Grupo A
Una gran actuación del arquero mexicano evitó que Brasil consiga su segunda victoria en la Copa del Mundo. Fue igualdad sin goles en Fortaleza.
Fotos: Télam
El empate fue un resultado justo porque Brasil nunca encontró la forma de dominar a su rival y si bien generó cuatro situaciones claras para anotar, falló en la definición y se encontró siempre con la resupuesta del arquero visitante Guillermo Ochoa, la gran figura de la cancha.
El primer tiempo fue aburrido, impreciso, trabado y con contadas situaciones de peligro. El escenario ideal para México, que desde el comienzo se mostró como un equipo sin grandes ambiciones ofensivas.
El escenario planteado estuvo planteado con Brasil dominando el desarollo, el monopolio del domino del balón y jugando en campo visitante, mientras que México, ordenado en defensa con dos líneas de cuatro, se dedicó a esperar al rival y apostar su suerte ofensiva a alguna réplica, que nunca se dio.
A pesar del panorama favorable, Brasil no tuvo ideas ni profundidad para sorprender a su rival. Neymar, parado como enganche clásico, estuvo demasiado desconectado con los delanteros y no fue desequilibrante cuando tuvo la pelota y quizo hacer alguna jugada individual.
De todas formas, la jugada más clara de la etapa inicial la tuvo el delantero del Barcelona, con un cabezazo, después de un centro de Dani Alves desde la derecha, que el arquero mexicano Guillermo Ochoa sacó de gran forma estirándose hacia su derecha.
Luego, Paulinho llegó forzado, con la punta de su botín a definir una asistencia de cabeza de Neymar y el arquero se volvió a lucir tapando el disparo.
La visita, por su parte, probó con disparos desde larga distancia como única opción ofensiva, a través de José Vázquez, en dos oportunidades y Andrés Guardado, pero sin acertar nunca al arco.
En la segunda parte, el DT brasileño, Luiz Felipe Scolari, buscó darle mayor frescura y sorpresa con el ingeso de Bernard en lugar de Ramires pero no surtió efecto, tal es así que los primeros minutos México estuvo mejor plantado en la cancha.
El conjunto visitante tuvo veinte minutos en los que le robó el dominio de la pelota a Brasil, pero siguió sin profundidad y continuó probando desde afuera como único recurso.
Brasil tuvo dos chances sumamente claras para abrir el marcador. Primero con un zurdazo de Neymar, después de bajar un centro desde la izquierda con el pecho, y luego con un cabezazo de Thiago Silva, en ambas situaciones Ochoa controló con gran eficacia.
Sobre el final, México, de contra, inquietó a su rival con un par de aproximaciones, pero el arquero local, Julio César, resolvió con autoridad.
Brasil, tibio, tuvo los mismos problemas de la etapa inicial, con Neymar inexpresivo, se terminó mostrando como el equipo apagado que fue ante Croacia antes del penal inexistente que le concedió el árbitro japonés Yuichi Nishimura.
Brasil jugará en la tercera y última fecha ante Camerún, en Brasilia, el lunes, a las 17, mientras que México lo hará frente a Croacia, en Recife, el mismo día y horario.