La insignificancia ante el cosmos

FINDE Fue Carl Sagan quien le mostró una nueva forma de ver la vida. A través del telescopio comenzó a observar los fenómenos que se producían en el cielo y después comenzó a interiorizarse mas. Hoy Daniel Acosta se considera un astrónomo aficionado, explica cómo se puede ver el cielo con otros ojos y señala que estamos lejos de un contacto extraterrestre. 

Eclipses, cometas, el sol, la luna, los planetas, las estrellas y las supernovas forman parte de algo que para muchos es un completo misterio. Pero mientras algunos se dedican a encontrar una conexión entre los fenómenos del universo y la vida cotidiana, otros se contentan con sólo maravillarse ante aquello que les demuestra la insignificancia del ser humano frente al cosmos. 

Daniel Acosta pertenece a estos últimos y apenas nos sentamos a conversar en su casa asegura que "desde muy chico me fascinó, me gustaba y leía, pero el impulso fue Carl Sagan". En aquellos años, el célebre astrónomo hacía el programa "Cosmos" en televisión. "Fue la influencia de muchos, inclusive de astrónomos profesionales". 

Mientras se lamenta porque el domingo pasado el clima no permitió que se pudiese ver el eclipse de luna, resalta que siempre se sintió atraído por "todo lo que era el universo y el cosmos pero por ahí no tenia la posibilidad de compartir con alguien". 

Eso cambió cuando en el 2000 llegó a Olavarría el arqueólogo Cristina Dubois, quien comenzó un curso en la Facultad de Sociales sobre astronomía "para atraer a los que nos gustaba. Ahí nos juntamos e inmediatamente nos hicimos amigos y fundamos el GOCO, el Grupo de Observadores del Cielo de Olavarría, en el observatorio que estaba abandonado en ese momento".

Desde ese momento empezamos a trabajar y a acomodar el lugar. Después "empezamos a hacer nuestros propios cursos para atraer más gente. Empezamos a juntar un grupo, algunos se fueron, otros vuelven y se van, pero siempre está latente". También fue a partir de aquel año que "al enterarse conocidos que querían observar y se empezaron a sumar escuelas que querían ir con los chicos". Cuando se funda el Museo de Ciencias lo convocan "para comprar instrumental porque querían que la parte de Astronomía estuviera presente. Los asesoré y al poco tiempo empecé a trabajar como responsable de la parte de Astronomía".

Actualmente lleva a cabo charlas en el Museo con escuelas que vienen de día u observaciones con escuelas por la noche.

Astrónomos y astrología

El Grupo de Observadores del Cielo de Olavarría le permitió además poder empezar a relacionarse con otros astrónomos, tanto profesionales como aficionados, y empezaron a participar de congresos, de charlas, de juntadas. "Todos los meses de abril nos vamos a Mendoza a una juntada de cerca de 150 astrónomos". También tuvieron la posibilidad de participar de un congreso organizado por la Universidad de La Plata, "que era la primera reunión entre aficionados y profesionales"

"La mayoría de los profesionales no son observadores. Están atrás de un computadora con datos que le llegan de un telescopio, analizando datos, comparando". Por eso necesitan del trabajo de los astrónomos aficionados que sí son observadores. "Habitualmente los hallazgos, no digo todos pero un gran mayoría, se deben a los aficionados. Que después los profesionales digan 'enfoquen el Hubble para allá' y que tenga una resolución diez veces mejor", explica y agrega que es como "con los cometas, la mayoría los descubren aficionados que están observando el cielo. No podés mirar para todos lados las 24 horas porque se te escapa algo, y ahí está el aficionado". 

"Siempre cuento que por ahí la astronomía es la única o una de las pocas ciencias en que el astrónomo aficionado tiene tanta importancia como el profesional" resalta. 

En los cursos que organizan tienen una idea de la cantidad de olavarrienses que se interesan por el tema. "A principios de año organizamos un curso y tuvimos que cortar el cupo, dejar gente afuera, porque no nos daba para tanta gente. Lo hacíamos de 40 personas, pero nos quedó tanta gente afuera que vamos a hacer un segundo curso", comenta, y señala que no hay edad. Se enganchan tanto chicos como adultos. "Es un tema que da para conocer y si te ponés a mirar el cielo, lo lindo es conocerlo".

Por otro lado menciona que en los últimos años hay un interés mayor por lo que sucede en el cielo. 

"Creo que eso quizás tiene que ver con los medios, que le dan un poco más de bolilla y se difunda más. Cuando la difusión es masiva y a nivel nacional a nosotros, que organizamos algo, se nos llena de gente. Creo que sí, que hay más interés en conocer, en saber más de los fenómenos, en cómo se producen", señala. 

"Nosotros estamos al otro lado de la astrología y de la influencia de los astros, pero no renegamos que la astrología y la astronomía nacieron juntas. Los sacerdotes y los sabios conocían el movimiento de los astros para decirle a los reyes lo que iba a suceder. Después la astronomía se hizo ciencia y la astrología seudociencia", explica Daniel, y reconoce que "hay gente que le interesa y por ahí lo lleva de la mano al tema de la astrología y la astronomía". 

Eclipses 

"Tuve la oportunidad, por suerte porque no creo que la tenga otra vez, de ver dos eclipses totales de sol", cuenta, y dice que en uno viajó hasta San Luis y en el otro hasta la Patagonia. 

"Es un fenómeno que no te podés imaginar y aunque no te guste la astronomía, aunque jamás hayas mirado para arriba, es un fenómeno que no se puede explicar. Tenés que vivirlo, es una cosa de locos...", dice emocionado. 

"El eclipse de sol se da en una franja muy angosta, de unos 120 kilómetros. Si te salís de esa franja ya no es total. Esa franja recorre a lo largo de un continente o de un país, un cachito. Entonces tenés que estar en esa franja. En el ultimo, de diciembre del 2019, la franja arrancaba por Chile, bajaba por Junín de los Andes, Piedra del Aguila, Ministro Ramos Mejía y terminaba en Las Grutas". 

Hasta allí partió con su familia, pero cuando llegó se encontró con un cielo encapotado. Junto a otros amigos decidieron consultar y les recomendaron que viajaran hasta el centro de la Patagonia. Era plena pandemia y cuando llegaron a Ministro Ramos Mejía "habían armado en pleno desierto patagónico una especie de predio" para que la gente no se acercara al pueblo para que no hubiera contagios de Covid.

Había cerca de mil personas. "Seguía nublado", pero poco minutos antes de que se produjera el eclipse, el cielo se abrió y lo pudieron ver. "Fue increíble...", recuerda. 

Empezar a observar

"Lo ideal es que se acerquen a nosotros o a alguien que ya esté en el tema empiece a darle algún conocimiento", señala Daniel. "Lo primero es conocer el cielo, qué hay y cómo se distribuyen las cosas en el cielo. Eso es el ABC. A partir de ahí empezar a conocer cómo se mueven los astros, dónde aparecen y desaparecen, qué se ve en verano y en invierno. Después hay libros para poder empezar a iniciarse en la astronomía".

"Es como en todo hobby, empezás con algo sencillo y barato, y si te entusiasmás necesitás algo más. Así vas escalando en precio y calidad", comenta, aunque menciona que "lo ideal para arrancar es un par de binoculares, con eso podés ver una gran cantidad de cosas".

Daniel empezó "con el telescopio hace ya más de 20 años. En su momento era un lindo telescopio, manual. Vi un montón de cosas, pero en un momento dije que necesitaba algo más y me compré un telescopio robotizado, que me costó el premio de 25 años de trabajo...", dice entre risas. Después sólo fue ir comprándole accesorios. 

"Hay cosas en la astronomía que tienen marketing. Vos le pones la Luna en el telescopio a una persona y te dice ¡¡aaaahhh...!!. Le pones un planeta y también. Pero le ponés una galaxia, que es una cosa muy tenue que se ve apenas... Para uno que está en el tema es ver algo que está a millones de años luz, pero para el que se inicia y no conoce no le parece tan espectacular como ver la Luna, Venus o Marte" afirma.

"A veces cuando hago las charlas para chicos les empiezo diciendo que uno de los grandes problemas que tiene la astronomía como ciencia para explicar y entender son los tamaños y las distancias. Entonces les digo que en la vida cotidiana si el papá los manda a comprar carne saben que a media cuadra está la carnicería. En astronomía las distancias y los tamaños se multiplican de forma impresionante. La luz, viajando a 300 mil kilómetros por segundo de la estrella más cerca, después del sol tarda cuatro años", resalta. 

En ese sentido, explica que "a veces los aficionados rescatamos que uno trata de sentirse mejor persona cuando te das cuenta de lo insignificante que sos en el cosmos. No sos nadie...", concluye.

Vida extraterrestre

"Creo que vida extraterreste hay, seguramente porque no creo que estemos solos en el universo. Ahora de ahí a que aparezcan las navecitas especiales, los marcianos y todo eso, no", afirma, y reconoce que le cuesta creer. 

"Hace 20 años que miro para arriba", dice Daniel, y "noche, tras noche, y jamás vi nada extraño. Todo lo que vi tuvo una explicación".

Para él "lo que sucede es que la gente ve una luz que se mueve y piensa que es una nave extraterrestre y capaz que es un satélite artificial que pasa a esa hora, y que nosotros sabemos, o es la Estación Internacional que pasa, o es otro fenómeno. Tenés una explicación", pero "por ahí le gente común piensa que es una nave que se movía". 

"Otro tema son las distancias -explica-, que todo está tan lejos que para viajar a velocidades de la luz tardarían miles de años".

Daniel comenta que el físico Paul Davis tiene una teoría que dice que "cualquier civilización por avanzada o retrasada que sea tiene un período evolutivo, hasta un período tecnológico, y llega un momento que tiene una autodestrucción". 

Davis explica que "para que dos civilizaciones aun lejanas se encuentren en el punto cúspide de las dos, para que se relacionen es muy difícil".

"Por eso quizás no haya sucedido nunca", afirma.

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