BASQUET

Y un día... las rachas se terminan

BASQUETBOL. La Argentina perdió ante Brasil 85-65 en octavos de final del Mundial de España El equipo de Rubén Magnano dominó ampliamente a partir del segundo tiempo y terminó con la ilusión de la Generación Dorada en Madrid. Ahora, los brasileños se medirán con Serbia en cuartos de final.

Como todo en esta vida y este mundo, todo tiene un principio y un final. Veníamos dulces con Brasil, ganando los últimos enfrentamientos de importancia en los últimos años y dejándolos masticando bronca afuera de los torneos mundiales y olímpicos.

Hasta ayer, donde nuevamente el básquetbol impuso su lógica previa cuando pensábamos que por ser un clásico la cosa estaría "palo a palo". Más juego interior, más altura, perímetro temible y ganas de revancha, y algo importante: partidos más duros y contra rivales más fuertes en Granada que la Argentina en Sevilla y saliendo airoso con Francia y Serbia.

Entonces el favorito ayer era Brasil, y lo fue. La Argentina arrancó muy bien, con doble marca en las pelotas que Brasil llevaba al poste bajo, impidiéndoles a los grandes Nené, Splitter y Varejao maniobrar cómodos y robando varias pelotas.

Salida rápida, buena circulación y una acertada media y larga distancia y en todos sus jugadores alternando, lo que se le hace muy difícil a la defensa rival porque no tiene referencias de goleo.

Destacada noche de Prigioni, conductor y goleador, poniéndose el equipo al hombro, ante una noche desconocida de Scola, que empezaba erráticamente el primer cuarto en el aro rival, sin convertir. Y de esto saltaban a la vista dos cosas peligrosas: que Prigioni fuera el goleador y que Scola no convirtiera.

No obstante, en el convertir repartido del equipo y la confianza frente al desconcierto brasileño y las ataduras que estos jugadores toman cuando enfrentan a la Argentina, se ganó el primer cuarto por 8 puntos.

El segundo siguió una temática similar, aunque se jugaba mal. Muchos errores y pelotas perdidas por ambos equipos, mucho nervio y poca precisión. Brasil comenzó a arrimar en base a Leandrinho sobre todo, que se tornaba difícil de parar en sus penetraciones.

En la Argentina comenzaba a sonar otra alarma: la carga de faltas, principalmente de los referentes. Brasil dejaba en los bloqueos al balón a un grande defendiendo a un chico y ahí Campazzo les hacía bastante lío con sus penetraciones que dejaban a los grandes brasileños parados.

Y ahí sonó para mí la alarma más peligrosa: Brasil jugando mal, sin gol de afuera, cierra el primer tiempo a tres puntos: 36-33. Siempre les digo a mis jugadores que las primeras tres o cuatro pelotas del tercer cuarto son claves, fundamentales.

Si te escapás en el marcador se le pone difícil al rival y lo toca psicológicamente. Si te pasa lo contrario, recibís lo mismo en contra. Y las primeras pelotas y casi todo el cuarto fue para Brasil. Duro debe haber sido el reproche técnico más al corazón de esos jugadores que a lo basquetbolístico.

Comenzó a defender "a lo Magnano", ya no quedaban en desventaja y lo más importante: comenzó a abrirse el aro argentino. Y ese equipo con gol de afuera es insostenible. La Argentina tuvo que abrirse para intentar frenar el tiro exterior y dejó abierto el camino para que los grandes castigaran, sobre todo Nené y Varejao.

La Argentina se diluía en un esfuerzo sin éxito y seguía sin aparecer su emblema: Scola, lo que se sufría anímica y basquetbolísticamente. Inclusiones exitosas de Safar y Campazzo no alcanzaron para frenar el aluvión brasilero que empezó a tomar confianza y tuvo en Marquinhos Vieira (joven base apuesta de Magnano) y Raulzinho Neto a tremendos tiradores, que juntos a los internos comenzaron a estirar las diferencias.

El último cuarto estuvo de más y por primera vez la Argentina se vio netamente superada y no encontró respuestas. Muy bien lo hecho por este grupo. Excelente labor. La falta de Ginóbili, Gutiérrez y Delfino es demasiado para esta camada.

El recambio se avecina y la transición está. Decía en comentarios anteriores que el objetivo era estar entre las ocho mejores selecciones del mundo. No se pudo. Pero se dejó todo. Me consta. Y con esa mentalidad y esta gente increíble que va por el mundo tras el equipo se retomará la senda pronto. Apuesto, y apostamos todos.

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