"Me gusta tomar responsabilidades"

Agustín Brocal

"Toti" se transformó en uno de los referentes de Estudiantes a pesar de su juventud. Llegó desde Villa San Martín en 2014 y se asentó rápidamente, siendo hoy un líder desde su juego, pero también con la filosofía que pregona como deportista.

"Me gusta tomar responsabilidades"

En lo que fue la temporada 2019/2020 de la Liga Argentina se pueden encontrar una serie de protagonistas destacados dentro de la reciente edición de la citada competencia. Actores que estuvieron en los grandes planos por sus desequilibrantes desempeños, algunos como revelación, otros sosteniendo su nivel y otros más elevando rendimientos que ya venían siendo más que distinguidos y respetados. A este último grupo pertenece el chaqueño Agustín Brocal, que habló con Lucas Leiva, de la Web oficial de la Asociación de Clubes de Básquetbol (AdC).

Más allá de ser ficha Sub 23, el "Toti" se convirtió en uno de los jugadores jóvenes más importantes y determinantes de la categoría. Ese pibe de Resistencia que armó sus valijas llenas de sueños basquetbolísticos y que se sumó a Estudiantes en 2014. Tras ser reclutado del Club Villa San Martín, pasó en un par de años a ser uno de los jugadores más importantes de la estructura del Bataraz, donde se pulió en su cantera.

Brocal llegó a Estudiantes con 15 años y se transformó en una pieza vital del proyecto. Hoy con 22 años (nació el 9 de octubre de 1997), este escolta de Resistencia, olavarriense por adopción deportiva, viene sorprendiendo temporada a temporada con rendimientos de altísimo nivel.

Sin altibajos, y con una regularidad muy alta, finalizó su séptima temporada dentro de la institución, desde que el club se encontraba militando en el Torneo Federal. Y en lo personal, creciendo mancomunadamente a la par de la entidad bataraza.

Los números hablan por sí solos: pasó de promediar 4,8 minutos en su primer año dentro de la categoría (2014/2015), a tener 30,4 para la última 2019/2020. Sobra decir que en el medio hay un tema clave de maduración en su desarrollo y obviamente de edad, algo que lo catapultó para ser uno de los referentes claros. Ese protagonismo que fue ganando lo hizo evolucionar hasta convertirse en un líder siendo tan joven, pero con condiciones que claramente puede demostrar noche tras noche.

Quizá en la 2018/2019 dio su mejor salto, pasando de ser una de las alternativas del banco dirigido por el "Lobo" Gustavo Ismael Fernández a tener una explosión. Todo ese rendimiento lo llevó a ser el único jugador de la Liga Argentina elegido para ser parte de un representativo de figuras de la Liga de Desarrollo en un intercambio para participar del Juego de las Estrellas de Brasil en febrero de 2019.

Radicado en Olavarría desde hace ya varios años, donde hoy pasa el aislamiento dedicando su tiempo a entrenar y a estudiar, Brocal habló de cómo se ha ido consolidando con el paso de estos últimos años. Pero por sobre todo, en ese disfrute se encuentra con lo más hermoso: celebrar junto a su mujer Melisa Benito su reciente paternidad tras el nacimiento de Augusto Andrés el pasado miércoles 8 de abril.

-¿El desafío de esta última temporada era sostener el nivel?

-La verdad es que sí, era otro rol el que me esperaba para este año. Tenía que liderar, asentarme, tratar de volver a tener la temporada que tuve el año anterior, y hasta incluso superarla. Es lo que el "Lobo" me pidió y la verdad es que me sentí muy cómodo. Sinceramente, me gusta mucho tomar responsabilidades. De hecho, de chico, cuando era juvenil, miraba mucho a los jugadores que eran líderes. Desde esa edad ya me iba preparando porque sentía que era realmente lo que me gustaba. Me fui preparando para tener esa oportunidad que tuve esta temporada que terminó.

-¿Y cómo asimilaste estos cambios?

-Me sentí muy cómodo. Sentí que estaba llevando muy bien ese papel de liderar, que el equipo iba muy bien, que mi temporada personal iba igualando y superando a la anterior. Siento que realmente estábamos para pelear por el ascenso, porque lo mostramos con el equipo dentro de la primera fase que terminamos primeros, jugando en un gran nivel, con bajas de lesionados y demás, y el equipo siempre pero siempre se sobrepuso a las dificultades.

Escucho a los demás jugadores de los otros equipos y también decían que estaban para pelear por el ascenso, así que íbamos a tener como cinco campeones (risas). Pero la realidad es que esa era la sensación que teníamos en Estudiantes.

-¿Qué ejemplos tomaste?

-Siempre están los ejemplos hacia la Generación Dorada, que aparte de ejemplos son como ídolos. Pero yo siempre pensé y dije que cuando sos joven por ahí tenés que ir más a lo terrenal, ir más hacia con lo que uno convive día a día. Creo que hay que ser inteligentes y mirar los buenos ejemplos que tenés ahí cerca, en el equipo en mi caso, como también mirar y saber cuáles son los malos ejemplos. De mi parte aprendo de las dos cosas.

Hablando de los liderazgos y los tipos de liderazgos, yo pude ver ese tipo de liderazgo silencioso de quedarse a entrenar extra en un momento del Torneo Federal o del TNA de Juancito Levrino, y aprendía mucho viéndolo a él. También del liderazgo motivacional de Juani Mateo en ese entonces. De ir tomando cosas de ese tipo de jugadores que ya tenían toda una trayectoria y que en mi caso les iba sacando todas las cosas buenas y positivas que tenían.

Hay que aprender de todo lo que vas viendo, tanto lo bueno como lo no tanto. Si hay un consejo que se les puede dar a los jóvenes, más allá de lo que se puede ver con la Generación Dorada o lo que observamos con Facundo Campazzo y demás, es que si están en un equipo profesional miren a los cabecillas de grupo y aprendan tanto de lo bueno como de lo malo.

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