Recuerdo Rubén Omar Vazzano había nacido en Olavarría el 9 de noviembre de 1938, hijo de Pedro Vazzano y Leonarda Torrisi y falleció el pasado 20 de enero, a los 83 años. Su abuelo, Salvador, fue uno de los tantos inmigrantes gangitanos, que se asentaron en esta ciudad.
Estaba casado con Adelina Filiberto Rosa. Padre de Sergio y Mónica, padre político de Ricardo y Nora, orgulloso abuelo de Julieta, Florencia y Fiorella y hermano de Daniel.
"Coco" por 25 años fue empleado municipal, donde se desempeñó como Jefe de Catastro Financiero, a la vez que despertaba su interés por el quehacer comunitario, ocupando por muchos años el cargo de secretario de la Sociedad de Fomento Coronel Olavarría.
Por si fuera poco, luego pasó a desempeñar por dos décadas igual cargo en la Sociedad de Fomento Pueblo Nuevo, pese a su permanente residencia en el barrio San Vicente.
También fue integrante durante varias realizaciones, de comisiones organizadoras del carnaval olavarriense.
Mientras trabajaba en el municipio, se vinculó al martillero José Pedro Soldini, iniciándose como boletero en los remates que se hacían los días sábado.
Cuando su hijo Sergio tenía unos trece años comenzó a acompañarlo, y así nació la vocación de quien hoy preside el Centro de Martilleros de Olavarría.
Así es que en 1986, al cumplir los 21 años, Sergio recibe su título de martillero, Coco se jubila como empleado municipal y juntos emprenden el negocio de la compra venta en el tradicional local de Amparo Castro 1580, casi Avenida Pueyrredón.
Desde el 31 de octubre de 1992 Sergio se instala en su actual locación de Avenida Urquiza 1850 y el local de Amparo Castro pasa a ser Compra Venta "El Coco", pero cada sábado compartieron hasta el pasado 3 de diciembre, casi 1800 remates manejados por su hijo y con "Coco" como boletero. Fueron muy especiales y contadas sus ausencias.
Remates Vazzano realizó innumerables subastas a beneficio de diversas entidades de bien público, entre ellas Bomberos Voluntarios, Hogar de Ancianos y Hogar de Niñas, momentos que disfrutaba mucho, porque sabía a qué destino iba el dinero, con la particularidad que al momento tenía en mente el monto global con el que la entidad se beneficiaba.
Otro detalle es que manejaba el ritmo de los remates, tomando un promedio de unos 75 lotes por hora, le iba indicando a su hijo si estaba en el ritmo correcto o debía acelerar, cuando se distraía con algún comentario extenso.
Simpatizante de Racing de Avellaneda y Ferrocarril Sud y aficionado a la guitarra y al folclore, "Coco" fue un hombre de hogar, que compartió con su esposa Adelina y éste estuvo fijado siempre en los límites de San Vicente, donde había pasado a ser uno de los vecinos más antiguos.
Nació en Pringles y Del Valle, al lado de la panadería Balboa, por lo que concurrió a la Escuela 24, fijando domicilios luego en Azopardo y Moreno y en Rivadavia y Cortés.
Al reanudarse los remates presenciales este sábado, su hijo Sergio admite que ya no será lo mismo, pero que su silenciosa pero muy atenta presencia siempre lo acompañará.
"Trabajamos juntos 40 años, se dio al revés, en este caso el padre siguió al hijo. Siempre acompañó mis proyectos y jamás tuvimos una discusión. El domingo siguiente a los remates, estaba parado a las 9,30 horas aguardando por las entregas con el resumen completo y perfecto del remate del sábado, era infalible".
Hombre de trabajo y de valores, la integridad, el sentido de la amistad, priorizado en cada paso de su proficua vida social, la paciencia y comprensión fueron sus estandartes y constituyen el legado hacia su familia, que con mucho dolor y a la vez con orgullo, lo despidieron recientemente.