FUTBOL. El equipo de Alfio Basile derrotó a Egipto por 2 a 0 en El Cairo
El seleccionado argentino tuvo un rendimiento plagado de altibajos, aunque en términos generales siempre pareció estar un escalón por encima del bicampeón africano. Los dirigidos por Alfio Basile tuvieron dificultades para hacer pie en el encuentro durante el cuarto de hora inicial, más precisamente hasta que Luis González comenzó a encontrarle la vuelta a su posición de enganche, ésa que le impuso el técnico para reemplazar al lesionado Juan Román Riquelme.
Con la fineza de movimientos que lo caracteriza, el mediocampista del Porto de Portugal fue el dueño de las mejores acciones ofensivas del conjunto argentino a lo largo del encuentro.
Y su socio ideal fue Sergio Agüero, ya que los dos interpretan la misma sintonía cuando se juntan de tres cuartos de cancha hacia delante. El que no coordinó en la misma frecuencia fue Julio Cruz, que está más habituado a la última puntada y a quien le hubiese venido mucho mejor Riquelme para aprovechar su asistencia a posiciones de gol.
Claro que en la mitad de la cancha, con Javier Mascherano y Fernando Gago juntos, la Argentina tuvo tránsito lento, sobre todo en el primer tiempo, cuando los volantes locales, especialmente Mohamed Zidan y Ahmed Hassan se movían con velocidad por los costados.
Pero poco a poco la Argentina fue corrigiendo ese déficit en el segundo tiempo, tanto porque Javier Zanetti y Gabriel Heinze se adelantaban unos metros para cerrarles los caminos a los mediocampistas externos mencionados (ambos terminaron reemplazados), como para sumar gente a partir de la posesión del balón.
Y conforme con ello los argentinos empezaron a manejar el ritmo de las acciones, conforme los dueños de casa dejaron pasar su cuarto de hora en ese segundo período. Esto condujo al equipo argentino nuevamente a manejar las acciones y rápidamente, tras un error del zaguero Sayed Moauad que aprovechó Sergio Agüero a los 20'' para lograr la apertura del tanteador con un derechazo alto, desde el borde del área chica, también a conducir psicológicamente el cotejo.
Es que a partir de esa instancia los egipcios no volvieron a merodear con chances la valla defendida por Roberto Abbondanzieri y la Argentina, por contrapartida, tuvo más opciones para ampliar la diferencia, nuevamente en los pies de Agüero. Hasta que a los 39 minutos, Maximiliano Rodríguez lanzó un tiro libre largo desde la derecha, al segundo palo, para que Nicolás Burdisso convirtiera con un cabezazo cruzado desde el vértice del área chica.
Allí se cerró el partido en el tanteador, pero en el desarrollo se había clausurado mucho antes, más precisamente después del tanto del Kun. Es que, en el balance general, la Argentina demostró ante el campeón de la Copa de africana que es un equipo de jerarquía, más allá de que su rendimiento, ante la falta de competencia, tenga lógicos claroscuros.
El próximo 4 de junio, la Argentina jugará su próximo encuentro internacional amistoso frente a México, en Los Angeles, y diez días después enfrentará a Ecuador por eliminatorias sudamericanas. Tres días más tarde visitará a Brasil y allí tendrá que verse al verdadero equipo, ya con Lionel Messi, Riquelme y compañía.