El edificio del ex Banco de Olavarría

Cr. Adolfo Hipólito Santa María

El 15 de febrero de 1900, se realizó en la sede de la Sociedad Italiana Menotti Garibaldi la primera asamblea de suscritores de acciones. En dicha asamblea se conformó el primer directorio del Banco de Olavarría, con los siguientes: presidente, José Lis; vicepresidente 1º, Adolfo Errecart; vicepresidente 2º, Antonio Datelli; vocales: Víctor Ramírez, Dionisio M. Recavarren, Ramón A. Rendón, Juan Graciarena, Fermín Zabaleta, Tomás Iturregui y Enrique Hoffman; síndico titular, Pedro Beghé; síndico suplente, Bernardo Lacanal.

El personal superior se componía de las siguientes personas: gerente, Pastor Rendón; contador, José Rossovich; y tesorero, Teófilo V. Garrós. En julio de 1918, instaló la primera sucursal en Tapalqué, provincia de Buenos Aires.

En 1906, el Banco de Olavarría se trasladó a un edificio propio que construyó en la esquina de Vicente López y San Martín, proyectado por Vicente Monte o Montesi. La empresa constructora fue Galbiatti y Améndola.

De estilo arquitectónico neo-renacentista italianizante; el edificio cuenta, en la parte superior del frente, con figuras de dioses mitológicos y alegorías.

En la parte superior del edificio, que da sobre la calle San Martín, un gran frontón elíptico rebajado que tiene en el interior del tímpano (triángulo) las figuras de la diosa griega Deméter y al dios griego Hermes; separados ambos por un escusón con el monograma del Banco de Olavarría. Las mismas figuras y ornamentos se repiten en el frente que da sobre la calle Vicente López.

  La diosa Deméter y su equivalente romano Ceres, hija de Cronos y de Rea, es la diosa de la agricultura, es el símbolo de la Madre Tierra dadora de sus frutos, es la tierra cultivada; y uno de sus atributos es la hoz: apero de labranza que sirve para segar, y que está compuesto de una hoja estrecha y curva. A la derecha de Deméter, simbolizando a la ganadería, animales ovinos y bovinos.

  El dios Hermes y su equivalente romano Mercurio, hijo de Zeus y la ninfa Maya (una de las siete Pléyades), es el dios del comercio y el mensajero de los dioses.

Uno de los atributos que porta es el caduceo: vocablo de origen griego que significa "vara de olivo adornada con guirnaldas". En la mitología griega, esta vara era llevada por los heraldos o mensajeros; aquí la vara, que sostiene Hermes con su mano derecha, en lugar de guirnaldas posee dos serpientes entrelazadas, y en la punta de la vara dos pequeñas alas. Pequeñas alas que también se ven representadas en el sombrero o yelmo de Hermes y simbolizan diligencia. Según el mito, Hermes vio luchar a dos serpientes en el Monte Citerón y arrojó una vara en medio de ellas para separarlas y vio cómo, sin hacerse daño, se enrocaron y entrelazaron alrededor de ella con sus cabezas enfrentadas en la parte superior. Los romanos utilizaron el caduceo como símbolo del equilibrio moral y buena conducta; el bastón expresa el poder; las dos serpientes, la sabiduría(1). El otro atributo que porta, con su mano izquierda, es una bolsa para llevar monedas. A la izquierda de Hermes, simbolizando a la industria, dos ruedas dentadas.

Sobre la parte superior del frontón, a modo de remate, una vasija con tapa, adornada por una guirnalda de laurel frutado. Dos vasijas de menor tamaño y con asas, coronan las puertas laterales que dan a las calles Vicente López y San Martín.

La entrada principal al banco es por la esquina. Una gran puerta de madera de dos hojas franquea al visitante, con un detalle distintivo: la figura de la cabeza de un león en cada hoja de la puerta. Sobre el marco superior de la puerta, un arco elíptico vidriado; y más arriba un reloj que, años después, sería retirado quedando vacío el escusón que lo contenía.

Dos columnas jónicas de cada lado son la base de un frontón triangular, que hace de cubierta antes de trasponer la puerta de entrada; y en el friso del frontón, la leyenda: "Banco de Olavarría".

Siguiendo con la descripción de las restantes figuras que observamos en el frente de la esquina y asociándolas por sus características con las que ya describimos, vemos: a la altura del vértice superior del triángulo, delante de una planta hexagonal con aberturas de ojiva rebajada en cada lado y cubierta toda por una cúpula gallonada, las figuras del dios Hefeso y la diosa Hera.

  El dios griego Hefeso y su equivalente romano Vulcano, hijo de Zeus y la diosa Hera, es el dios del fuego y los volcanes, el forjador de metales. Se encuentra sentado, portando en su mano izquierda el martillo de herrero y con un pie sobre un yunque, atributos con los que se le representa.

De pie, coronada y con un cetro, la diosa griega Hera y su equivalente romano Juno, hija de Cronos y Rea. Reina de los dioses, Diosa Madre. Era además, la diosa del matrimonio y la fidelidad. La protectora de las mujeres casadas y de la familia.

 A la derecha de la diosa Hera, una de las alegorías que tiene el edificio en el frente: la figura de una vasija derramando monedas, simbolizando los frutos del ahorro que el banco vuelca en beneficio de toda la comunidad.

En el interior del tímpano (triángulo) sobre la entrada principal, otra alegoría: un niño que parece surgir o despegarse del edificio, con el propósito de mostrar y comunicar al mundo el acontecimiento (representado el mundo por un globo terráqueo que el niño abraza); mientras parten, en direcciones opuestas para cumplir con el mensaje, un tren y un barco a vela. Por último, sobre el borde de la parte horizontal del tímpano, simbolizando la difusión de la noticia en todas las direcciones, las figuras de una rueda de tren alada (expresa diligencia), un catalejo, una brújula, cabos, un diario con la fecha 1906 (la fecha del nuevo edificio), un barril, un bulto, un ancla y dos objetos más que no hemos podido identificar claramente. Y aquí cabría preguntarse: si alegóricamente el niño representa al joven Banco de Olavarría, en aquel año que se inaugura el edificio; y también si la figura del niño que realiza la tarea es el mismo niño Heracles, o sea el héroe cuyo nombre latinizado es Hércules. Y esto último surge por la historia que contamos a continuación.

Hay dos figuras más en el frente de la ochava, y para verlas bien tenemos que situarnos sobre la calle San Martín y mirar hacia la figura de la diosa Hera. En primer lugar vemos una gran bola, que representa a una granada (símbolo de la fecundidad), fruto del árbol denominado granado. Se trata de uno de los atributos o símbolos, que en algunas representaciones de su figura, porta con una de sus manos Hera.

Y más arriba vemos como Hera tiene apretada con su mano izquierda a una serpiente, y esto tiene la siguiente explicación: descendientes de Perseo, en Tirintos reinaban Alcmena y Anfitrión; Alcmena era una mujer muy bella, y el propio Zeus la deseaba. Zeus, aprovechándose de la ausencia de Anfitrión, que había salido en una expedición contra los telebeos, tomó su forma y aspecto para engañar a Alcmena, y en el curso de una larga noche engendró al famoso héroe Heracles. Cuando a la mañana siguiente regresó el verdadero Anfitrión, se dio a conocer y en lugar de recibirlo con entusiasmo, su esposa parecía extrañamente cansada, indiferente. Cuando comenzó el relato de sus hazañas guerreras, Alcmena le respondió: -Querido mío. Ya contaste anoche. ¿Qué te parece si ahora vamos a dormir un poco?-.

Anfitrión comprendió así, que había sido engañado por el propio Zeus. Al principio, el odio de Anfitrión no tenía límites y estuvo a punto de matar a su esposa. Pero al final comprendió que ella no había tenido ninguna culpa, y engendro un segundo hijo, que serían gemelos: Heracles e Ificles.

La diosa Hera, legítima esposa de Zeus, era muy celosa, violenta y vengativa. Como no podía enfrentarse al todopoderoso esposo, perseguía no solo a las amantes de su esposo, sino incluso a los hijos que había tenido con ellas. Zeus había prometido que el primer descendiente del linaje de Perseo reinaría en Argos. La diosa Hera, por intermedio de su hija Ilitía, diosa de los alumbramientos, primero hizo que el nacimiento de Heracles se retrasase, y se adelantase, en cambio, el nacimiento de su primo Euristeo, hijo Estenelo. De este modo Euristeo nació sietemesino, y Heracles permaneció diez meses en el seno de su madre.

Después de nueve días de trabajoso parto, Alcmena pudo tener finalmente a sus dos hijos: primero nació Heracles, el hijo de Zeus, y poco después Ificles, el hijo de Anfitrión,

Cuando los niños tenían ocho o diez meses, un atardecer, Alcmena acostó en una cuna a los gemelos Heracles e Ificles, y se durmieron. A la medianoche, Hera intento librarse para siempre del maldito hijo Heracles, e introdujo a dos enormes serpientes que se enroscaron en el cuerpo de los niños, apretándolos para triturarlos. Ificles se echó llorar con desespe­ración, pero Heracles tomó a los dos reptiles por la garganta, y como si fueran sus juguetes las ahogó. Anfitrión, que había escuchado los sollozos de Ificles, acudió espada en mano, pero no tuvo necesidad de intervenir. Ahí se dio cuenta que Heracles era realmente el hijo de Zeus, a quien los latinos llaman Hércules, el héroe más célebre y popular de la mitología clásica.

En el primer semestre del año 1995, el Banco de Olavarría sufrió una crisis financiera provocada, entre otros motivos, por la devaluación del peso mexicano, comúnmente denominada "Efecto Tequila"; una combinación de crisis de liquidez y de confianza que afectó también a varias entidades financieras de nuestro país. La severa crisis financiera del Banco de Olavarría hizo que, el 16 de agosto de 1995, por Resolución Nº483, el Banco Central de la República Argentina autorizara al Banco Mayo Cooperativo Limitado a adquirir el activo y pasivo del Banco Olavarría S.A. 

En octubre de 1998, se produjo la intervención y caída del Banco Mayo; quedando poco después la sucursal bancaria de Olavarría a cargo del Citibank. El Citibank trasladó las operaciones a otro lugar, y el edificio de San Martín y Vicente López cerró sus puertas. Años después el edificio sería comprado por un particular. En la actualidad, un comercio ocupa el edificio.

El edificio hoy

La Ordenanza Municipal Nº3934/16, se ocupa del Patrimonio Histórico Cultural del Municipio de Olavarría (PHCMO). Vetada por Dto. D.E. 1485/16 – Anulado el Veto por Dto. D.E. 1650/16.

En su artículo 1º expresa: "La presente Ordenanza constituye el marco legal referente a la determinación, preservación, restauración, promoción, acrecentamiento y transmisión del Patrimonio Histórico Cultural del Municipio de Olavarría (PHCMO)". A partir del artículo 20 al artículo 24, se establecen las restricciones, preferencias y/o expropiaciones de los bienes que la integran. Y del artículo 26 al artículo 29, de las sanciones por incumplimientos a la normativa vigente. 

El edificio del ex Banco de Olavarría está incluido en el Patrimonio Histórico Cultural de Olavarría.

En esta última parte de la nota, nos ocuparemos de señalar faltantes, roturas y otros detalles del edificio, haciendo una comparación entre su estado original y el actual.

El faltante más visible del edificio, y que todavía vive en la memoria colectiva de la comunidad, es la espléndida puerta de la entrada principal del banco. En el interior del tímpano de la calle Vicente López, a la figura del dios Hermes le falta el caduceo, que sí lo tiene el dios Hermes en el tímpano de la calle San Martín. Mientras que la figura de la diosa Démeter, está bien representada con el símbolo de la hoz.

En el interior del tímpano de la calle San Martín, a la diosa Démeter le falta el atributo de la hoz; y a la figura del dios Hermes, si bien porta el caduceo, a éste le faltan tramos del material que lo recubre.

A una de las vasijas que se encuentran en la parte alta de edificio, a la altura de las puertas laterales, le falta el material que recubre una de las asas. El nuevo propietario del edificio borró del friso la inscripción "Banco de Olavarría", y como vemos la reemplazó por Edificio Histórico Año 1900, cometiendo así un error histórico a la vista de todos. El Banco de Olavarría, como ya hemos mencionado, se fundó en 1900, y el edificio propio se inauguró en 1906, tal como lo dice la figura del diario en el frente.

Por último, algo que se ve mucho en el casco urbano, es la gran cantidad de cables aéreos que lamentablemente provocan una contaminación visual en la arquitectura de la ciudad.

Los bienes tangibles e intangibles de una sociedad tienen su propia historia y constituyen un valioso patrimonio social, cultural y arquitectónico. El patrimonio posibilita la formación de una memoria colectiva en la comunidad. Nos habla de nuestra historia y nos muestra como somos como individuos y como sociedad; son bienes que conforman la identidad de un pueblo. 

Si bien es cierto que, exceptuando la modificación hecha a la entrada principal, el edificio por ahora no registra grandes modificaciones y los daños que presenta estimamos serían fácilmente reparables, creemos que las autoridades y el conjunto de la sociedad deben asumir como algo propio y valioso cuidar y preservar este patrimonio.

- Notas:

(1) Juan Eduardo Cirlot, Diccionario de Símbolos. (p. 121).

- Bibliografía:

Juan Eduardo Cirlot -Diccionario de Símbolos

Pierre Grimal-Diccionario de Mitología Griega y Romana

Anuarios del Diario El Popular y La Democracia.

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