El artista lamatritense repasó sus 50 años arriba de los escenarios de la ciudad y de la Argentina. Habló de su último disco y sueña con grabar uno nuevo.
El Chango llegó de su Córdoba natal y se afincó rápidamente en La Madrid. Apenas siendo un adolescente comenzó su vinculación con la música acompañando a los hermanos Zanuzzo, luego siguió con Los del Ceibo y posteriormente junto a Los Alborada. Ahora comparte su pasión y las peñas folklóricas con Nuevos Aires.
"La Madrid vive un nuevo esplendor con el folklore gracias a las peñas", remarca. Se refiere a los encuentros que se llevan a cabo mensualmente desde hace más de un año en la EP Nº 9.
Recientemente Pérez, junto a Nuevos Aires y otros artistas de la ciudad grabaron sus respectivos discos.
El cantor del pueblo que tenía otra experiencia similar, rescata el trabajo que realizó Daniel Citterio en la grabación y en la producción, pero hace una autocrítica a su parte y por eso "aunque no tenga metas en la música, voy a grabar un nuevo disco", sostiene.
Albañil de profesión, el "Chango" Pérez asegura que canta "simplemente porque me gusta. Si no hay pasión arriba de un escenario, no se puede transmitir y el público se da cuenta. A mí me gusta cantar. No es que sea bueno ni nada, pero lo que yo siento me gusta entregarlo y por eso me he ganado al público", resume.
"Subí a los 14 años a un escenario y no me bajé por muchos años", rememora el "Chango" Pérez.
"Traigo la música en la sangre. Viniendo del Norte, al folklore lo llevás adentro. En ese tiempo, cuando empezamos con los hermanos Zanuzzo, estaban Alfredo González, Jorge Malianni y muchos otros", cuenta.
"Con Alborada llegamos a cantar en Jesús María. También en el Festival del Puestero (Río Negro) y recorrimos la provincia de Buenos Aires", repasa sobre su dilatada carrera que hace unos 10 años lo llevó a grabar su primer disco en la ciudad de Pigüé junto a Capotosti. "Nos costó mucho porque había que viajar, pero nos gustó mucho", cuenta sobre aquella experiencia.
El "Chango" se frota las manos y su mirada se pierde en el recuerdo. Sobre aquel viaje a Jesús María dirá que "fue un sueño, porque soy un cantorcito de pueblo. Compartimos escenario con los artistas más importantes del país y nos trataron muy bien; esa noche estaba fumando por los nervios, cuando vino Mario Alvarez Quiroga y me dijo ‘¿te gusta el canto? Para ser artista no tenés que fumar’. Fue algo hermoso. Cuando nos presentaron y subimos nos temblaba todo", repasa.
Una enfermedad lo dejó prácticamente inválido y después de más dos años, tras una invitación de Daniel Rodríguez, volvió a cantar en la Sociedad Rural. "La música te da vida. A mí me hizo vivir porque estuve muy jodido, ya que estando así canté dos canciones y fue como una inyección", subraya.
"Para cantar hay que sentir la música. Arriba del escenario debés brindar el alma y brindarte", insiste.
"Cuando te subís a un escenario es una mezcla de nervios y alegría. Si no subieses con nervios, por miedo a equivocarte, significa que no sentís responsabilidad por lo que vas a hacer. Después, cuando te gritan, es una cosa hermosa y sentís que ya es tuyo", resume sobre lo que siente el cantautor en cada presentación.
El "Chango" Pérez lleva casi cinco décadas con la música y a lo largo de los años vio la transformación que sufrió. "Antes era guitarra y bombo y hoy las guitarras son amplificadas... si tengo que elegir me quedo con lo de antes, porque antes no había ruido a tarro y ahora se sienten los golpes de la batería; antes era más natural. El folklore siempre es bueno, es una música sana y por ejemplo con las peñas muchos chicos se están entusiasmando a bailar y a cantar", recalca.
"Yo pienso hacer otro disco, a mi gusto. Yo soy un cantor de acá, si se da la oportunidad de cantar afuera lo haré. No tengo años para pretender hacerme famoso, pero me gustaría seguir cantándole a mi pueblo", termina el "Chango".