No importó la lluvia ni que horas después había que ir a trabajar. La alegría desbordante de los simpatizantes "millonarios" podía más que las condiciones.
El lugar elegido, como siempre, fue la intersección de San Martín y Sarmiento. Más de uno habrá echado un rezo de agradecimiento a Dios que estaba como testigo silencioso en la parroquia. ¿Cuántos Padres Nuestros y promesas se habrán hecho en los anteriores 90 minutos? Cuántos Gracias se habrán lanzado al aire cuando Lucas Alario ensayó una "palomita" histórica y cuando el uruguayo Carlos Sánchez pateó el penal. Ni hablar cuando el "Melli" Ramiro Funes Mori saltó más que todos para cabecear esa pelota que caía de los cielos para terminar de consagrar al equipo de Núñez.
Abrazos y más abrazos. Gritos hasta quedar exhaustos. Banderas rojas y blancas hondearon mientras los fuegos de artificio irrumpían en la tranquila noche lamatritense y allá en el Monumental todos cantaban "¡¡¡Dale campeón, dale campeón!!!".