FUTBOL

Duelo de hinchas argentinos y brasileños

Argentina

Los hinchas argentinos mantuvieron un clásico caliente con los brasileños en el Maracaná de Río de Janeiro, en simultáneo al partido que el seleccionado de Alejandro Sabella le ganó a Bosnia.

Tras batallar todo el juego en una "guerra" de cánticos, la parcialidad "albiceleste" consumó el segundo "Maracanazo", al marcharse sus rivales con bronca por la derrota del conjunto europeo, debutante en Copas del Mundo.

La previa del partido en el mítico escenario "carioca" mostraba un predominio nítido de los argentinos en las calles, los alrededores y el propio estadio, por el entusiasmo del debut en el Mundial.

Cerca de 50 mil argentinos, identificados con camisetas y banderas nacionales, formaron un tapiz celeste y blanco sobre la inmensidad de las tribunas.

Pero desde las "manchas amarillas" que exhibían las gradas, surgió un combativo adversario una vez iniciado el juego: la hinchada de Brasil.

"Olé, olé, olé, olé; Bosnia, Bosnia", entonaron con claro deseo "antiargentino" cuando el equipo europeo, ya en desventaja por un tanto en contra a los dos minutos, merodeaba el área rival con la intención de empatar.

De inmediato, la hinchada visitante devolvió el ataque: "No se escucha, no se escucha, sos amargo, `brazuca` hijo de p..." y reafirmó el dominio de la escena con el clásico: "Y ya lo ve, y ya lo ve, somos locales otra vez".

Entonces, los 20 mil brasileños, despreocupados por enmascarar su aliento, ensayaron un prepotente "Pentacampeo, pentacampeao" para ensalzar sus cinco titulos mundiales (Suecia 1958, Chile 1962, México 1970, Estados Unidos 1994 y Corea-Japón 2002).

El partido se jugó decididamente con una atmósfera inflamable dentro del estadio. Mientras los argentinos vibraban ante cada acción de Lionel Messi y lamentaban las chances de gol perdidas, los brasileños estallaban frente a las posibilidades de Bosnia.

El segundo tanto de Argentina, con una genialidad del rosarino, aplacó el entusiasmo "amarelho" y dio paso al júbilo del "Tomala vos, damela a mí, el que no salta, es de Brasil".

Con el descuento de Bosnia, los simpatizantes brasileños volvieron a ilusionarse con el fracaso de su tradicional adversario pero, finalmente, la parcialidad dominante consumó su "Maracanazo" con la esperanza de una fiesta mucho mayor el 13 de julio, fecha prevista para la final.

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