Una experiencia lamatritense
"La primer cosecha nos sorprendió, porque sin tener conocimiento y sólo obteniendo información a través de Internet pudimos recolectar 750 gramos", cuenta.
Tras esa primera experiencia, las Urban se pusieron en contacto con las técnicas del INTA La Madrid y a través de ellas con el Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida (Cerzos) dependiente del Conicet, en Bahía Blanca. Luego de esa visita, además de las gírgolas también comenzaron a experimentar con el reishi, que es medicinal.
"Es un cultivo siempre y cuando se les dé las condiciones de temperatura y humedad adecuadas. El cultivo se hace en bolsas, a partir de residuos vegetales; nosotros con mi madre lo hacemos a partir de paja de trigo que previamente se corta, se lava, se descontamina y después recién se siembra. Las bolsas se incuban 20 días hasta que aparece la colonia y sigue el proceso hasta que salgan los primordios. Con todas las condiciones óptimas, se cosechará en unos 40 días", detalla.
La bolsa da "oleadas" y pueden reutilizarse hasta en tres oportunidades. "Es un cultivo rápido e interesante, porque enseguida se ven los resultados", suma Patricia Urban.
Por el momento, la familia es la principal consumidora, aunque cada vez más personas se interesan en el producto, que es de calidad, natural y su cosecha completamente artesanal. Cada miembro del grupo tiene su propio rol.
"Se pueden hacer distintas preparaciones, dulces y saladas. Cuando los vendo, entregamos un recetario, porque se pueden hacer salteados, en milanesas, empanadas… la consistencia es similar a la carne y tiene las mismas propiedades", detalla Patricia.
Hay muchísimas variedades de hongos, y la gírgola es la más fácil de cultivar por el sustrato que utiliza.