El ingeniero Cristóbal Di Lernia brindó un análisis técnico de la situación ferroviaria tras el descarrilamiento del tren en Pourtalé. El docente del área de Ferrocarriles de la FIO repasó algunas causas que pueden incidir en un hecho de estas características.
El descarrilamiento del tren de pasajeros que días atrás se produjo en Olavarría instaló en la agenda nuevamente al sistema ferroviario. El ingeniero Cristóbal Di Lernia afirmó que es posible conocer las causas a través de un peritaje y se explayó un poco más sobre el escenario técnico de un medio de transporte que alguna vez conectó 50 mil kilómetros del país y hoy redujo a menos de la mitad su red ferroviaria.
No es fácil ignorar las vías del ferrocarril al momento de cruzar la ciudad, mucho menos los trenes que las utilizan. Diariamente en Olavarría circulan locomotoras y formaciones que pueden desplazar hasta 60 vagones cargados con piedra y cemento y, con otra frecuencia y menor extensión, trenes de pasajeros/as que se suben o bajan en algunas de las estaciones del ramal Bahía Blanca-Plaza Constitución (CABA).
"El uso de las vías es constante", afirmó Di Lernia, que se desempeña como docente de la carrera de Ingeniería Civil en el área de Ferrocarriles, en la Facultad de Ingeniería de la UNICEN. "Y cualquier condición anormal en la infraestructura o superestructura de las vías puede causar un descarrilamiento, al igual que la velocidad o un efecto desestabilizador que provoque que la rueda choque o se "caiga" del riel", expuso el especialista. "Una vez que eso ocurre no hay posibilidad de detener el tren, por eso cada una de las etapas previas es fundamental", remarcó el docente de la FIO.
Mantenimiento y planificación
Al igual que en infinidades de sectores, la mejor forma para prevenir accidentes está relacionada con la prevención: "Hay protocolos de revisión periódica y mantenimiento programado en la infraestructura, superestructura y en las unidades", detalló el ingeniero Di Lernia, y ejemplificó con las ruedas, que se reparan hasta que llegan a un nivel de desgaste o número de reparaciones que una vez superado, establece su reemplazo.
Por otro lado, tanto para trenes de carga como de pasajeros se establecen velocidades máximas que en caso de excederlas provocan un desgaste que dificulta el mantenimiento, "se rompen las vías de forma más rápida", aseguró Di Lernia.
De hecho, es un factor en sí mismo de descarrilamiento. Si bien hay límites regulatorios establecidos, la velocidad también está determinada por la geografía y el estado de las vías. "Obviamente hay sistemas que controlan la velocidad, hay cámaras, y particularmente el transporte ferroviario de pasajeros tiene el sistema de Hombre Muerto, al que se le sumó después de la Tragedia de Once el llamado Hombre Vivo". Estos últimos son dispositivos que se aplican para controlar que el/la maquinista se encuentre en funciones.
Finalmente, el profesional expresó que "todos los que trabajamos en ferrocarriles tenemos la idea de volver a revalorizarlo como medio de transporte. Sería importantísimo para el país volver a tener las vías férreas que se desmantelaron, no para competir con otros sectores de logística sino porque para trayectos largos es fundamental", consideró Di Lernia.
Y sumó la mirada ingenieril al debate: "Los puertos son un canal rápido y contundente para la salida del país al mercado exterior, pero hoy llegás a un puerto con un tren y no todos tienen tecnología para la descarga. Hace falta una planificación completa del sistema ferroviario. Es importante el mantenimiento, el control constante y la inversión, ya que todo material involucrado tiene vida útil", concluyó.
Con información de la Facultad de Ingeniería de la Unicen