FUTBOL LOCAL. Ismael Palmieri, casi a los 50 años, jugó el domingo su último partido oficial El arquero fue homenajeado antes del encuentro con Racing en el "Pedro Iriart" Legorburu. El interinato, inesperado, se dio por la suspensión de Diego Berdún, y hasta le permitió enfrentar a su hijo en el partido con Estudiantes.
El "Yaya" Martínez ni lo debe haber imaginado. A los 26m del segundo tiempo, en la cancha de Sierra Chica, el domingo tiró la diagonal desde la izquierda hacia el medio, miró al arco, apuntó al segundo palo y cuando se aprestaba a festejar un gol para el recuerdo se lo impidió la última gran atajada en más de tres décadas de carrera de Ismael Palmieri.
Cumplida la suspensión de Diego Berdún, en la previa al partido con Racing Palmieri fue homenajeado en el club que lo vio nacer, antes de convertirse en uno de los arqueros más ganadores del fútbol olavarriense desde que se incorporó a la actividad federada, a mediados de la década del 20 del siglo pasado.
Fue el final de un interinato insospechado, que le permitió volver a calzarse los guantes, el buzo, y de yapa jugar un partido oficial contra su hijo Ayrton, en el Sierra Chica - Estudiantes un par de domingos atrás.
Con lágrimas en los ojos, el arquero que fue campeón con casi todos los equipos de Olavarría, a los que también supo representar en torneos del Consejo Federal, reconoció: "Ya está, es una decisión tomada, y fue mi último partido".
Por supuesto que esa gran atajada del minuto 26 del segundo tiempo apareció en la charla. "Por suerte me pude ir con algo de este partido. Quedé triste por la derrota (1-3), porque el equipo había jugado un partido interesante en la primera media hora, y lo perdimos. Pero queda esa atajada y el convencimiento de que en el segundo semestre vamos a ver un Sierra Chica mejor" opinó.
"Nunca imaginé que iba a tener la chance de retirarme del fútbol en Sierra Chica. Había sido en Alvear, hace un año y medio, y ahora se dio de hacerlo acá, en el club que me vio debutar en primera división. Siento orgullo; cuando me propusieron jugar estos partidos traté de ponerme a tono, y espero haberles cumplido a todos" reflexionó Ismael.
Fueron ocho fechas ante compañeros y rivales que, casi todos, tienen la edad de su hijo o son más chicos. "Fue algo muy lindo. Lo tomé con la misma responsabilidad que cuando me tocó debutar en primera. La noche previa al partido con El Fortín tuve las mismas sensaciones de cuando, a los 16 años, me dijeron que iba a ponerme la ‘uno’ de Sierra Chica. Acá estoy; me voy tranquilo" aseguró.
Este bonus track de su carrera alimentó las ganas de seguir cerca del fútbol. "Espero encontrar donde trabajar y donde volcar todo lo aprendido en estos 33 años de carrera. Lo que me ha quedado trataré de volcarlo a los más chicos, en el club que sea" anticipó.
Nadie se imagina, en un animal competitivo como fue Ismael toda su carrera, una postura diferente en el partido que tuvo a su hijo del otro lado. "Fue algo muy lindo. No lo esperaba" dijo con esfuerzo (producto de la emoción), pero recuperó la firmeza en la voz cuando se le preguntó si le hubiese perdonado un gol.
"No, jamás. El tiene la misma personalidad que yo, no le gusta perder a nada. Cuando entramos a la cancha, para los dos se terminó la relación padre - hijo" acotó.
Quién sabe cómo habrá sido aquella primera camiseta de 33 años atrás, que Ismael aseguró tener guardada en un lugar de su ropero, pero la última (esa gris con una franja negra y el escudo de Sierra Chica) será eternizada en un cuadro, como último testimonio en la carrera de un arquero que hizo historia en el fútbol de Olavarría y la región.