RALLY

Peterhansel, más monsieur Dakar que nunca

RALLY. Faltan calificativos y superlativos para describir el nuevo hito del francés La trayectoria de Stephane Peterhansel en la historia del Dakar es tan impresionante que, al conquistar ayer la edición 2016 al volante de un Peugeot 2008 DKR, sólo le queda como incentivo desempatar consigo mismo su propio récord de seis victorias en autos y otras seis en moto.

Desde aquel primer rally en motos de 1988, cuando la prueba llevaba una década corriéndose en Africa y él terminó 18°, este piloto francés de 50 años fue escribiendo una historia aparte de la prueba y ganándose con justicia el apodo de "Monsieur Dakar".

Tres años después de su debut, inició una seguidilla de títulos dakarianos en moto con los triunfos de 1991, 1992, 1993, 1995, 1997 y 1998, todos manejando una Yamaha.

La combinación de talento y experiencia de Peterhansel, un piloto de carácter reservado y estrategias muy calculadas en el Dakar, le permitieron una rápida adaptación cuando dio el salto a las cuatro ruedas y concluyó 7º su primer intento, en 1999.

Al año siguiente, el francés ya fue segundo, hasta que en 2004 y 2005 metió su primer doblete en autos con una Mitsubishi Montero, el primer recorrido entre Clermont - Ferrand y Dakar y el segundo entre Barcelona y Dakar.

En 2007 repitió su costumbre ganadora, con el mismo coche entre Lisboa y Dakar, pero cuando el rally saltó a Sudamérica en 2009 y todos esperaban otra gran actuación, Monsieur Dakar abandonó.

Pasaron los triunfos del sudafricano Giniel De Villiers, del español Carlos Sainz y del qatarí Nasser Al Attiyah, pero lo que parecía un dominio eterno de la VW Touareg terminó roto en la edición 2012 con la reaparición de Peterhansel al frente de un Mini del equipo X Raid con el que, por si había dudas, volvió a ganar en 2013.

En 2014, Monsieur Dakar estuvo a punto de cantar la docena, pero terminó segundo -por una polémica orden de equipo en favor del catalán Nani Roma-, y en 2015, ya con Peugeot, en un lejano 11º puesto.

A este 2016 llegó con la "incertidumbre sobre la altura en Bolivia, las condiciones climáticas difíciles y algunas de las especiales" dibujadas por otro ex gran campeón en motos, el español Marc Coma, aunque confiado en el nuevo motor de Peugeot.

"No sé si es posible ganar este año pero vamos a estar cerca del podio. En esas condiciones tan difíciles, quizás otros cometan errores", había profetizado, ignorando que sus propios compañeros de Peugeot (Sainz y el multipremiado debutante Sebastien Loeb) iban a figurar en esa lista de perjudicados.

En las últimas dos etapas de esta edición, prefirió la mesura y se dedicó a "escuchar cada ruido del auto porque el Dakar se pierde de repente", dijo, hasta que finalmente ayer cruzó la meta, una vez más, como el hombre más campeón de la historia de este rally y el primero en darle el título a un Peugeot con tracción simple.

"Es extraordinario, estoy muy satisfecho porque escribimos una página en la historia de Peugeot, gracias al trabajo del equipo estos dos últimos años. Siempre soñé con una victoria con un fabricante francés", dijo tras la consagración.

Ahora, espera volver a su casa, tomarse un descanso y luego pensar si es tiempo del retiro, al que hoy le abrió la puerta.

"Es demasiado pronto para tomar una decisión sobre lo que voy a hacer. El último gran desafío en mi carrera era conseguir el mismo número de victoria en coches que en motos. Y ya está. No sé muy bien si me queda alguna motivación así de importante", afirmó conmovido por esta victoria.

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