LAMADRID

"La misa no hay que vivirla como un rito, sino como un descubrimiento"

Entrevista al padre Rafael Díaz El párroco de Benito Juárez visitó La Madrid y encabezó la santa misa de efusión del Espíritu. Habló sobre la Renovación Carismática y los desafíos de la Iglesia.

A mitad de semana el padre Rafael Díaz estuvo en General La Madrid para encabezar la santa misa de efusión del Espíritu que finalizó con la imposición de manos sobre los fieles. El párroco de Benito Juárez es uno de los referentes de la Renovación Carismática. En diálogo con EL POPULAR habló sobre el Movimiento de Oración Católico y de los desafíos de la Iglesia.

El padre Díaz estuvo acompañado por el padre Juan Angel Del Giorgio, presbítero de la parroquia lamatritense, donde se han llevado a cabo varios retiros y misas carismáticas.

"La fe hay que cultivarla, no crece por sí misma. No hay que tener una fe sin madurar", apunta, y menciona que "muchas veces la fe se profesa por costumbre, por tradición, sin tener un encuentro vivo con Jesús".

"Una de las grandes carencias de la Iglesia Católica es que heredamos la fe como heredamos el poncho de la abuela", compara.

"La fe heredada queda limitada, sin impulso ni dinamismo y de a poco se empieza a mezclar con supersticiones", indica y por ello la Renovación Carismática busca "encontrar las raíces de la fe". Es un movimiento que "propone el encuentro con la persona de Jesús", dice. Proviene del movimiento carismático pentecostal, en el marco del clima de apertura del Concilio Vaticano II, en 1967.

"Hay que hacer un caminito de crecimiento y renovar los sacramentos y dejar que el Espíritu Santo sea el que conduce la vida de cada uno", sostiene el padre Díaz.

"Una misa carismática es como cualquier misa. Lo que le "agrega" es que cada parte no sea vivida como un rito, sino más bien como descubrir y disfrutar de cada parte de ella", detalla. "Hay que vivirla en profundidad para que toda la Gracia se despliegue en la vida", completa.

"Muchas veces ocurre que se va a la misa pero no se celebra, sino que se va a escuchar al cura y así se pierde un tesoro", reflexiona el párroco.

En las misas carismáticas se hace un especial acento en la Oración por los Enfermos. "Es un momento donde va mucha gente enferma y se experimenta el poder sanador del Señor; no existen curas sanadores sino que hay algunos que creen más que otros en que Jesús puede seguir sanando y así ocurren las gracias", indica.

Cambiar el rol de la Iglesia

"Muchas veces se piensa que las misas son para los buenos, los santos y los sanos, pero cuando se lee el Evangelio esto no es así porque Jesús estaba rodeado de gente necesitada", sostiene el padre Rafael y expresa que en la actualidad los necesitados parecen sentir vergüenza por ir a pedir.

-¿Que los creyentes se hayan alejado de la Iglesia ocurre porque ya no se cree en la institución?

-Toda institución corre el riesgo de estar más pendiente de sí misma que de aquello por lo que fue creada, entonces termina más atenta a lo que ocurre adentro que para el afuera y en la Iglesia ocurre lo mismo.

Corremos el riesgo de terminar poniendo nuestros recursos atendiéndonos a nosotros mismos en vez de mirar a la gente. Justamente eso es lo que pide el papa Francisco: dejar de mirarnos a nosotros y atender al pueblo, y entiende a las estructuras no como un fin sino como un medio.

La gente más humilde se sintió abandonada por la Iglesia y por eso el auge de las sectas que hoy tienen mucho furor.

La Iglesia no está para ayudar a la gente no sirve para nada, entonces el desafío es entender que la Iglesia debe ser como una plataforma de despegue y no terminar atornillados, olvidándose de los más necesitados.

-Habla del papa Francisco, ¿se nota ya su influencia, sobre todo en la Argentina?

-Estamos recién empezando y los cambios no son mágicos; hay que trabajar y dialogar porque las cosas no cambian de un día para el otro.

Esto lo sabe el Papa y se ha puesto en un funcionamiento un cambio que de a poco hay que hacerlo entrar por la cabeza, hacerlo bajar al corazón y así cambie nuestra manera de actuar.

Francisco ha provocado una movilización, sobre todo en la gente que reacciona ante sus palabras y nos están ayudando a quienes estamos adentro, los curas, a cambiar.

Se está cambiando la manera de concebir las cosas, de pensarlas. Va a llevar un tiempo que lleguen hasta el corazón, pero hoy es un tiempo precioso para la Iglesia y es una providencia que tengamos este Papa, que tiene claridad y le ha devuelto juventud.

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