BASQUETBOL. La Argentina perdió ayer 79-71 ante Grecia en el Mundial de España El domingo a las 17 el equipo albiceleste jugará ante Brasil en Madrid por octavos de final.
Obvio que tuvo pequeños altibajos en los partidos, pero fueron eso, pequeños, a diferencia del resto, que prolongó momentos flacos largos en cada juego, e incluso algunos equipos, como Croacia, durmieron dos juegos seguidos.
En definitiva, Grecia fue el más regular, efectivo y quien mejor básquetbol jugó, incluso ayer. Con un Calathes estupendo, su base, que tiene manejo de ritmos, goleo de media y larga distancia, conducción, y hace jugar a todos. Un alero muy potente, fuerte y rebotero en defensa y con mucha penetración y lanzamiento en ataque como Papanikolaou y un ayuda, Zisis, que también golea desde afuera, sumado a sus dos internos principales, Bourousis y Printezis.
El primero una torre inmensa que resultó casi imparable por momentos para los internos argentinos en el uno contra uno y que tomó varias instancias erradas por los griegos para volver a lanzar. Y el segundo, no tan alto, pero con un enorme talento para maniobrar y golear bajo el aro. Ambos aportaron 31 puntos de los 79 de Grecia.
La Argentina no estuvo precisa como en otros juegos. Campazzo se atolondró mucho y se empecinó en penetrar y definir bajo el aro, y en la mayoría de los casos fue "barrido" por la altura y los saltos griegos, donde se destaca el tremendo Antekounmpo, un NBA que salta como si tuviera resorte en los pies, si bien ayer anduvo flojo.
El aporte siempre eficiente de Scola, en defensa como en ataque, en desventaja de altura, pero con unos movimientos y espíritu para ingeniárselas y maniobrar bajo el cesto, ayer más efectivo con su tiro corto de dos puntos.
Igual, me parece que ya el físico le está pasando la factura del desgaste. Lo mismo a Nocioni y Herrmann, que también se multiplican y hacen funciones de otro jugador. Bien ayer Prigioni, manejando con criterio y goleando más que en otros juegos y el resto acompañó dentro de sus posibilidades, más con el corazón que con el buen juego, que casi logra la hazaña, después de estar 19 puntos debajo promediando el tercer cuarto y ponerse a tiro de pasar al frente a falta de pocos minutos.
Pero a estos equipos no podés darle la ventaja que se te vayan mucho adelante. El 28-16 del primer cuarto fue la medida justa de la diferencia en todo el juego, el promedio, pensando en cuando se fueron a casi 20 y cuando se puso a 3 puntos la Argentina.
Esa fue la marca que Grecia reguló y jugó. Como aquellos autos que vienen segundos y se arriman a la punta y liman las diferencias y llegan a la cola del puntero, y todos piensan "ahora lo pasa", pero no pasan de ahí. Intentan, pero no lo pueden pasar. ¿Y por qué? Porque para llegar ahí gastaron las gomas, los frenos, exigieron motor y el que iba adelante manejaba parejito y tiene resto para terminar la carrera, o cerrar el juego en este caso.
Algunas veces, con el propio envión, alcanza para pasar a la punta. Ayer no fue el caso. Se perdió bien con un equipo que jugó mejor y juega un muy buen básquetbol, que nunca perdió la paciencia ni se desesperó, aun cuando el estadio atronaba en favor de la Argentina.
Todo bien. Tranquilidad, se podía ganar, pero se podía perder. Así fue y a otra cosa. A pensar en Brasil, que jugó bien la otra Zona, se puso más duro y combativo. El eterno duelo sudamericano se revive en octavos de final. Muy difícil para ambos y esperemos disfrutar de un juego apasionante. Hasta el domingo en Madrid.