Informe de El Popular Los niveles notables que experimenta Olavarría en el rubro de la construcción, y la reanudación de las fiestas públicas y privadas con el aflojamiento de las restricciones sanitarias, impulsaron el requerimiento de este servicio esencial fuera de casa. Y su uso sigue desnudando viejas carencias educativas.
Los niveles superlativos en la actividad de la construcción, así como la reanudación de las fiestas públicas y privadas, los espectáculos masivos y los eventos familiares con el aflojamiento de las restricciones sanitarias, están actuando como multiplicadores en distintos nichos de la actividad económica. Uno de ellos los servicios, y en específico la demanda de baños químicos.
En una entrevista de otro tenor con "Tato" Covatti (como auxiliar de un rubro que es madre de las industrias), el empresario lomanegrense líder en la región confirmó lo que es algo más una impresión y, a la par de ello, algunos comportamientos de los usuarios con raíces de tipo cultural. La demanda de baños químicos en Olavarría está a tope hoy.
"Sale" todo lo que hay a disposición, y como devolución Covatti recibe los efectos de repuestas arraigadas que parecen difíciles de corregir, no sólo en la Ciudad.
En la Argentina lo que es público pareció siempre dar derecho en sectores de todo el espectro social a incurrir en conductas impunes: romperlo, despilfarrarlo, desmantelarlo o aprovecharse de ello para hacer fabulosos negocios privados.
"Harías con el teléfono de tu casa lo que hacés con el teléfono público", una frase común en las épocas de EnTel (para "millenials", la estatal Empresa Nacional de Telecomunicaciones que liquidó el menemismo en los 90).
"Tratarías a los asientos de tu casa como a los del tren", en los tiempos paralelos de Ferrocarriles Argentinos (peor destino que el de la telefónica estatal). "Colarse" y viajar sin pagar venía en el mismo combo.
Así podrían sumarse unos cuantos ejemplos de las faltas de respeto en el ámbito de lo público.
Pero charla con Covatti empezó por el requerimiento del servicio que viene ofreciendo hace décadas como parte de un informe más amplio.
"No estamos dando abasto con los baños químicos pero, lamentablemente, cada vez que los recibimos muchos de ellos están rotos por la mala conducta de los usuarios" contó Covatti sobre la realidad del negocio.
"La demanda ha aumentado un montón; yo tengo más o menos unas 650 unidades, soy el precursor desde hace 20 años con los baños en el centro de la Provincia, y este último año y medio ha ido a la par con el crecimiento de la construcción. Tal vez tiene que ver el aporte del ProCrear, pero también hay mucha obra privada. En Olavarría se nota muchísimo; es espectacular la cantidad de obras que se están haciendo" celebró.
"Está todo cubierto" añadió Covatti y reveló que necesitó "encargar una partida de baños, porque tenemos otro tema, que es la reanudación de los eventos, de las fiestas familiares y los espectáculos masivos".
"Con el tema de la pandemia la mayoría se habían suspendido, entonces puse todos los baños en obra y me quedé con muy poquitos para las fiestas" señaló.
La provisión es de industria nacional. "En un momento tuvimos una oportunidad de traerlos de México, cuando el cambio lo permitía, pero entre la suba del dólar y que se cerró la importación para privilegiar la industria nacional los compramos en el país" mencionó.
Cada unidad está en el orden de los 100 mil pesos. Su vida útil debería alcanzar a los dos años, pero
"No son nada baratos, el uso es limitado porque se rompen a menudo en obra y lamentablemente lo maltratan mucho. Forma parte del problema de educación que tenemos en la Argentina, porque estoy convencido de que en los baños de sus casas no hacen las cosas que les hacen a los baños químicos" cuestionó Covatti.
"Como hay 'quema - autos', hay 'quema - baños'. Nosotros así perdimos diecisiete en la última fiesta por el aniversario de Olavarría. No sé si se creen que es una broma o son conscientes de la maldad" se preguntó.
"Atravesamos un gran problema, que las compañías aseguradoras no lo toman. Aunque ahora pareciera estar en estudio la cobertura por una de las firmas de nivel nacional" comentó Covatti.
"En las obras se rompen sobre todo por mal trato. Más que nada porque en vez de sentarse en el inodoro saltan sobre él y destrozan una contratapa. Y una vez provocado el daño ya no sirve más el inodoro. Volvemos al tema de la educación: nosotros les aportamos un rollo de papel higiénico, y lo tiran adentro del químico. Después los escriben, los rayan, rompen las puertas" indicó.
Los baños químicos ofrecen más de un modelo: "El básico, que es el habitáculo con el inodoro; y el 'modelo VIP', que viene con porta servilletas, jabonera líquida, lavatorio, dispensers. En estos últimos los daños con que arrancan los lavatorios y se los llevan para la casa; o arrancan un dispenser y los tiran".
"Después volver a poner todo en condiciones requiere mucho dinero y los márgenes de ganancia se han acotado muchísimo, porque los valores por el alquiler mensual en Olavarría están en un cincuenta por ciento de lo que se cobra en la zona o en la costa" marcó Covatti.
Todos los fabricantes de baños químicos los hacen con techos traslúcidos.
La mezcla del plástico, la parte eléctrica en el interior y la inconducta representaría un riesgo que nadie quiere correr.
Covatti ponderó la cuestión sanitaria del sistema: "Antiguamente se hacía un pozo, se ponía cuatro chapas e iba todo a parar a la primera napa, algo totalmente nocivo para la salud y para el medioambiente, y esto no. Se le ha dado con la tecla, porque tiene un proceso y los desechos después van a parar planta depuradora".