LAMADRID

"Haber hecho la cabalgata es un sueño cumplido"

Una aventura inolvidable entre Coronel Suárez y Sierra de la Ventana Chicos de la Escuela Agropecuaria participaron de una aventura hasta Sierra de la Ventana. Fueron a caballo desde Coronel Suárez. Rescataron algunas anécdotas y resaltaron el compañerismo.

La semana pasada un grupo de alumnos de la Escuela de Educación Agropecuaria (EEA) de General La Madrid junto con chicos de Coronel Suárez emprendieron la 11ª cabalgata hasta Sierra de la Ventana. Los jóvenes lamatritenses hablaron sobre la experiencia: lo positivo y lo negativo, los recuerdos y la enseñanza que les dejó la aventura. "Haber hecho la cabalgata es un sueño cumplido", aseguran.

María Sol Etchebehere, Ayelén Madrid, Daiana Rentería, Agustina Olmedo, Yoel Abad Pugni y Gabriel Lupardo junto con los profesores Guillermo Alvarez y Nicolás Matteucci conformaron el contingente local.

Luego de viajar desde General La Madrid hasta Coronel Suárez comenzó la verdadera aventura, sobre los caballos.

El clima como siempre fue un factor fundamental. Al segundo día de cabalgata, mientras se preparaban para continuar viaje, la lluvia los sorprendió y debieron refugiarse en un galpón. A pesar del contratiempo, los chicos sacan en positivo que esperar encerrados a que mejoren las condiciones "sirvió para conocernos mejor y afianzar la amistad".

Finalmente se pudo alcanzar el objetivo de visitar la estancia Lolem y recorrer las cuevas con pinturas rupestres y otros sitios del cordón serrano. "La pasamos bastante bien. Fue una experiencia linda", precisan.

"Fue mejor de lo que nos imaginábamos", coinciden los chicos que están cursando el sexto año de la EEA de La Madrid.

El viaje se desarrolló durante la semana pasada, pero en realidad comenzó -confiesan algunos- la primera vez que pisaron la Escuela y escucharon la experiencia de aquel primer contingente lamatritense que se animó. "Una cosa es que te lo cuenten y otro es vivirla. Es hermoso", insisten, mientras rescatan una y otra vez la amistad.

Aunque en la mayoría de las ocasiones los varones son mayoría en la experiencia, en esta oportunidad fueron las mujeres las que conformaron la mayor parte del contingente de alumnos y sostienen que "para nada" fue difícil anotarse en el grupo.

En muchos casos -indican- fueron las propias familias los que los alentaron a realizar el viaje de casi 200 kilómetros entre pasajes escarpados, cuestas y la inmensidad de la naturaleza.

Para alguno de ellos fue la primera experiencia montando un caballo, un animal poderoso pero fiel, que en la mayoría de los casos responde -y respondió- a las exigencias. Claro que el físico del humano es mucho más débil y por momentos pasó factura tal condición. A pesar de ellos cada momento dejará una marca imborrable para estos adolescentes.

"Habíamos hablado con los chicos que antes que nosotros viajaron, nos contaron sus experiencias pero si no hacés el viaje, si no lo vivís, no te lo podés imaginar. Fue algo muy lindo", mencionan.

Rápidamente los jóvenes vuelven a rescatar el compañerismo. "Te preocupás por el otro, te ayudás; se formó un equipo", definen.

"El lunes por primera vez vimos a los chicos de Coronel Suárez. Empezamos a charlar y conocernos, pero el miércoles, cuando tuvimos que hacer la parada obligada, aprovechamos para conocernos mucho más. Eran muy sencillos y humildes", describen a sus compañeros.

El recorrido se inició en la Escuela Agropecuaria suarense y llegó hasta el Parque Tornquist. La ruta debieron cubrirla de ida y de vuelta, entre el martes y el viernes.

En uno de los puestos la lluvia fue tan copiosa que obligó a los coordinadores a hacer un alto. Con el agua cayendo sin parar no había otra cosa que entretenerse; inclusive recuerdan un par de anécdotas: la lluvia llevándose el precario fogón, la carrera de barquitos y los juegos una vez que amainó el temporal.

Igualmente sirvió para que se conociesen más. "Ese día fue el que más me gustó porque estuvimos todos juntos y nos conocimos", dice una de las chicas. "Estuvimos jugando con el barro, sacándonos fotos, conociendo", completa uno de los varones.

El viernes se organizó una cena de despedida. "Se hizo una ronda para que cada uno contara su experiencia y todos terminamos llorando... antes de salir de La Madrid ya estábamos extrañando a nuestras familias y nos preguntábamos cuándo íbamos a volver, el último día no queríamos que terminara", indican al unísono.

Para muchos de los chicos lamatritenses, la cabalgata fue su "viaje de egresados" y aseguran que no lo cambiarían por nada.

"Recomendamos que hagan la cabalgata. Es una experiencia única, te va a enseñar a ser más compañero, te da valores y te deja muchas enseñanzas. Vas a empezás a valorar lo que tenés. El que la pueda hacer no se la tiene que perder... hablar es una cosa, vivirla es totalmente increíble", concluyen.

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