero que sucumbió ante tres atajadas clave del "1" y una pincelada del "10".
"Yo siempre dije que este año fue muy atípico para mí. Desde que empecé a atajar nunca estuve tanto tiempo en el banco de suplentes. Pero me toca estar en esa posición en el Mónaco y fui sabiendo que me jugaba contra viento y marea. Con un arquero que también es de selección, era obvio que iba a ir al banco, ningún arquero llega y es titular", relató.
"Trabajé siempre pensando en hacer lo mejor que pueda durante la semana y decir, a último momento, que me tengo que sentar en el banco de suplentes. Pero antes había trabajado para estar".
"Desde finales de febrero que vengo trabajando para esto. Se lo demostré al cuerpo técnico en cada uno de los partidos amistosos que me citaron. A pesar de no estar jugando en mi club mostré que estaba para jugar. A mí no me importa lo que digan. Yo sigo trabajando para mí, pensando en mí y haciendo lo mejor para mis compañeros. Nunca me mordí la lengua para no responder, me mordí porque eran críticas por no jugar, no por bajo nivel", reflexionó.
De lo que ya transcurrió, dijo que "en el último partido vi al equipo mucho más compacto que en los dos primeros. El segundo gol que nos hacen ellos nos lo hace el 9, no Musa. El 9 peleó la pelota con fuerza y por eso la ganó. Después Musa sólo definió. Pero son errores que no se pueden repetir. Si se repiten que sean en la mitad de la cancha y no cerca del área" dijo.
"Acá la figura es siempre el grupo, jugamos contra Bosnia y encontramos un gol rápido que nos facilitó el camino. Contra Irán nos costó muchísimo, pude dar mi cuota para ganar y tenemos al 10 que hace el gol en el minuto final", acotó y agregó: "Ahora hay un cambio radical, que significa empezar a jugar por la permanencia en la Copa. El cambio es brusco. Cuando uno juega la fase de grupos se suman puntos y listo. Ahora no tiene que haber ningún error, se depende mucho de hacer goles y no recibirlos".
En escena aparece Suiza, ese rival de mañana en el Arena Corinthians, estadio que recibirá por primera vez a los dirigidos por Sabella. "Es un rival europeo que juega mucho a la pelota. Sabemos que tienen un gran poderío; Inler agarra la pelota y maneja los tiempos, Shaqiri puede lastimar, pero estamos tranquilos y pensando en lo que podemos hacer nosotros. Las otras selecciones están muy preocupadas por lo que hacemos nosotros y eso está bueno porque da muestra de que nos tienen respeto".