BASQUETBOL. Emanuel Ginóbili tuvo una más que brillante carrera de 23 años Finalmente el bahiense confirmó la noticia que nadie quería escuchar: deja la actividad profesional. Se despide el más grande basquetbolista latinoamericano de la historia.
Los números fríos hablan de 23 años como profesional, desde su aparición en la Liga Nacional con Andino de La Rioja en 1995 hasta su última campaña con San Antonio Spurs, en la pasada 2017/2018. En el medio, una Serie "A" italiana, dos Copa de Italia, una Euroliga, cuatro anillos NBA, un oro y un bronce Olímpico, un subcampeonato mundial y dos consagraciones en los FIBA Américas. Un fenómeno de esos que ocurren muy cada tanto y que para todos sus contemporáneos se tornan inolvidables.
¿Legados? Incontables. Trayectoria intachable y con una profesionalidad brutal desde el primero hasta el último de sus desafíos. Fundamental en dos los mejores equipos de todos los tiempos: la Generación Dorada y los San Antonio Spurs. Flashes imborrables como la palomita contra Serbia, su bestial volcada contra Chris Bosh en el 2014 o su tapón ante James Harden, ya en su última etapa. Un camino marcado por el ejemplo, no sólo adentro de la cancha, sino especialmente afuera. En las victorias y aún más en las derrotas.
Ginóbili será un antes y un después en el deporte argentino. Puso, junto con sus compañeros de la Generación Dorada (siempre juntos, nunca individualmente), el profesionalismo, el respeto, la preparación y el compromiso en otro escalón, desconocido hasta entonces. Lo hizo con tanta convicción que dejaron el camino impecablemente claro. Será difícil que los que vienen se aparten de él. Es, quizá, su mayor logro.
Ya habrá tiempo para hacer completo repaso sobre su carrera, sus momentos de gloria, sus estadísticas. Pero por ahora todos los que llevan al básquetbol impregnado como una parte fundamental del ser dicen gracias por haberlo visto, gracias por haber sido contemporáneos a Manu Ginóbili. Dicen que los jugadores y los entrenadores pasan, que lo que realmente quedan son los clubes, las instituciones, las selecciones. En este caso no es tan así. La realidad es que ahora nada será igual.