LAMADRID

Se realizó el espectáculo del fogón tradicionalista Entre Amigos

El último domingo, en la Sociedad Rural, hubo jineteada y show musical Además del espectáculo campero hubo un show musical y se homenajeó a ex jinetes de La Madrid y la zona.

El domingo último se llevó a cabo la jineteada organizada por el fogón tradicionalista Entre Amigos, en conmemoración de los 123 años de General La Madrid. Un gran espectáculo brindaron los jinetes y el público que en gran forma se acercó hasta el campo de doma de la Sociedad Rural.

Por la mañana, todo comenzó con la prueba de riendas: en Potros, el ganador fue Juampi Martínez (La Colina); y la de Libres quedó en manos del martinetero Santiago Ferreira.

Ya por la tarde se realizó la jineteada en sus distintas categorías. Franco Hein se llevó la competencia de clinas; Mariano Almada, la de cuero tendido; Juan Cruz Araya, la de bastos; y Nicolás Romera, la de grupa. Los ganadores pudieron lucirse luego en los reservados. También se pudo observar la doma de una vaquillona (Diego Basualdo) y de un toro (Federico Salaberry), además de las montas especiales.

Antes de finalizar con la fiesta se hizo entrega de diplomas a ex jinetes lamatritenses de La Madrid y la zona. Omar Sapsone, Omar Pérez, Tránsito Bessa, Miguel Angel Aguirre, Guillermo Alsogaray (p), Negro Basualdo y Ricardo Oviedo, entre ellos.

Los ángeles de los jinetes. Tito Flores se montó al caballo y con lágrimas en sus ojos se despidió del público, con el gorro y el alma en la mano. Cacuya Gaitán, el locutor, junto con el payador Facundo Quiroga, saludaron a este reconocido apadrinador que así dijo adiós a su pasión.

Tito, nacido en Entre Ríos pero radicado desde hace muchos años en La Colina, recordó que desde muy chico anduvo arriba de los caballos. "Mi padre tenía una tropilla y por primera vez hice de apadrinador", recordó. "Siempre anduve en los ruedos, haciendo lo que más me gusta y de corazón", insistió.

A cada segundo alguien lo saludaba. El, atentamente, estrechaba la mano con fuerza y agradecía el gesto.

Para él, el caballo siempre fue un compañero fiel -"desde la escuela", recordó- y atesora con cariño "un alazán, que fue el que me enseñó a apadrinar". "El secreto de un buen apadrinador es prestar atención y estar atento, pero el 80 por ciento lo hace el caballo", sostiene.

"El apadrinador tiene una función que no se luce y a veces es criticado porque por ahí saca a todos los jinetes bien, pero se cae uno y hace de cuenta de que se te cayeron todos...", explicó sobre su trabajo.

Para el apadrinador la categoría más difícil es la clina limpia, "porque son 8 segundos que tiene el jinete para demostrar su habilidad, pero que a la vez no tiene tanta defensa", indicó.

"La doma es la mansedumbre de un animal para que pueda andar. La jineteada es un reservado que se sabe que no va a servir para amansar. Los caballos son todos distintos", explicó con suficiencia.

"El coraje y la destreza del jinete van 50 y 50 porque se necesita valentía en situaciones extremas y con la habilidad se nace, pero hay que mamarla de chico", subrayó Flores.

Tito Flores se prepara para mirar. Ahora detrás del alambrado, siendo parte del público, que muchas veces lo vio a él arrojarse sobre el jinete para sacarlo de una situación incómoda.

Y allá va, un caballo desbocado sale del palenque. Un chico de apenas veintitantos años se le anima. El animal corcovea como desencajado; se lo intenta sacar de encima al joven, que se aprieta para no volar. Corre el apadrinador y con pericia ayuda al jinete. Los aplausos son para el muchacho, sólo Tito comenta el trabajo del ángel de los jinetes.

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