Hoy se conmemora en nuestro país el Día del Trabajador Gráfico La actividad debió resignificarse en los últimos años a causa del cambio tecnológico y la influencia de la ecología sobre el uso del papel. Así, para permanecer el único camino fue adaptarse a los tiempos que corren.
Como consecuencia, las boletas y formularios que ocupaban buena parte de su capacidad operativa fueron desapareciendo junto con la rentabilidad. Ese cimbronazo representó el tiro de gracia y marcó un punto de inflexión donde sólo pudieron continuar quienes lograron amoldarse a los nuevos tiempos.
Un ejemplo de esa evolución en nuestra ciudad está dado por la trayectoria de la Imprenta MC, como lo explica su titular, María Cecilia Rivero, quien en la previa del Día del Trabajador Gráfico brindó un pantallazo del recorrido efectuado a lo largo de más de 4 décadas, siempre ligada a la actividad.
Ese itinerario también marcó un recorrido por la ciudad, ya que "en el año 1998 empezamos en calle Moreno y en el 2006 pasamos al local nuestro en calle Lamadrid 3043", donde está ubicado el taller. Como si el impacto del cambio tecnológico fuera poco, este año se sumó en forma transitoria la pandemia de coronavirus para complejizar aún más el panorama.
De esa manera, "en este momento es como que está complicado. Es más, ya hace bastante que está complicado para las imprentas y lógicamente que algunos colegas lo pueden ver", señaló la imprentera, para plantear luego que su comercio es reconocido en la ciudad por una característica, "el fuerte nuestro, en nuestra imprenta en particular, siempre fue la facturación. Si crecimos con el tiempo fue por la facturación, al tener un código de la AFIP que nos permite trabajar como imprenta, por eso fuimos habilitados en su momento".
La propietaria de la Imprenta MC recordó que años atrás "se generaban facturas continuamente; teníamos mucha demanda porque el cliente las necesitaba. Pero eso fue disminuyendo, con el tiempo se pasó a factura electrónica y lo único que ahora la AFIP nos permite hacer son los remitos, que son oficiales". Todo se profundizaría aún más cuando "los monotributistas en marzo o abril del año pasado pasaron a hacer también digital. Hoy por hoy emiten una factura con el teléfono y la envían por correo electrónico".
En ese punto fue inevitable cuestionarse si era apropiado seguir o no. "No está más la facturación pero no obstante eso en marzo de 2019 dijimos ‘tenemos que seguir’ porque uno al tener clientes que están no sólo por las facturas teníamos la opción de trabajar con los transportes, que hacen las órdenes de carga; los médicos, que imprimen recetarios; las farmacias, los vales; hay una continuidad. Si bien no es de lo mismo, pero se puede trabajar de otra manera", reflexionó Rivero.
Como esa línea de trabajo no era suficiente "le anexamos la parte de librería comercial. Pensamos en librería comercial porque la librería escolar demanda mucho tiempo y con la imprenta no me da tiempo para eso. También tenemos otra entrada que es por la fabricación de sellos, que los hacemos desde el año 1998 y es algo más que hemos anexado a la imprenta. De esa manera, al trabajar con la imprenta, la librería comercial y la fabricación de sellos podemos decir que seguimos".
Esa transformación fue acompañada por un cambio de actitud porque en la actualidad "hay que buscar nuevos clientes, hay que innovar, mostrar el producto, llamar al cliente y decirle ‘tengo esto para oficina’ o ‘llegó un producto nuevo’. No nos podemos quedar, como antes, esperando que el cliente llegue".
Al evaluarlo en perspectiva, la imprentera concluye que "el cambio fue grande, es notable, y si uno realmente quiere seguir haciendo lo que hizo toda la vida, hay que buscarle la vuelta y seguir. El año pasado en noviembre cumplí 40 años en la actividad, que comencé allá por el año 1979 con Alfredo Pareja", valoró.
Pese a las trabas "la seguí. A los golpes, como se pudo, nunca bajamos los brazos, jamás. Creo que si esta imprenta tuvo una continuidad fue porque siempre se dijo ‘sí, se puede’; sea trabajar de noche, o pegar un sello de noche, llevarme a casa los fines de semana pilas de sellos cuando empezaban las clases".
Debido a la cuarentena, "hoy estamos trabajando como delivery. Me permiten trabajar porque el local está habilitado por la Municipalidad como librería e imprenta, con delivery. Y si son muchos los trabajos a salir, después de las 15 puedo hacer el reparto: salgo en mi auto y lo hago", sostuvo Rivero.
Así, "se hace delivery de lo que es librería. Hicimos publicidad por Instagram, Facebook, WhatsApp, y llegamos a todos los clientes con un mensaje, diciéndoles que lo que necesiten de la imprenta, nos llamaran y lo hacemos de esa forma hasta que podamos habilitar el negocio al público, como debe ser. Pero a ese momento habrá que esperarlo porque nadie se imaginaba que iba a pasar esto".
Emular a los recordados "cadetes" no hace mella en su convicción. "No me da vergüenza y no me pesa. Esto es porque cuando comencé en el año 1995, cuando empecé a trabajar en una habitación en la casa de mis padres, empecé a salir a hacer el reparto. Como no tenía movilidad me compré una bicicleta y lo hacía. Hoy salgo en un vehículo pero no me cambia tener que salir, lo hago con gusto porque es el trabajo que hice toda la vida y lo voy a seguir haciendo hasta cuando pueda".