FUTBOL

Gloria para los de adentro, condena para los de afuera

Rumbo a Brasil 2014 En medio de una tragedia nacional, la Argentina organizó la Copa del Mundo de 1978. Primer gran logro para una de las escuelas más ricas de fútbol mundial, ensombrecido por un contexto dramático.

Daniel Lovano / elpopular.com.ar

Luego de varios intentos fracasados, en el Congreso de la FIFA del 6 de julio de 1966 celebrado en Londres asingó a la Argentina la responsabilidad de organizar la fase final de la XI Copa del Mundo de 1978. Era el reconocimiento para un país que durante el siglo XX había regado el planeta con grandes equipos, extraordinarios jugadores, y entrenadores que enseñaron a jugar a la pelota a buena parte del mundo.

Pero los tiempos de la designación fueron todo un símbolo de la vida argentina en la segunda parte de aquella centuria. La delegación de la AFA salió rumbo a Inglaterra durante el gobierno del doctor Arturo Illía y el otorgamiento de la sede fue una semana después del golpe militar que llevó al poder al general Onganía. Desde su mismo nacimiento, el Mundial ''78 estuvo teñido con los peores registros de la historia argentina.

Una cara siniestra de la última dictadura militar, el almirante Lacoste, fue el hombre fuerte en la organización de la Copa. En octubre de 1974, durante el gobierno de Isabel (María Estela Martínez de) Perón, como capitán de navío se sumó a la comisión formada en el Ministerio de Bienestar Social bajo el paragua de José López Rega, que conformaban (entre otros) el comisario Domingo Tessone (después presidente de Argentinos Juniors), el dirigente sindical Paulino Niembro (padre de Fernando) y Lorenzo Miguel, por las 62 Organizaciones

Una vez producido el golpe de 1976 Lacoste ocupó un lugar central en el Ente Autárquico Mundial 78 creado por la dictadura. En especial después del asesinato de su presidente, el general Omar Actis.

Actis, jugador de la tercera de River en la década del ''40, fue acribillado a balazos el 19 de agosto del ''76, en Wilde. Como sucedía en aquellos años de plomo, en primera instancia fue atribuido a la guerrilla, aunque siempre se sospechó de los grupos de tareas que comandaba el Almirante Massera, integrante de la Junta de Gobierno.

El general Antonio Merlo reemplazó al general Actis, y una de las primeras medidas (el decreto 1261 de abril del ''77) le permitió al EAM 78 mantener en "reserva en la difusión de sus actos". El Mundial 78 le costó a la Argentina unos 600 millones de dólares, 400 más que los gastados por España en la siguiente edición de 1982, y jamás se vio un papel con la rendición de cuentas de los gastos realizados para la construcción y remodelación de estadios, y otras obras de infraestructura.

En ese contexto, varios países de Europa intentaron boicotear la celebración de la Copa del Mundo en la Argentina por las graves violaciones a los derechos humanos que se producían en el país. Agrupaciones de izquierda en Holanda y Francia crearon el Comité Organizador de Boicót contra la Argentina (COBA), cuyo presidente era el periodista francés Francois Geze.

La gran figura del fútbol mundial, Johan Cruyff, renunció viajar. Se dijo que fue por al situación política que vivía el país. Treinta y dos años después, el mismo holandés sacó el velo de misterio a su ausencia en un reportaje para Catalunya Radio: "Deben saber que yo he tenido problemas en el final de mi carrera como jugador en este club pero no sé si ustedes saben que alguien me puso un rifle en la cabeza y me ató, y ató a mi mujer enfrente de mis hijos en nuestro departamento de Barcelona".

"Todo esto hace cambiar tu punto de vista sobre muchas cosas. Hay momentos en la vida en los que hay otros valores. Queríamos parar y ser un poco más sensatos. Era el momento de poner el fútbol a un costado. No podía jugar un Mundial después de eso" reflexionó el hombre que cambió para siempre la historia del Barca.

La Copa del Mundo se puso en marcha el 1 de junio en la cancha de River, con la ceremonia inaugural y el partido de apertura: un pálido empate 0-0 entre el primero y el tercero de la cita anterior (Alemania y Holanda), arbitrado por un argentino (Angel Norberto Coerezza).

En lo futbolístico, el anfitrión llegó a la Copa después del primer plan de entrenamiento serio en la historia de la selección argentina, encabezado por César Luis Menotti, impulsado en 1974 por David Bracutto, interventor de la AFA y ex presidente de Huracán.

La Argentina cayó en el grupo más fuerte de todos (incurrir en lugares comunes para estos casos sería una falta de respeto hacia el entorno político y social que envolvía a la Copa) con Italia, Francia y los últimos destellos de una gran potencia del este europeo (Hungría).

Dos victorias (2-1 sobre Hungría y Francia) y una derrota (1-0 con Italia), la llevaron inesperadamente a Rosario para la segunda rueda, en una zona que compartió con Polonia (2-0), Brasil (0-0) y Perú (6-0). Fue la entrada en escena del gran goleador del fútbol español (Mario Alberto Kempes), el único jugador del plantel que no estaba en el país. Determinante para devolver a la selección argentina al partido decisivo después de 48 años.

En la final, la Argentina se convirtió en el segundo ganador de la Copa FIFA tras derrotar en tiempo suplementario 3-1 a Holanda, con una actuación mayúscula de Ubaldo Matildo Fillol en el arco, y de Mario Alberto Kempes, autor de dos goles. Los mismos que casi habían pasado inadvertidos en la despedida de Alemania ''74.

Un día después de la final, en el Hospital Militar, nacía Guido, hijo de Miriam Carlotto (hija de Estela), asesinada dos meses después. Guido es hoy uno de los niños desaparecidos bajo la dictadura militar.

Como alguien escribió alguna vez, el Mundial 78 será recordado por los goles del "Matador" Kempes y la copa que entregó el asesino Jorge Rafael Videla.

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