Rumbo a Brasil 2014 Nunca, en la historia de ningún deporte colectivo, una sola individualidad fue capaz de llegar a semejante grado de genialidad como Diego Armando Maradona en México 86. Un mes inolvidable para los contemporáneos, un mito inmortal para los más chicos.
En una sociedad que concentra un inadecuado índice de opinólogos por millón de habitantes, hasta mediados de 1986 Diego Armando Maradona era para una porción importante de argentinos sólo "un gordito agrandado por la prensa", que "no hubiese podido entrar a la cancha en la época de Muñoz, Moreno y Pedernera", y la selección argentina un equipo poco confiable que iba a viajar a México ante la indiferencia y la desconfianza de todos.
Una eliminatoria muy pobre, una clasificación dramática frente a Perú en la cancha de River, una gira previa lamentable preocuparon hasta el mismísimo gobierno del doctor Raúl Alfonsín. "Cuando lo vas a echar a Bilardo", le preguntó a su secretario de deportes Rodolfo O''Reilly (ex jugador y entrenador de Los Pumas) a unas pocas semanas del comienzo del Mundial 86.
El mismo O''Reilly reconoció que levantó el teléfono, se comunicó con el despacho de la calle Viamonte y la respuesta fue lapidaria: "Michingo, dedicate al rugby, que de esto no entendés un carajo''". Fue el presidente de la AFA quien sostuvo al entrenador contra las presiones del gobierno radical.
En mayo de 1986 la selección argentina fue la primera en llegar al Distrito Federal y quedó concentrada en el predio del Club América a la espera del debut, el 2 de junio frente a Corea del Sur en el Estadio Olímpico de la Ciudad de México, sede de los Juegos Olímpicos de 1986, donde juegan de locales los Pumas de la UNAM.
Allí empezó el camino, con una sólida victoria 3-1 y una deslumbrante actuación de Maradona, a pesar de las entradas salvajes de los asiáticos, que hicieron temer por una remake del affaire Gentile en España 82. Por suerte se cortó allí.
La Argentina ganó su zona en una Copa del Mundo por primera vez en 56 años después de empate 1-1 con Italia y ganarle sin problemas 2-0 a Bulgaria. Pasó un duro partido con los uruguayo, la épica confrontación con los ingleses, el trámite con los belgas y la final con Alemania.
Para que agregar más; cuánto más se puede decir de México 86 si hasta los más mínimos detalles están gravados en la memoria colectiva, de quienes lo vivieron y de quienes los rescataron en todo tipo de formatos.
En aquel Mundial hubo mejores equipos que la Argentina: la Dinamarca que amagó con imitar a la Naranja Mecánica; Francia y sus mosqueteros (Platini, Tigana, Giresse y Fernandez), Alemania, Brasil e Inglaterra con su poderío de simpre.
Pero la Argentina sorprendió con Dios (que en junio de 1986 decidió bajarse a la tierra y ponerse los pantalones cortos), y se hizo invencible.