FUTBOL

Nunca tanta ilusión, nunca tanto desencanto

Rumbo a Brasil 2014 Después de unas eliminatorias brillantes, de triunfos sobre todos los grandes del fútbol mundial, la Argentina llegó a Corea / Japón 2002 como gran candidato. Pero...

Daniel Lovano / elpopular.com.ar

Cuando en mayo de 2002 la selección argentina partió de Ezeiza para jugar el primer Mundial en tierras orientales, ni el más indiferente, ni el más acérrimo opositor de Marcelo Bielsa podía imaginar otra cosa que una gran Copa del Mundo y, por qué no, un regreso con el trofeo más deseado.

Una eliminatoria brillante, ganada de punta a punta y con una sola derrota (3-1 en Brasil); grandes actuaciones, con triunfos sobre casi todas las potencias europeas en condición de visitante (España, Italia, Alemania) no hacían presagiar otra cosa que un gran Mundial.

Las únicas nubes en el cielo argentino tenían que ver con los problemas físicos que arrastraban varias de sus figuras, después de una asfixiante temporada europea. A tal punto que para los próximos mundiales la FIFA determinó un tope para la finalización de los campeonatos de Liga, con el objeto de cuidar la salud de los protagonistas.

Simeone y Nelson Vivas, fundamentales en el funcionamiento defensivo, tuvieron en la previa lesiones en los ligamentos cruzados (el "Cholo" llegó con la justo), Roberto Ayala (el máximo referente en la defensa), se lesionó en el calentamiento previo al debut con Nigeria, más Ortega, Crespo y Batistuta, que llegaban "tocados", después de una temporada extenuante.

Datos que en la previa no parecían pesar demasiado en la balanza. Y el correr del campeonato se encargó de desmentir estas sospechas, porque la selección no fue superada en ningún paretido, al contrario. Con un gol de Batistuta le ganó 1-0 a Nigeria en el primer partido; en el segundo cayó por el mismo marcador frente a Inglaterra, gracias a un dudoso penal de Pocchettino a Owen, convertido por David Bekham.

Esa derrota lo conminaba a ganar sí o sí en el cierre de la fase de grupos y hoy, a 8 años después de aquel maldito partido en el Miyagi Stadium, sigue pareciendo increíble que una de las mejores actuaciones de una selección argentina en Copas del Mundo (sobre todo por su primer tiempo) haya terminado empatado, que Anders Svensson haya anotado su primer y único gol de tiro libre como jugador de selección, y que haya sido en el primer ataque de los suecos.

La media hora restante fue pura desesperación y el empate de Crespo, en el rebote de un penal fallado por Ortega, llegaba demasiado tarde. La planilla de FIFA hoy dice que la Argentina pateó 15 veces al arco contra tres de Suecia; que lanzó 13 tiros de esquina contra 3, que cayó ocho veces en fuera de juego contra 1 de su rival. El primer análisis de estos números es que se jugó dentro del campo sueco, pero no hubo caso...

El resto dejó muy poco espacio en la memoria colectiva. Para colmo, en el siguiente turno los suecos fueron eliminados por Senegal;para colmo... (sin sobrarle nada) Brasil se quedó con la Copa que estuvo a punto de no jugar por una eliminatoria desastrosa.

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