FUTBOL

La caza de Maradona y la metamorfosis italiana

Rumbo a Brasil 2014 La Argentina salió hace España 82 en medio de la tragedia nacional que significó la Guerra de Malvinas. Fue con la base campeona de mundo cuatro años antes, reforzada, pero no pudo evitar un estruendoso fracaso. Italia, que arrancó pésimo, terminó levantado la Copa.

Daniel Lovano / elpopular.com.ar

El 29 de junio de 1982 se cambió el paradigma arbitral en la historia de las Copas del Mundo. Esa tarde, en el demolido estadio Sarriá del Espanyol de Barcelona, jugaban la Argentina que venía de resignar el primer lugar en su grupo a manos de Bélgica e Italia, a los tumbos, tras una desastrosa fase unicial que superó sólo por un gol de diferencia sobre la ignota selección camerunesa.

Ese día, Enzo Bearzot y el catenaccio italiano se mostraron en el máximo esplendor y no repararon en prácticas desleales para frenar a un morochito que venía del sur, y al que todos proyectaban como el mejor jugador del mundo. El autor material de aquel magnicidio futbolero fue Claudio Gentile, un rústico y oscuro defensor libio, de origen italiano, que jugaba para la Juventus.

Con la complicidad de árbitro rumano Nicolae Rainea, Gentile molió a patadas a Maradona (tampoco faltaron manotazos, no codazos), le quitó a la Argentina su principal generador de fútbol y con dos llegadas en el segundo tiempo y los goles de Cabrini y Paolo Rossi configuraron uno de los atracos más obscenos en la Copa del Mundo.

El gol postrero de Passarella no pudo evitar el comienzo del fin para la selección en España y para el ciclo de César Luis Menottti, además del lanzamiendo de la azzurra hacia su tercera Copa del Mundo.

Mientras los chicos argentinos morían en la Guerra del Atlántico Sur, la Argentina viajaba a defender el título del mundo con la base campeona de cuatro años atrás, fortalecida con cuatro o cinco apariciones fulgurantes que la posicionaban como gran candidata: en especial Maradona, pero también sus compañeros campeones mundiales juveniles Barbas, Ramón Díaz y Calderón, más Jorge Valdano.

Sobrevaluda por Menotti en la previa, Bélgica sorprendió a la selección en la apertura de la Copa y esa derrota condicionó el resto del camino. La goleada 4-1 sobre Hungría (con los dos primeros goles de Maradona en mundiales) y el triunfo gris ante el Salvador (2-0) no alcanzaron para quitarles el primer lugar a los belgas, y la selección pasó de un grupo accesible (con la URSS y Polonia), a una picadora de carne (Italia y Brasil).

En el segundo partido de la segunda fase a la Argentina le tocó el mejor Brasil desde entonces y, a pesar de sumar situaciones de gol, cayó (3-1) y dejó la definición en manos de sus dos vencedores. El duelo de los verdugos quedó como uno de los más grandes episodios en la historia de los mundiales: tres goles de Paolo Rossi mandaron a casa al ballet verde amarellho donde brillaban Toninho Cereso, Zico, Sócrates y Falcao.

En semifinales, con otros dos goles de Paolo Rossi, la azzurra se sacó de encima sin problemas a Polonia, mientras Francia a Alemania dejaron para el recuerdo al mejor partido en Copas del Mundo. Ganaban los alemanes 1-0, pasaron al frente los galos 3-1, igualaron los teutones, y desde los doce pasos el mejor fútbol del campeonato debió conformarse con el partido por el tercer puesto.

En la final, Italia no le dio chances a los alemanes. Con un segundo tiempo excepcional les ganó 3-1 y volvió a abrazarse a una Copa del Mundo después de los tiempos de Benito Mussolino.

Los métodos utilizados para dejar en el camino a su primer gran obstáculo, la Argentina y Maradona, parecieron aconsejados por "Il Duce".

Ver más:
Ultimas Noticias
Otras Noticias