La cantidad de carne vacuna que consumen los argentinos descendió nuevamente en julio y continuó ubicándose en mínimos históricos, según el informe de la Cámara de la Industria y comercio de carnes (Ciccra). En Olavarría, la tendencia se da de manera dispar y en eso mucho tiene que ver la zona en que se ubica cada comercio. "La hacienda bajó, pero lo que nos aumentaron son los costos", dijeron desde el sector.
Datos oficiales exponen que el consumo de carne sigue en caída en nuestro país, a pesar de que los precios se estabilizaron luego de la última suba registrada en marzo pasado. En Olavarría, el nivel de consumo se mantiene aunque cada vez más gente se vuelca hacia los cortes más económicos y más rendidores.
En los mostradores de nuestra ciudad, la desaceleración en el consumo de carne vacuna se da de manera dispar y en eso mucho tiene que ver la zona en la que se ubica cada comercio del rubro.
En algunos casos no se siente esta caída expuesta por la Cámara de la Industria y comercio de carnes (Ciccra) en su último informe, donde plantea que el consumo volvió a desacelerarse en julio y sigue ubicándose en mínimos históricos. En otros casos, se nota una "leve" disminución, pero que no tiene gran impacto. Algunos, mientras tanto, sienten una baja de ventas de manera más fuerte.
¿De qué depende? La clave principal es la ubicación del comercio, los números varían dependiendo la zona y el poder adquisitivo del barrio, de acuerdo a lo expuesto por comerciantes del rubro.
El factor común, según sostuvieron los carniceros consultados, es el aumento de los costos y sobre todo en lo respecta a impuestos. "Tenemos un 40% más de gastos. Entonces, por un lado el precio de hacienda bajó un poquito pero tenemos más gastos, entonces hay una distorsión ahí que hace que el sector tenga un escenario complicado", coincidieron desde dos carnicerías tradicionales de nuestra ciudad.
De acuerdo al informe que elabora la Cámara de la Industria y comercio de carnes (Ciccra), el mes pasado el promedio móvil de doce meses del consumo de carne vacuna por habitante fue equivalente a 46,9 kilos por año, cifra que resultó un 0,3% inferior al mismo mes del año anterior y se ubicó un 9,1% por debajo de julio de 2019. Además, presentó una caída del 32% si se lo compara con el mismo período de 2009, el valor más alto registrado en los últimos 18 años.
Estos datos sitúan al consumo de carne vacuna en mínimos históricos. Por caso, según un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario, en 2021 se consumió en Argentina un promedio de 47,8 kg/habitante por año. "Debemos remontarnos hasta 1920 para encontrar un registro en el que se haya absorbido internamente un menor volumen de carne bovina per cápita. En ese entonces, se había precipitado hacia la baja la ingesta nacional, alcanzando el mínimo histórico de 46,9 kilos por habitante al año", señaló la entidad.
"Si analizamos el consumo histórico (período 1914-2021), la ingesta promedio fue de 73,4 kg/hab/año, mientras que el promedio de los últimos cinco años, fue de 54,5 kg/hab/año", agregó el estudio de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Con precios estables
Los argentinos reemplazan la carne vacuna por la de otros animales, sostienen desde esa misma entidad. Según los datos, de los 109,4 kilos de carne que un habitante consume por año, solo el 44% corresponde a cortes bovinos contra el 60% que consumía en los 2000.
El pollo y el cerdo fueron avanzando por sobre la carne de vaca en la mesa de los argentinos, aunque "culturalmente seguimos siendo vacunos", sentenciaron los consultados por El Popular.
Frente a este escenario, aunque la caída en el consumo demuestre ser importante por el momento, lo que sí es notorio en los mostradores de la ciudad es que cada vez más personas se vuelvan hacia los cortes más económicos o rendidores.
Así, la aguja o la carne picada son cortes que encabezan la lista "porque son cortes más económicos. El factor clave en todo esto no es que la carne sea cara, sino que los sueldos no acompañan", sostuvieron.
De acuerdo a los últimos datos oficiales que corresponden a julio, luego de dispararse con fuerza entre fines de 2021 y comienzos de 2022, los precios de la carne vacuna se amesetaron en los últimos meses: incluso, algunos cortes presentaron leves bajas en julio, pese al fuerte salto de 7,4% que registró el IPC.
"Esto vino a reforzar la fuerte desaceleración del ritmo de incremento mensual que se había registrado en junio, que se vio favorecido la leve retracción que tuvo el valor de la hacienda en pie en los últimos tres meses", analizaron desde Ciccra.
En línea con valores más estables de la hacienda y una demanda menos dinámica, "en julio precio promedio del kilo de asado descendió 0,5% con relación a junio, llegando en el caso del cuadril y la nalga a -0,9% y -0,3% mensual, respectivamente. En tanto, la carne picada común registró un alza de 1,2% mensual en su precio y el valor de la paleta hizo lo propio en 0,6%", sostuvo el informe.
Además, detalló que en términos interanuales los cortes que analiza el IPC GBA aumentaron por debajo del nivel general de inflación: mientras que el IPC trepó 71,8% en los últimos doce meses, la carne trepó entre 56,6% y 61,9%, según el corte.