LAMADRID

"El Complejo le ha dado a La Madrid un sello especial"

Entrevista a Evelina Aitala Se cumplieron 31 años de la apertura del Complejo Cultural "Juan Carlos Pacín". Su esposa habló de la labor por la cultura lamatritense y lo recordó como un soñador que concretó sus ideas.

El último jueves se cumplieron 31 años desde que el Complejo Cultural "Juan Carlos Pacín" comenzó a funcionar en el edificio del ex Banco Nación, su actual ubicación. "Fue un sueño que inclusive superó su propia imaginación", asegura Evelina Aitala, la esposa de uno de los personajes más influyentes de la cultura lamatritense.

La casualidad hizo que la institución bancaria dejase de usar el lugar y la arquitectura perfecta -con espacios amplios, un patio y varias salas- determinó que el sitio fuese el elegido.

El centenario edificio esconde historias de amor, de creación, de pasiones. Evelina Aitala se sienta en un sillón y mira hacia la profundidad del día para recuperar esas miles de anécdotas que tienen como protagonista su propia vida y la de su compañero, Juan Carlos Pacín.

Una mente adelantada

"El tenía (Juan Carlos Pacín) la idea de crear un lugar donde se juntara la enseñanza artística pero no había un espacio apto. Justo aparece la posibilidad de gestionar el edificio del Banco que estaba construyendo una nueva sede; viajó varias veces a Buenos Aires para que se lo cedieran con fines culturales y logró que por 5 años se lo dieran de forma gratuita", recuerda Evelina Aitala.

"Era un soñador", subraya. "Siempre dibujaba los planos de dónde podían ir las actividades", repasa.

Cada espacio de la casa y el edificio de la antigua entidad bancaria tenía, en la mente de Juan Carlos, un lugar destinado. La disposición no podía ser estanca porque su anhelo era que los que concurrieran se entusiasmaran con participar de los diversos talleres y así darle vida a la ciudad, en un país que recién salía de la oscuridad de la dictadura.

"A mí me parecían cosas irrealizables pero Juan Carlos era un idealista y por suerte se pudieron concretar poco a poco", insiste Evelina en su precisa descripción.

El Complejo Cultural, desde el mismo momento de la apertura de puertas, fue una usina de ideas: allí se instaló la primera radio FM de La Madrid, también funcionó el grupo de astrónomos y arqueólogos. "Ahí nacieron varias vocaciones", sintetiza Aitala. Aunque el principal objetivo de Juan Carlos Pacín era que los lamatritenses tuviesen un espacio y por suerte el Complejo sirvió como "camino a muchas mentes jóvenes".

"Recién salíamos de la opresión de la dictadura y muchos otros pueblos todavía estaban dormidos y atemorizados por el rigor donde no se podían expresar las ideas porque parecían subversivas. Juan Carlos quería que todos se expresaran libremente, de ahí nació el Festival de la Creación… en la plaza se ponían lugares para escribir, para pintar, para leer. Había una efervescencia que en otras ciudades no", indica.

La llama de la cultura no se apaga

El primer objetivo era conseguir el edificio y se había logrado; sin embargo, la preocupación volvía a aparecer porque la cesión era por 5 años y luego se remataría.

Se ideó entonces un plan para evitar la liquidación. "Se enviaban sobres a la comunidad para lograr aportes y de esa forma todos en el pueblo se sentirían parte del proyecto; se juntó bastante dinero y se llevó a la Municipalidad. El Banco Nación en vez de mandarlo a remate lo vendió a un precio especial para que se lo destine a la cultura… por eso a través de los años hemos luchado cuando se quisieron instalar otras oficinas y en alguna oportunidad hasta del Concejo Deliberante fueron a verlo", cuenta Evelina.

"El sueño de Juan Carlos era que haya hermandad entre todas las expresiones artísticas, por eso quería que la biblioteca estuviese a disposición de los niños, por ejemplo. Quería que la cultura sea amplia y abierta a todos", detalla la entrevistada.

"Esa llama por suerte nunca se apagó. Por el contrario, hoy hay muchas más actividades y constantemente entra y sale gente de todas las edades. Muchos de los profesores que están hoy son los chicos que iban en aquel entonces, el germen está dando vuelta y es muy difícil frenarlo", ríe.

Las nuevas generaciones entusiasman a la protagonista e imagina a Pacín viviendo en la actualidad y acompañando, como era su costumbre, a muchos profesores que llegan desde otras ciudades a quedarse para siempre en el Complejo.

La cultura continuará

"El Complejo le ha dado a La Madrid un sello especial. Siempre se viven momentos lindos en ese lugar… Una vez yo estaba tocando en el piano y estaba Carolina Doartero, de ahí surgió la idea de improvisar fusionando la música con la danza y con ese espectáculo fuimos a distintas ciudades; terminábamos proponiéndole al público que eligiera una palabra y con eso ella bailaba y yo tocaba", rememora Evelina Aitala.

"Me gustaría que para siempre quede la creatividad porque todo lo que se hace es innovador", pide.

"Quiero que se mantenga el "puertas abiertas" como quería Juan Carlos. Todo tiene que ser gratuito en el Complejo para que nadie se sienta incómodo… el Complejo es de todos, no importa que al lado esté la Municipalidad con su sesgo. Además hay que exigir la calidad de los profesores porque así gente se entusiasma y sigue yendo", concluye.

"Su segunda casa era el Complejo"

El 14 de enero de 1991 murió Juan Carlos Pacín. Por ordenanza del Honorable Concejo Deliberante -el 28 de noviembre de ese mismo año- el Complejo Cultural tomó su nombre, recordándolo como el más importante difusor de la cultura en General La Madrid.

"Su segunda casa era el Complejo", así de enfático era el sentimiento del profesor con ese edificio y de esa manera lo define su esposa, Evelina Aitala.

"El venía a casa para cocinarles a los profesores que llegaban desde Olavarría, se la llevaba y ahí se quedaba; él era uno de ellos", recuerda. "Una vez estaban trabajando arqueólogos en un campo y él los trajo para que dieran una charla y gracias a eso logró que los huesos que se encontraran quedaran en La Madrid y no se los llevaran", cuenta. Así nació (en 1987) el Museo Regional Arqueológico e Histórico.

Juan Carlos Pacín era un apasionado por las distintas artes por un legado familiar. Además sus amigos lo llevaron por ese camino: Aranda, Peredo, Versacci, Baradé, son algunos de los nombres que también se inscriben en la historia del Complejo Cultural.

La vida llevó a que Juan Carlos Pacín se encontrara con Evelina Aitala y recorrieran juntos el camino del amor. "La pasión por la cultura nos combinó y nos retroalimentó", dice la mujer con una sonrisa.

"Me dio mucha vergüenza cuando le pusieron mi nombre a la Sala. Fue en un acto de una fecha patria y el intendente (Alfredo Valicenti) anunció que se iba a imponer el nombre de un músico muy querido y reconocido por los profesores del Complejo; yo pensé que le iban a poner Charly García o Bob Marley, qué sé yo… nunca me lo imaginé. Me invitaron a destapar la placa y cuando lo vi me dio una sensación rara y por algún tiempo entré por el zaguán", reseña. "Es una caricia al corazón porque lo eligió la gente que está ahí y no un político", completa Evelina.

La inauguración

Cuando el Complejo Cultural abrió sus puertas al público "fue una noche de mucha tormenta, me acuerdo que la calle San Martín se había inundado… cuando estaba tocando un nocturno de Chopin se apagaron las luces y seguí interpretándolo porque a oscuras se puede", recuerda la pianista.

Don Alfredo Chiste repasa en sus "Historias de La Madrid" que el origen del Complejo se remonta a 1973 cuando, mediante un convenio firmado entre la Diócesis de Azul y la parroquia Nuestra Sra. Del Carmen, se logró la cesión sin cargo del edificio que ocupaba el Ateneo Manuel Belgrano (Ateneo Parroquial).

En su ubicación de la calle San Martín, al lado del edificio Municipal, abrió sus puertas el 7 de septiembre de 1985. El 4 de diciembre de 1991 se firmó la escritura de la compra definitiva del lugar.

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