En el Teatro Municipal, Gabriel Rolón presentará su obra "Palabra plena" el próximo viernes.
El viernes próximo, el licenciado Gabriel Rolón estará el 27 de mayo en Olavarría para llevar a cabo una charla denominada "Palabra plena: la palabra es abismo. Un freno al dolor, un límite al deseo".
La función se realizará en el Teatro Municipal desde las 21 y las entradas pueden adquirirse en ArTickets.com. La dirección se encuentra a cargo de Carlos Nieto y contará con la música original de Gabriel Mores y la producción general de Martín Izquierdo y Fen Lopez.
Esta será una nueva propuesta que propondrá Rolón al público olavarriense, quien ya pudo disfrutar de otras charlas y espectáculos suyos: en 2009, "La mujer: múltiples roles, ¿identidad en conflicto...?". en 2013 y en 2014, "Entrevista abierta"; en 2016, "Historias de diván"; y en 2019, "El Lado B del amor", en todos los casos a sala llena.
De cara a la presentación, Rolón dialogó con la periodista Yanela Alves en el programa radial "Mejor de Mañana" que se emite por FM Pop (98.1) de El Popular Medios sobre temas como las palabras, los silencios, las situaciones que nos movilizan y que nos hacen pensar, el dolor y el sufrimiento.
- Gabriel, ¿cómo se prepara cada encuentro de "Palabra Plena"?
- Uno mira con mucha responsabilidad (la preparación), en parte tiene que ver con estar muy cuidado físicamente, porque las giras son muy extenuantes, salís un jueves y volvés un martes, viajás en ruta, dormís en ruta a veces, te cansás mucho y vos tenés que estar pleno para subirte al escenario, para dar lo mejor de vos, pero siempre hay algo que es el entusiasmo del reencuentro con la gente.
Lo lindo de las giras es que vas al lugar de la gente... cada formato tiene su gracia y su premio para nosotros... Estar en la calle Corrientes tiene el suyo... pero la gira tiene esto: de que vas al lugar de la gente y por lo general que el público, consciente o inconscientemente, agradezca; agradece que uno vaya a su lugar y te espera con una ansiedad, con un cariño, que tienen un plus... Así que eso es algo que también te motiva, que te tiene con una cierta adrenalina, que se renueva cada semana porque cambiás de lugares, cambiás las plazas... el público es diferente. Bueno, así me preparo yo... con la responsabilidad de que tengo que dar lo mejor de mí, con la responsabilidad y la tranquilidad de que llevamos una obra que es espectacular, y acá somos apenas dos personas sobre el escenario, pero con un texto, con una obra y con un contenido que, creo yo, son movilizantes.
Mi desafío siempre me subo a un escenario es que la gente se vaya de la sala con alguna emoción o con algún pensamiento que no tenía cuando entró... vos esperás algo del artista que vas a ver... si vos vas a ver la obra de Nico Vázquez vos esperás reírte y reírte mucho, y él no te va a decepcionar... y si vas a ver a Moldavsky lo mismo... El público que me viene a ver a mí espera llevarse una emoción o un pensamiento, porque es mi propuesta. Así que creo que la obra está pensada para generar eso y para no defraudar esa confianza de la gente.
- Y por eso te sigue tanto la gente... porque cada vez que te en encuentran en algún programa televisivo, en la radio, quienes han podido escucharte durante tantos años con ese programa tan maravilloso durante las noches y las madrugadas y que nos ha hecho pensar tanto a todos ("La Venganza será Terrible, conducido por Alejandro Dolina)... quienes han podido leerte también... saben que después de escucharte no va a ser lo mismo... que algo se va a modificar dentro de su psiquis... quizás es gente que concurre a terapia habitualmente y mucha gente que no lo hace y que aprovecha estos encuentros para escuchar sobre estos temas... ¿Te parece que se da esto?
- Sí, se da. Se da mucho y yo que creo que una de las cosas más hermosas que te pasan cuando hacés obras de teatro o cuando uno escribe un libro, es cuando me llega la devolución tiempo después... cuando alguien me dice "yo empecé a estudiar psicología después de leerlo" o me dice "yo empecé a hacer análisis después de ver su obra o después de leer uno de sus libros"... yo creo que ése es el premio para mí.
Pero más allá de lo artístico que ocurre en la obra, en el día y en la función, que para eso va la gente, que quede un residuo, una pregunta, algo dando vueltas, de por lo menos algunos espectadores, que lo lleve a cuestionar alguna cosa, que le quite el miedo al psicólogo... cuando vos le contás y le mostrás a la gente cómo es un caso, bueno muchas veces te dicen: "...bueno, me animé..."; bueno, cuando a mí me dicen esas cosas yo siento que he cumplido, no sólo con lo artístico sino con esa otra función que hay detrás de la obra, de eso que late para mí, que está latente, que es mi función de difundir el psicoanálisis.
- Y en eso que proponés en "Palabra Plena" aparece un poco un análisis de nuestra realidad como sociedad, teniendo en cuenta que estamos como tan sobrecargados de distintas imágenes, de lo instantáneo, de la velocidad... volver a la palabra, ¿tiene algo especial para los seres humanos?, ¿vos lo que buscás a través de esta obra es que se vuelva a revalorizar la palabra dentro de los vínculos?
- Es exactamente así. Vos sabés que yo soy psicoanalista, no sociólogo, así que por lo general le he escapado un poco a los temas más sociológicos... pero en esta obra hay digamos bastantes de las cuestiones de época, de lo que nuestra época nos impone, de la degradación de la palabra que hay en nuestra época.
Se me ha dado por sumar también a lo psicoanalítico una mirada más general y más social a partir de todo esto que nos ocurrió. Y me parece que la gente lo recibió bien y espero que quede claro con la obra que la palabra es un instrumento maravilloso o fatal...
La palabra (por eso le pusimos "Plena") cuando es plena, es decir comprometida, una palabra que dice de verdad algo de vos, de lo que querés, de cuáles son tus límites, de cuáles son tus deseos... es una palabra que modifica en medio de este mundo que nos convoca a una palabra vacía... es decir, hablar de nada... todo el tiempo hablar de nada, de cosas que no tienen que ver estrictamente con nosotros, con nuestras emociones... eso que se llama "diversión", que es decir "divertirnos", etimológicamente "desviar la vista de lo real".
Y justamente lo que el psicoanálisis te invita es a lo otro, a que al menos por algunos momentos te bajes un poco del ritmo que te impone nuestra cultura y nuestra actualidad, nuestro presente, que te corras de los temas que sí o sí hay que hablar o que hay que pensar porque si no estás afuera de todo, para en cambio mirar hacia adentro y ver qué te pasa a vos. Y que cuando hables, hables desde ese lugar, desde ese lugar de ser vos, no desde alguien que repite algo que ha escuchado, que ha leído y que le pertenece a otro, y que tiene que ver con un mundo que no tiene que ver las cosas importantes que le pasan a uno en su existencia.
Entonces el espectáculo intenta justamente esto: revalorizar el lugar de la palabra en función de que podamos comprometernos con lo que el análisis llama "una palabra plena", ¿plena de qué?, de tu verdad, de tus emociones y de tus deseos.
- ¿Y somos capaces de poder escuchar palabras plenas de los demás? ¿Eso también hay que aprenderlo?
- Sí, es muy difícil. Supongamos que estás en pareja, suponemos que tu pareja te dice algo que solemos preguntarnos si estamos en pareja... "bueno, che, ¿pero me querés?"...
Imaginate que vos mirás hacia adentro, y estás en un momento donde en verdad decís: "la verdad que no lo sé...". Te das cuenta que hay que tener entereza para decirlo y entereza para recibirlo... por que la respuesta automática "sí, sí...", te dicen "te quiero" para que digas "yo también", nada más...
Pero si tu pareja te dice "te quiero" y vos no decís nada... ese silencio es una palabra plena también, porque está diciendo algo de vos... está diciendo "no te puedo decir yo también en este momento"... Bueno, eso puede generar si no estás capacitado para recibirlo, que te enoje, que te deprima, o puede generarte de verdad que de verdad hagas un movimiento y que el otro diga "pará... pará... ¿por qué no estás segura de quererme...?" y te pongas a hablar seriamente de lo que ocurre y a lo mejor puedas rescatar, modificar, cambiar y hacer lo que haya que hacer.... ya sea para que esta pareja vuelva a estar en un lugar de deseo y amor compartido, o para decir "listo, estamos perdiendo el tiempo... ya no va más".
"La palabra plena" te implica un compromiso que va a modificar tu vida, por eso es tan difícil decirlo, y por eso es tan difícil hacerse cargo de recibir "la palabra plena" del otro.
- Gabriel, mencionás el silencio, algo de que no se habla mucho y que tiene una carga muy fuerte en quienes estudiamos comunicación social sabemos de esto... lo que implican los silencios y lo que está pasando en nuestro interior. ¿La gente sabe aprovechar los silencios?, ¿sabemos leer al silencio?
- No, no siempre. Es muy difícil. También como decíamos recién cuando el silencio es una palabra plena. A veces hay silencios patológicos. El silencio del que no puede hablar de sus emociones y entonces se enferma. El que no puede simbolizar lo que siente y lo que le pasa termina enfermando su cuerpo; ese silencio es patológico.
Pero hay otro silencio, que me encanta, que yo lo defino como "el silencio analítico", el silencio del analista es un silencio activo, no es un silencio de "no digo nada porque no digo nada". Es producto de una decisión de quedarse callado; ¿por qué?, porque pensás; potencialmente en el silencio habitan todas las palabras... entonces cuando vos de un modo activo marcás el silencio, estás dejando que el otro -en mi caso un paciente- en su cabeza elija las palabras que él cree que ese silencio puede decir y las ponga en juego... entonces vos ahí trabajás con lo que sale de él, a partir de ese silencio.
Pero bueno, me parece que son silencios difíciles de sostener... el silencio activo es muy difícil de sostener, producto de una decisión... que alguien te diga algo y vos simplemente te calles y lo mires... es difícil de sostener y difícil del otro lado de decodificar y de soportar, porque ahí sí el silencio tiene valor de palabra plena, y es algo muy complicado de poder pronunciar y de poder definir.
- ¿Ves mucho sufrimiento en la gente que no puede expresar sus palabras plenamente, que no puede poner en juego, en discusión, en análisis algo que esté sucediendo a nivel familiar, en el trabajo? ¿Hay mucha gente que sufre por no poder decir?
- Sí, claro, porque hay una máxima en el psicoanálisis que dice que "lo que no se pone en palabras se pone en acto", es decir si vos no le podés decir a tu pareja que estás enojado, ¿qué hacés?... pegás un portazo y te vas. Eso es un acto. Quien no le puede decir a alguien que estás muy molesto, patea una silla, cuando no los más violentos te pegan un cachetazo... En vez de decir quiero discutir con vos, y de ponerlo en palabras, lo ponen en acto.
A veces el acto se vuelca sobre uno mismo y enferma tu cuerpo... eso es lo que conocemos como enfermedad psicosomática, Entonces hay que tener mucho cuidado; hay una enfermedad que se llama lexitimia, que da cuenta de la mayor posibilidad de enfermedades psicosomáticas graves que tienen aquellos que no pueden hablar de sus emociones. Entonces es muy importante darse el momento, el derecho, y tomar el guante y el desafío de poner en palabras todo lo que se siente.
Te ayuda porque cuando vos hablás, de esa manera lo que vos hacés es sacar el sufrimiento del cuerpo, porque vos sacás el sufrimiento del cuerpo y lo ponés en palabras, entonces ya no es sufrimiento, es dolor, y con el dolor algo ya se puede hacer. El dolor se puede trabajar, se puede resolver, se puede simbolizar... el padecimiento no. Eso es lo importante, que vos puedas poner en palabras algo, simplemente para que al empezar a estar eso que te lastima y te hiere en el mundo de lo simbólico, deje de estar en tu cuerpo.
- Y ahí es cuando aparece en el psicoanálisis esta posibilidad de hablar sobre un tema durante mucho tiempo ya hacer el proceso y empezar a concebirlo de otro modo... esto sucede también en la terapia.
- En el psicoanálisis, eso a lo largo del tiempo va perdiendo importancia o se mira de otra manera... Un tema que antes te angustiaba, a veces te saca un enojo breve o hasta una sonrisa; alguien que sonríe por un hecho que hace seis meses lo hubiera depositado en una angustia tremenda, porque el paciente ya lo ha hablado, lo analizado, lo ha simbolizado, lo ha pensado de otra manera, y tiene respuestas muchos más sanas para este tipo de cosas... de eso también se trata el análisis.