BASQUETBOL. Lo que quedó de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro
Dejaron de convocar a algunas estrellas de la NBA y concientizaron a otro grupo de jugadores de esa misma Liga. Así los prepararon para enfrentar al básquetbol FIBA y a sus reglas. El resultado fue el siguiente: después de Londres 2012, donde tuvieron el equipo más parecido al original Dream Team de Barcelona 1992, ganaron todo lo que jugaron, y en forma más que cómoda casi siempre.
El equipo estadounidense de Río de Janeiro tenía cinco jugadores estrella, pero padecía cuando no estaban en cancha. Pero igual les sobró. ¿Y entonces? Serbia sigue siendo el del básquetbol exquisito, el que los desafió en las últimas dos finales, pero fue literalmente borrado en ambas. Junto con España son los que más se acercan a la posibilidad de asustarlos un poco.
Ambas selecciones, en proceso de renovación, con figuras como Teodosic, Pau Gasol, Fernández o Navarro, se sustentan en la experiencia, pero necesitan que los jóvenes se afiancen. Sorprendió inicialmente Australia, con cinco NBA. Comenzó el torneo como para comerse a todo el mundo, pero se desinfló ante el primer escollo de riesgo, que fue su cruce con los serbios, en una gran noche de Teodosic. Se vislumbra como una selección temible ya, y a futuro.
Se esperaba más de la Francia de Tony Parker, pero no estuvo a la altura luego de su formidable Mundial de España, donde eliminó a los locales con un juego exquisito y sin el famoso base de los Spurs.
Brasil decepcionó, más siendo anfitrión. Pagó la falta de Splitter y Varejao, que son insustituibles en esa formación, más su habitual apatía por la defensa, un opuesto al concepto de la Generación Dorada. Y eso que abandonaron un poco el concepto de que el básquetbol se juega sólo en el aro rival, como en la época de Oscar Smith. O sea sin defender.
Para repudiar la conducta no ética de los lituanos, jugando a no ganar para elegir rivales, pero fueron eliminados en la primera de cambio, seguro por una justicia divina deportiva.
¿Qué decir de la Argentina? En plena transición, en pleno recambio, esperando una nueva generación de jugadores que ya está, pero falta consolidarlos, darles oportunidad de juego, roce y sacarles la pesada mochila de comparación con la Generación Dorada, una injusta comparación.
El mayor legado de los dorados es haber puesto a la Argentina como potencia mundial. ¿Y eso qué significa? Estar entre los primeros ocho del mundo. Ahí debemos conformarnos y todo lo que se mejore, bienvenido sea.
Es un tremendo halago estar en ese lugar. El argentino estaba acostumbrado a hablar de semifinales y finales. Paciencia ahora. Pasar una zona será duro. A mirar la película y no las últimas fotos.
Orillábamos el puesto 20 en el Mundo años atrás. Estar entre los ocho mejores es un honor. Por eso a esperar que no se detenga la fábrica de talentos y se mejore la competencia interna. Que así sea.