El mandamás del París Saint Germain se metió con todo en el pádel a través de Qatar Sports Investments. Con el presidente de la Federación Internacional y el titular de la Asociación de Jugadores anunciaron una alianza que pretende revolucionar al circuito profesional en todo sentido.
Daniel Lovano - dlovano@elpopular.com.ar
Mucho demoró el mundo del fútbol en salir de su sorpresa desde que el 2 de diciembre de 2010 el por entonces presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, abrió un sobre y extrajo un papel que en su borde superior decía "2022 FIFA World Cup - Qatar".
Un país de apenas 11.500 kilómetros cuadrados (Olavarría y Azul juntas suman 14.330 kilómetros cuadrados), con nula historia y pobrísimo presente en este deporte, se imponía en una sospechosa decisión (teñida por acusaciones de todo tipo) a la candidatura de los Estados Unidos para organizar el Mundial de fútbol que se celebrará a finales de este año.
El secreto está bajo tierra.
Qatar, que antes del descubrimiento del petróleo tenía como soporte de su economía la pesca y la extracción de perlas, posee reservas comprobadas de crudo por 25 mil millones de barriles, lo que permitiría la explotación continua durante medio siglo.
Como si fuera poco, sus reservas probadas de gas natural constituyen aproximadamente el 13 % del total mundial y son la tercera más grandes del planeta.
Parados sobre semejante riqueza, para la familia real gobernante nada es imposible: Qatar 2022 promete ser el Mundial más sorprendente de la historia.
Sobrará lujo y tecnología en un radio no superior a los 40 kilómetros, donde se distribuirán todas las sedes.
Para 2017 se estimaba una inversión cercana a los 200 mil millones de dólares para llevar adelante el evento deportivo más importante del globo, según el ministro de Finanzas del emirato, Ali Shareef Al-Emadi.
Esa cifra, seguramente ha quedado desactualizada.
Ocho recintos en cinco ciudades (Al Wakrah, Doha, Rayán, Jor y Lusail) albergarán los 64 partidos. Siete de ellos partieron desde cero.
El juego inaugural será el 21 de noviembre, en el estadio "Al Bayt", y la Argentina de Messi espera estar en el partido final, que se disputará el 18 de diciembre en el estadio "Icónico" de Lusail, con capacidad para 80 mil espectadores y un costo de 2.105 millones de dólares.
El 10 de agosto pasado los qataríes volvieron a dar un gigantesco golpe de efecto de cara a la próxima Copa del Mundo: la contratación de Lionel Messi por el París Saint Germain que controla Qatar Sports Investments.
El hombre clave en toda esta historia es el jeque Nasser Al-Khelaifi, hijo y nieto de pescadores de perlas, frustrado tenista profesional (llegó a ocupar el lugar 995º del ránking ATP).
De niño compartía los courts con Tamim bin Hamad Al-Thani, seis años mayor, el cuarto hijo del emir Hamad bin Jalifa Al-Thani, por entonces heredero al trono. Hoy es el emir de Qatar.
Con semejante respaldo, los 16.000 dólares de premios ganado en una discreta carrera como tenista se convirtieron en un patrimonio de 16.000 millones de dólares.
El mandamás de PSG (jugador de pádel, además) asistió en noviembre al XV Mundial que se desarrolló en Qatar, donde Federico Chingotto fue pieza central en la selección argentina, aunque la copa fue alzada por los españoles luego de superar en la final al equipo albicelestes 2-0 y un partido por jugar.
En esa semana, entre el 15 y el 21 de noviembre, terminó de tomar fuerza una idea que promete revolucionar el circuito mundial de pádel.
Dos meses y medio más tarde, el pasado 1 de febrero, a Federación Internacional de Pádel (FIP) hizo pública la creación de un nuevo circuito de pádel profesional junto a Qatar Sports Investments, que constaría de 10 torneos este 2022 y el año próximo y se celebraría de forma paralela al circuito World Padel Tour.
El anuncio oficial se dio a conocer en una declaración conjunta del presidente de la FIP Luigi Carraro, del presidente de QSI Nasser Al-Khelaifi y del presidente de la Asociación masculina de Jugadores, el español Alejandro Galán.
El comunicado dice que "el innovador circuito de pádel se basará en un calendario mundial totalmente nuevo, con competiciones internacionales y nacionales, e incluirá cuatro eventos de la máxima categoría (a menudo denominados 'Major'), que tendrán lugar en ubicaciones espectaculares de alrededor del mundo.
"Se han programado al menos 10 torneos para cada uno de los años 2022 y 2023, comenzando con el primer torneo 'Major' en marzo, cifra que aumentará hasta superar los 25 torneos al año en 2024".
El comunicado sostiene que "para impulsar esta transformación del pádel se ha creado una nueva empresa comercial que se centrará en áreas clave como la organización internacional del circuito; un nuevo modelo de negocio comercial, la revisión de los ingresos digitales, de los medios de comunicación, y de los derechos de patrocinio".
"También se creará una marca global nueva y dinámica para el pádel y sus circuitos; la mejora del bienestar de los jugadores, la infraestructura deportiva y el dinero de los premios; y, en general, la revolución del éxito comercial a largo plazo y la visibilidad del deporte".
El vínculo fue firmado por 25 años, hasta el 31 de diciembre de 2047. El primer torneo será entre el 28 de marzo y el 2 de abril en Doha y entregará 525.000 euros en premios.
De este punto de inflexión en la historia del pádel forma parte el olavarriense Federico Chingotto, quien ayer llegó a Miami, donde este fin de semana abrirá su temporada el World Pádel Tour.
El WPT quedó en estado de shock luego de semejante anuncio, y más que su contrato con las estrellas de la elite de este deporte concluye en 2023.
"Estoy al tanto del tema. Conozco algunas cuestiones por arriba, pero sé que está muy metida la Asociación de Jugadores" confirmó anoche el olavarriense desde la península de La Florida en diálogo con este Diario.