Cada escuela tuvo su propio método para plegarse a la iniciativa de la Fundación Leer y en todos los casos lo que se propició fue la participación de los alumnos.
Fueron las bibliotecarias de cada establecimiento las que propusieron las distintas actividades, que en algunos casos -como el de la EP N° 1 y la ES N° 2 que comparten edificio- aunaron esfuerzos, mientras que en la EP N° 7 se continuó con prácticas áulicas que ya se venían realizando. En todos la coincidencia fue el entusiasmo en la participación.