Corazones murgueros encendieron el barrio H Yrigoyen

La murga y mutual Arrebatando Lágrimas volvió a convocar una importante cantidad de público, y encendió el "fuego sagrado". El reiterado pedido de alentar, proteger y apoyar la cultura popular. 

Anoche el barrio Hipólito Yrigoyen se volvió a vestir de fiesta y fue puro carnaval y cultura popular. Bien popular, porque varias veces desde el escenario marcaron que sufrieron recortes desde el área de cultura para la décimo tercera edición del tradicional Carnaval de Locura que organiza e impulsa la murga y mutual Arrebatando Lágrimas. 

La consigna por parte del público se cumplió a raja tabla. Fueron muchos los que se acercaron al Centro de Educación Complementaria ubicada en Rufino Fal y Chiclana con sus sillas, reposeras y lonas. Las gradas que prestó el Club Mariano Moreno, también estaban colmadas. 

Familias. El público de este carnaval barrial son familias con muchas ganas de compartir un momento único, que en esta oportunidad, tuvo como centro el fuego sagrado. 

El comienzo, casi una hora después de lo anunciado estuvo a cargo de Salguero Hermanos. Cuánto trabajo, cuántas ganas, y todo el color del samba. Y enseguida, tras la lectura por parte de los conductores del evento de todos quienes hicieron posible el evento, (más allá que el Secretario de Cultura, Bruno Cenizo entre los recortes que ejecutó desde el área incluyó la quita del sonido), la fiesta nunca paró. Fue gracias a todas esas personas y ese impulso "puro pulmón" que el murgón volvió a pintar los corazones de color e ilusión. 

Desde un comienzo Ariel Rodríguez -uno de los referentes de la murga-, remarcó que este reencuentro fue posible a la vacunación masiva contra el Covid. No, la pandemia no terminó pero volvió el carnaval al barrio H. Yrigoyen. Atrás, se hacían unas tremendas hamburguesas y el aroma invadía el lugar. 

Si a vos te late fuerte el corazón, imaginate cómo se siente desde acá

Con esa frase dio inicio el murgón a su presentación. En su mayoría desplegaron a "las mascotas", "el semillero", y se dispusieron los micrófonos para cantar con sentimiento. 

Fue una fiesta, como siempre. La gran cantidad de público no se achicó frente al viento y se sostuvo a los lados de la calle, entre palmas y arengas. Emocionados, como desde hace 13 años. Y con la quema del "mome", el fuego sagrado se llevó todo lo malo y elevó al cielo los deseos de un mundo mejor, más justo, más lleno de amor y con mucha cultura popular. 

                                                                                                                                Romina Reser para El Popular Medios

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