DIA DEL MARTILLERO PUBLICO. Alfredo Sáenz Buruaga, presidente del Centro de Martilleros de Olavarría Hace 43 años que está dedicado a esta profesión que comenzó con apenas 22, luego de haber ingresado a trabajar a la Cooperativa Agraria. Dice que la plaza está tranquila, pero recuperándose poco a poco. Y pese a que tiene edad para jubilarse, afirma que continuará firme "mientras esté lúcido".
Se recibió en 1973. "En aquella época era un trámite que se hacía en Azul; había que tener el título secundario, tener un certificado de buena conducta en la policía, y luego se obtenía el título. Después hubo que dar un examen, también en Azul, y ahora es una carrera terciaria, de tres años. Inclusive mi hija, Guadalupe (37), hizo la carrera en Capital Federal, se recibió de martillera en la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) y está trabajando en una inmobiliaria de allá", comenzó contando Alfredo Sáenz Buruaga (65).
"Después hicimos muchos cursos de capacitación, fundamentalmente de práctica procesal que era para hacer remates judiciales. Los hacíamos en Azul, como siempre, y había que dar examen ante un juez. Estudiamos, ya de grandes, con Juan Carlos Notararigo y Carlos González, entre otros, y Humberto Canessa nos daba clases particulares para prepararnos para ese examen. Nos reíamos mucho realmente, porque estudiábamos en la churrasquera de Notararigo y en realidad no teníamos muchas ganas de estudiar porque éramos grandes, pero lo hicimos. Y de ese grupo, ya sexagenarios, los abuelos de los martilleros, todos seguimos en actividad. Yo soy el más chico de ese grupo, y tengo 65" siguió contando Alfredo, también reconocido como dirigente y jugador de pádel, ya que fue presidente de la Asociación de Pádel de Olavarría en la década del ´90, cuando el pádel aún tenía una de sus máximas expresiones e intensa actividad en nuestra ciudad. Inclusive, como jugador, ya veterano, tuvo varios títulos de campeón, no sólo en Olavarría sino a nivel provincial y también a nivel nacional. Además, desde hace doce años maneja el club Las Terrazas.
"Los dinosaurios se llama ese grupo de martilleros veteranos. De los más veteranos están Rodolfo Pedrosa, Lucas Lázaro, Carlos Enrique González, Juan Carlos Notararigo y yo, el más chico de todos. Nos juntamos seguido, tipo peña, cada quince días, a comer en la casa de otro colega, Rubén Buscarini, quien nos cocina, por lo que lo declaramos como el cocinero oficial. Y la relación con los más jóvenes es buena" siguió contando Alfredo, campeón de pádel a nivel nacional en 2012, 2013 y 2014, lo cual lo llevó a ser ternado en los premios Olimpo que anualmente organiza Diario EL POPULAR, "pero el pibe Chingotto, lógicamente, se quedó con el premio de Plata" dice Alfredo, casado con Olga García (58) –hace cuarenta años-, y padre de Guadalupe y de Luciano (34, peluquero que vive en La Plata).
Respecto de cómo está la situación en el terreno inmobiliario, Alfredo Sáenz Buruaga contó que "está tranquila. Pero parece que quiere resurgir, anda más gente preguntando, muchos créditos andan dando vueltas, la gente tiene acceso a esos créditos aunque si bien no alcanza como los Procrear, hay otros que dan 1.200.000 y hasta 1.500.000 pesos. Pero la gente viene y pregunta y hace un tiempo no pasaba nada, porque las ventas estaban muy paradas. Los alquileres sí se mueven, precisamente porque la gente no puede comprar".
"Hay demanda de alquileres -afirma-, muchísima, pero no tanta oferta. Olavarría, desde que están las universidades, ha cambiado mucho y para bien. En la zona es la ciudad más importante, salvo Tandil, pero comparando con Azul, La Madrid, Laprida, Cacharí, Las Flores, Benito Juárez, Bolívar, es una ciudad importante. Inclusive gente de Tandil viene a estudiar acá. Todo eso le da un tremendo empuje a la ciudad. Un chico que viene de afuera a vivir y estudiar acá le deja alrededor de 8 o 10 mil pesos por mes, y ese dinero queda en la ciudad. Olavarría ha cambiado mucho y por esa misma razón hay faltante de viviendas, fundamentalmente de dos dormitorios. Todo el mundo en un terreno hace diez departamentos pero de un dormitorio, que sería un dos ambientes, ya que se aprovecha al máximo el terreno", agregó.
"En lo que respecta de los alquileres, faltan viviendas de dos y tres dormitorios. Lo que hay mucho es de dos ambientes, de decir de un dormitorio, pero la gente busca de dos. Las constructoras hacen edificios con departamentos de 50 metros cuadrados y otra cosa es de 70, y estos se hace difícil para vender. Con 45 o 50 metros es más viable la colocación de ese departamento. Las constructoras los hacen y los venden, y el inversor compra para rentarlo. Por costos, es más fácil comprar un departamento más chico, obviamente", explicó.
Acerca de las ventas, dice que "se hace algo. No lo que uno pretende, lo que uno quisiera, pero se están haciendo, ya sea departamentos, casa o lotes. También hay que ver que somos casi noventa martilleros y entonces se divide el tema, y los gastos son interesantes, especialmente para uno que recién empieza. No es fácil hacer una buena cartera de clientes, lleva su tiempo, hay que sembrar primero y la gente te tiene que conocer. Esa cartera da para mantener los gastos de oficina, bien tranquilo, pero hay que negociar con inquilinos y con los propietarios, llegar a un acuerdo que convenga a ambas partes y que sea equitativo" siguió diciendo Sáenz Buruaga, olavarriense de nacimiento, con edad para jubilarse, "pero mientras esté lúcido, quiero seguir porque es una profesión que amo. Para jubilarme tengo todo, cantidad de años en aportes y en edad, pero no tengo ganas", reconoce.
"Empecé como martillero porque entré a trabajar en la Cooperativa Agraria, donde está ahora la farmacia CECO, en Coronel Suárez entre Rivadavia y Vicente López. Y como era hijo de un socio de la Cooperativa (Alfredo Rogelio Sáenz Buruaga, fallecido) y también fui integrante de la Juventud Agraria, entonces pude entrar a trabajar a los 19 años. Hacía de todo, porque en el verano me tenía que ir al campo con mi papá ya que no quería dejarme acá, pero yo no quería saber nada con eso y me quedé a trabajar, así que reemplazaba al que se iba de vacaciones, es decir reemplazaba al de remates, al de cereales, en el almacén, al que se fuera de vacaciones. Y los directores comenzaron a decir que yo iba a ser el futuro martillero de la Cooperativa, ya que allí se martillaba hacienda", recuerda.
"Me fui de la Cooperativa porque quería independizarme. Yo estaba tapado por otro martillero, Martín Elicegui, aunque era yo joven, tenía sólo 19 años. Los directores me incitaron a que sacara la matrícula. Luego me fue a ver René Barreca y Coco Ronchi, y así hicimos una sociedad: Barreca – Sáenz Buruaga, con la que estuvimos trabajando juntos durante 17 años. Pero antes había tenido una representación de Casa Alvarez y Cia., de General La Madrid, y con el dueño de la firma, Coco Alvarez, martillaba con él detrás indicándome. No era fácil, porque es fundamental conocer la hacienda, hay que hablar de kilos, calidad, raza, hay muchas cosas a tener en cuenta en ese rubro. Pero fue una muy linda experiencia", continuó diciendo Alfredo.
"Cuando comencé a martillar lo hacía con muebles y útiles. Y Sergio Vazzano, que era un pibe, repartía boletas ya en esa época. Después comencé a hacer remates judiciales, que eran lindos, pero ahora no se realizan tanto; desaparecieron cuando aparecieron las ligas de compradores. Los remates dejaron de ser lo que eran, perdieron la esencia. Los domingos a la mañana se hacían remates de lotes de terrenos, de casas, era algo muy común. Hace veinte años y eran lindos. La gente pasaba, veía la bandera roja y paraba. Todo eso se perdió ahora, y lo que quedan son los remates judiciales que normalmente se hacen entre semana principalmente porque se necesitan tres días hábiles, después del remate, para hacer el rinde de cuentas, el depósito del dinero, todo lo inherente a ese remate", contó.
"Después de 17 años con René Barreca nos separamos. Todo bien, sin problemas, ya que seguimos cada uno por su lado. Sigo trabajando solo, hace ya 25 años aproximadamente. También formo parte del Colegio de Martilleros y Corredores del Departamento Judicial de Azul –cuyo presidente es Juan Leiva-, que integran varias ciudades del centro de la provincia de Buenos Aires. Nos reunimos una vez por mes entre los distintos consejeros de las ciudades y vemos cómo está la actividad en cada ciudad, los problemas que surgen, y a su vez los colegios se reúnen una vez por mes en La Plata, donde está el Colegio Superior de Martilleros", explicó.
Respecto de los consejos, dijo que "a la gente, cuando va a hacer un negocio, se le recomienda que siempre vaya a ver a un martillero matriculado. Al que le tiene que pagar comisión es solamente a él, que está autorizado para cobrarla. Y eso es para combatir a los famosos dateros, que cobran comisión sin ser legales" terminó diciendo Alfredo Sáenz Buruaga a modo de consejo, "ya que tratamos desde el Centro de combatir la ilegalidad".
CD
Esta es la Comisión Directiva del Centro de Martilleros de Olavarría:
Presidente, Alfredo Sáenz Buruaga; vicepresidente, Juan Carlos Notararigo; secretario, Sergio Vazzano; secretario de actas, Claudio Chantiri; tesorero, Ricardo Eiriz; protesorero, Carlos Alloggia; vocales titulares, Natalia Liste, Ricardo Bidart, José Luis Bahl, Marcelo Corleto y Miguel Bulant; vocales suplentes, Mauro Sáez, Esteban Dilascio, Rubén Buscarini, Julio Fontinovi y Mariano Notararigo.