AUTOMOVILISMO

La ilusión del podio se perdió en un toque

AUTOMOVILISMO. El minuto a minuto de la vuelta de Agustín Herrera al Turismo Nacional

Javier Torres

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"Y ves, que está tristeza no puede ser, que algo mejor tiene que haber, algo por donde salir a andar...". La letra de "Todo Pasa" de Los Piojos sirve para ilustrar la sensación que dejó el golpe de Luciano Bosio al Renault Clio Nº 4 de Olavarría cuando ya estaba ganado el cuarto puesto de Agustín Herrera en el Premio Coronación de la Clase 2 del TN en el autódromo "Hermanos Emiliozzi", a siete vueltas de caer la bandera a cuadros para decretar el primer título para Hanna Abdallah.

La tan conocida curva plana por las categorías zonales -en el dibujo del Triángulo- apagó la pasión que había despertado el regreso del "Chapulín", con su propia unidad, frente a sus hinchas. Su mamá Marisol Romero no pudo evitar las lágrimas, su padre Guillermo Herrera se agarraba la cabeza y las más de 30 personas que estaban en el box del KAV Racing se lamentaron al ver por el televisor que el Renault se despistaba; entonces la ilusión de celebrar en el podio no pudo ser.

El nudo en la garganta, junto con la impotencia siguió luego cuando la imagen de Pistas Argentinas mostraba el fuera de pista de Nicolás Posco, el escolta del puntero Cristian Pérez, por la pinchadura de un neumático. Entonces la bronca era aún mayor porque Agustín tenía el podio, al alcance de la mano.

Pero hay momentos que no se olvidan. Un amor que siempre será eterno y ese es el del público de Olavarría con el "Chapulín". La ubicación del búnker de Herrera parecía casi estratégica: al fin de la calle de boxes. Ningún equipo estuvo tan concurrido como el de él, ni el de Marcos Di Palma, menos el de Matías Rossi más allá de ser el campeón de Turismo Carretera y el candidato a la corona de la Clase 3 que logró a puro talento, sin entrar en ninguna maniobra apretada porque nunca el Peugeot 308 de Facundo Chapur se pudo recuperar, en la final, de la mala partida en la serie después de quedar frenado en la largada.

El minuto a minuto que se perdió la TV Pública, pero que siguió EL POPULAR Medios, indica que 11.44 Agustín Herrera cumplió con todo el ritual de preparación: Hans -soporte para cabeza y cuello-, capucha y casco, se sentó y buscó acomodarse en la butaca mientras su primo Nicolás Romero ajustaba los cinturones. Prendió el motor, aceleró y lo apagó. Esos segundos levantaron a todos los entusiastas.

A la Chapulineta#4 la custodiaban Jesuan Uria, Guillermo Benedetti y Juan José Martinelli, todos de remera gris identificaba con el 4H y la leyenda Agustín Herrera junto con los sponsors que creyeron en el proyecto del TN con estructura propia.

A las 11.50 el campeón 2009 del TC Pista Mouras aceleró sobre la recta principal y seguro se debe haber conmovido por tanto cariño recibido al recorrer los primeros metros del circuito 3 hasta llegar a su lugar en la grilla. La Banda del Chapulín lo esperó a puro cántico, Luciano Romero encendió una bengala de color rojo para distinguir de los más de 40 autos que formaron parte de la 12ª y última fecha.

El cartel de 5 cambió por el 1, semáforo de rojo a verde y las pulsaciones bien arriba. El bolivarense Fabio Torres aguantaba la presión abrazado a su hijo Valentino. Los días de ansiedad ya habían terminado y el Renault Clio era una realidad. Como pudo, Kelo contuvo las lágrimas, algo que no pudo hacer Nico Romero ni bien Agustín aceleró en la largada para abrirse y pasar del cajón nueve a ser el séptimo antes de llegar a la segunda curva.

"Viene séptimo" avisaba Sebastián Risso. En el tercer giro sexto, en el cuarto era quinto y Ortega detrás de Herrera. Todos explotaron en la novena vuelta: en la segunda curva había superado por dentro a Luciano Bosio, salieron a la par y el Chupalín llegó por delante a la curva plana pero recibió un toque a la altura de la puerta derecha y el Renault perdió la línea. La ilusión se derrumbó, el podio quedó al alcance de la mano y el corazón se rompió.

De la exaltación a la tristeza en pocos segundos. A las 12.29 Agustín llegó caminando a su box. Sin casco, la amargura estaba en su rostro que recién pudo cambiar por una sonrisa cuando recibió el abrazo de su madre para consolarlo. A las 12.35 marcha atrás ingresaron al Clio dañado en el lateral derecho. El respeto por tanto sacrificio concluyó con un aplauso.

El automovilismo tiene momentos únicos e irrepetibles. También amargura, tristeza y desconsuelo después de tanto sacrificio, pero siempre otorga una revancha. Olavarría volvió a tener Turismo Nacional por la valentía de los directivos del AMCO y Agustín Herrera se puso la camiseta de la ciudad. El Chapulín está entre nosotros, ya no alquila, tiene auto propio. El 2015 será toda una aventura, pero sobran los motivos para ilusionarse.

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