Cubrió los 2.300 kilómetros de distancia en 45 días (aclaró que en ruta fue menos de un mes, "pero hice paradas para recorrer parques nacionales y otros lugares"), luego de haber iniciado la a aventura a fines del mes de marzo. Para la vuelta eligió viajar en colectivo hasta Capital Federal, de donde es oriundo y luego unir Buenos Aires con Bordenave nuevamente arriba de la bicicleta.
"Cada vez que puedo salgo en bicicleta y hacer viajes es algo que me gusta", contó Morici. "Antes andaba de mochilero y había recorrido gran parte del país. Un día, andando con unos amigos, descubrí la bicicleta y me gustó, porque tenés la posibilidad de recorrer más que cuando andás caminando", subrayó.
"Se disfruta mucho más, aunque es más sacrificado. Pero te permite descubrir algunos parajes y redescubrir cosas que ya conocías", destacó. A lo largo de sus años de experiencia ha hecho viajes en soledad y acompañados. Pudo, según recordó, recorrer gran parte de la geografía argentina con su mochila y su bicicleta.
"Es una bici básica, para que si ocurre algún contratiempo se pueda arreglar. Pesa unos 50 kilos, entre comida y agua. Trato de evitar las rutas muy concurridas y siempre uso un espejo para evitar cualquier riesgo", describió.
"Lo más difícil es encontrar un lugar para acampar, especialmente en las ciudades", indicó Cristian Morici. La distancia que se recorre día a día depende mucho de las condiciones climáticas y geográficas, si hay viento, si llueve, el paisaje o las condiciones de los caminos. En este viaje llegué a hacer 90 kilómetros promedio", explicó.
Cristian planea llegar a Bordenave, el lugar que eligió para vivir, en los próximos días. Mientras tanto disfruta de las últimas horas arriba de su fiel compañera: la bicicleta.