LAMADRID

El parapente, la combinación perfecta entre el deporte y la amistad

Lo que dejó la Semana del Cross Tres pilotos que visitaron La Madrid, para participar del evento organizado por Damián Lestarpe, contaron las historias más ricas que les dejó el deporte.

Si hay algo que queda en claro cuando se dialoga con los entusiastas del parapente es que "la camaradería es lo primordial" y que en los encuentros como el que se dio en General La Madrid "más allá de que se buscan pequeños logros personales, lo importante es compartir la pasión por un deporte que una vez que tenés el bautismo de vuelo no podés dejar de practicarlo".

Julio, Ramón y Néstor fueron tres de los protagonistas de la Semana del Cross y contaron las historias que les ha dejado la práctica.

Julio Gutiérrez es de Bahía Blanca. Para volar en parapente lo fundamental son las "burbujas de aire caliente con la que asciende el parapente; lo lindo de este deporte es que tenés que ir descubriendo esas térmicas para poder desplazarte. La única forma de encontrarla es observando el pasto, los animales, muchas cosas que desde abajo no se ven", sostiene.

"La "Semana del Cross" es un encuentro entre amigos, yo vengo hace siete años. Lo interesante es agradecer a la comunidad por la atención que nos dan a los parapentistas para ayudarnos a volver… hemos quedado en el medio de la nada y te ayudan", cuenta.

"Empecé a volar en 2003 y la primera vez que vine acá en 2007. El parapente es una actividad que te llama pero no sabés por qué. Una vez estaba buceando en Puerto Madryn y una persona pasó volando muy cerca de mí, ahí dije que quería practicar", repasa el piloto bahiense sobre sus comienzos en la disciplina.

Ramón Aranzábal llegó junto a un grupo de amigos desde General Roca, en Río Negro, y recorrió casi 800 kilómetros hasta La Madrid.

"Vine porque me habían dicho de las condiciones del lugar para volar y del servicio que brinda Damián (Lestarpe). Venir acá significa salir de tu zona de confort y buscar un lugar distinto. Las condiciones térmicas, el viento, el paisaje... hay muchas cosas distintas a la que estoy acostumbrado y por eso es muy atractivo", indica.

"Lo que te llevás son amigos. Salimos todos juntos y llegamos todos juntos, con gente que nos conocemos acá, es algo espectacular. Hay mucho ambiente de camaradería", remarca.

"Empecé a volar parapente en 1997; empecé volando ala delta pero por las condiciones de vuelo donde yo vivo y la practicidad que te da la mochila me fui inclinando a este deporte. Es una actividad que te da libertad y que podés despegar y aterrizar donde querés; volar te da un punto de vista de los lugares que visitás. Las vacaciones que se programan tienen que ver con el vuelo. Podés estar a 2.000 ó 3.000 metros y volar al lado de los pájaros y aunque no es nuestro hábitat te sentís muy bien. El que practica este deporte y se siente bien después se vuelve adictivo, necesitás volar", resume.

Néstor Vechara es de San Lorenzo (Santa Fe). "Es la primera vez que vengo a la Semana del Cross. Este es un encuentro muy prestigioso y se caracteriza porque tenés todo dispuesto para volar y recorrer mucha distancia", dice.

"Las condiciones están para pasarlo muy bien. Hay compañerismo, camaradería y te vas haciendo amigos en el aire, reconociéndonos por los parapentes; en grupo se le saca más jugo a los vuelos. Además hay un servicio de lujo que presta el "Flaco" y su equipo (Damián Lestarpe)", apunta.

"Yo vuelo hace casi 17 años. En Santa Fe las condiciones son parecidas porque es llano y la zona es agrícola pero la gente es completamente distinta: un día caí en un campo y me puse a plegar; veo que bajan y se me acercaron dos personas, uno venía con una mano atrás, escondiendo un arma. Los vi medio raro y hasta que no estuvieron al lado mío y me preguntaron que hacía, tenían el seño fruncido... allá ven uno que cae del cielo y lo asocian con la droga. Les expliqué qué estaba haciendo y me terminaron acercando. Acá no hay esa desconfianza, y por el contrario todos te ayudan", menciona.

"Cada uno llega con su pequeño objetivo personal pero no en afán de competir con otro sino para superarte a vos mismo", termina.

Coincidencias

Los tres pilotos son de distintas ciudades y llegaron a La Madrid sin conocerse, pero coinciden en los sentimientos a la hora de hablar sobre lo que ocurre cuando están sobre el ala.

"Cuando volás te olvidás del trabajo y un poco de la familia. Salís de tu zona de confort y dejás que el parapente te lleve, una vez que aterrizás lo plegás, agarrás la mochila y te volvés sin preocupaciones. Te soltás más porque sabés que hay alguien que fuiste a volar, por eso a los pilotos nos gusta venir tanto", recalca Ramón.

A su lado, Néstor, acompaña esa idea y agrega: "La familia tiene incorporado lo que es el parapente y se eligen los destinos para poder volar. El parapente es como un hijo más y va en el valijero; yo he ido a cambiar el auto y la mayor preocupación es si entra la mochila".

"Cuando estás volando podés disfrutar de lo que tenés alrededor. Sacás fotos, filmás, intentás llenarte la vista porque no en todos los lugares encontrás estos paisajes. La tierra se ve completamente diferente. Cuando te gusta este deporte, ya cargar la mochila en el hombro te da una sensación muy particular. Si después podés volar o no, te pone la piel de gallina, y te ponés contento, te cambia el humor", suma Julio.

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