Argentino A Le ganó este martes 3-1 a Juventud Unida de Gualeguaychú como visitante ante una multitud de tandilenses y después de tanto buscarlo jugará en la segunda categoría del fútbol argentino, y en un semestre sin descensos y con reestructuración.
"A los muertos hay que contarlos cuando están fríos" repetía en su emocionado y emocionante relato el negro Casero cuando el desenlace era inexorable y Santamarina empezaba a terminar una búsqueda de muchos tiempo, de varias finales y de ascensos perdidos en la última pelota.
No le faltaba razón. Uno de los grandes del centro de la provincia de Buenos Aires dejó de existir literalmente en 1990; perdió lo que tenía, le arrebataron el futuro. Se quedó sIn su estadio "Francisco Fiego", perdió la hermosa sede a una cuadra de la plaza y se le esfumó aquello que lo hizo grande, su fútbol.
Fue UOCRA cuando la Justicia no podía decir nada de los colores, pero no le permitía mantener el nombre; siguió con Deportivo Santamarina cuando dirigentes deportivos y políticos de Tandil con los colores amarillo y negro pintados en la piel encontraron un artilugio legal para reconciliar los sentimientos con su historia.
Y cuando llegó al Argentino A su crecimiento fue imparable: estuvo cerca con Hugo Tenaglia, Andrés Rebottaro, el Sapito Coleoni (en las últimas dos ocasiones con Racing como duro escollo para sus aspiraciones) y lo consiguió este año, con dos grandes tipos conduciendo desde el banco de suplentes: Duilio Botella como entrenador, el "Colorado" Nosei como asistente imprescindible.
Una amistad que descubrimos aquí, cuando uno estaba en el banco de Racing y el otro en el de Ferro.
Santamarina le ganó este martes 3-1 a Juventud Unida en Gualeguaychú y se metió en la Primera B Nacional. Justamente para el semestre que proyectará a la mitad de los equipos de la categoría de plata a la elite del fútbol argentino.
Es verdad que no se puede soslayar la impronta desde algún lugar de Diego Bossio (referente del kirchnerismo y jefe de la ANSSES), pero todos los procesos futbolísticos (o todo el deporte profesional) necesitan o tienen un apoyo político imprescindible.
Cada uno elige el estilo, y Santamarina tuvo uno que se acordó de la máxima expresión de su fútbol. La mística, la pasión, su gente y la historia hicieron el resto un cuarto de siglo después de que le sacaran el respirador artificial.
Todo un mensaje...