BASQUETBOL. La Argentina derrotó 73-67 a Canadá por el Premundial de Caracas El equipo de Julio Lamas jugará mañana a las 18.30 ante México por semifinales.
Luis Scola fue ayer el emblema que se esperaba cuando las papas se quemaban, cuando aparece la bruja en el cuento. Cuando hay que ganar, cuando hay que tener temple y corazón, obligar y empujar a los propios, ahí se espera por los líderes, por los experimentados, por los distintos y el Luifa no falló.
Como no le falló nunca a la Selección con su presencia. Tampoco le falló con su rendimiento cuando se requería de él por el estado de emergencia del equipo.
El sábado ante Uruguay y ayer ante Canadá la rompió. Intratable para cualquier canadiense que intentara frenarlo. Aun comiéndose un par de gorros, pero insistiendo en la próxima y acertando, de espaldas y de frente al aro, entendiendo esa doble función que debe realizar como alero casi frente al aro en la NBA.
Y como interno, dueño del poste bajo y medio. En la Selección Nacional arrastró hacia adentro para fusilar con esa media vuelta y ganchito corto a cualquiera que lo defendiera uno contra uno.
Cuando lo doblaron los encaró igual o abrió la bola para el tiro exterior que alternadamente castigó. Acompañando a Scola estuvieron el vértigo y los rompimientos al aro de Campazzo, las bombas de Safar, no muchas pero muy oportunas ayer, y el aporte de todo el resto de los que estuvieron en cancha.
El partido, como se suponía, no fue bueno técnicamente, con mucho nervio y errores de ambos lados. No era para menos. El que perdía se iba.
Canadá juega muy bien, con armas en todos los sectores, pero tiene lagunas defensivas y de goleo que había que aprovechar. La primera laguna se dejó pasar en el segundo cuarto y la segunda le costó a Canadá el juego en el tercer cuarto.
El último parcial fue de dientes apretados. La Argentina tratando de mantener la diferencia y Canadá empezando a apurarse y tomando decisiones apresuradas.
El técnico canadiense realizó un movimiento insólito. David Joseph venía perforando de todos lados, llevaba 20 puntos como escolta y el coach lo puso de base, con lo que tuvo que armar y dejó de golear.
Fue un gran triunfo. Con garra y mística. Había que ganar con un distinto a todos y un par de acompañantes de lujo: Campazzo y Safar.
En la tribuna se lo vio enchufadísimo a Luis Scola padre, quien habla, grita y le da órdenes a su hijo durante todo el juego. En fin, lo vive a pleno, pero con mucho respeto, y eso que los venezolanos se cansaban de insultar al extraordinario jugador argentino.
Los locales estuvieron todo el torneo en contra de la Argentina. Ayer llenaron el estadio temprano para alentar a Canadá e insultar a los albicelestes, pero se quedaron afuera en el reino de Scolandia.
(*) Director técnico olavarriense, integrante del staff de la Selección Nacional entre 2000 y 2005.